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The Creators Project

De Vicente Fernández a Control Machete, la música de Goyito Pérez

El mexicano Erik "Goyito" Pérez habla sobre la música regia y hacerla de seguridad en conciertos antes de ser peleador del UFC.

Es mi orgullo haber nacido en el barrio más humilde

Alejado del bullicio y de la falsa sociedad

yo no tengo la desgracia de no ser hijo del pueblo

yo me cuento entre la gente que no tiene falsedad.

Suena “El hijo del pueblo” de Vicente Fernández en cualquier arena en el que el UFC se presenta, y es sinónimo a la salida de Erik Pérez hacia el octágono. El Goyito Power sale en escena, enmascarado, saltando mientras carga la bandera mexicana y esa energía que conlleva el joven peleador mientras la afición vitorea su entrada.

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“Siempre que salgo con esa canción se me pone chinita la piel y se me salen las lágrimas. ¿Por qué esa canción? Por todo lo que dice. Me identificó y me motiva”, me dice Goyo al hablar de su canción de salida. “Es una canción bastante motivadora para sacar todos mis sentimientos, mi coraje y adrenalina para salir a la batalla”.

Estuve conversando un rato con Goyo, quien ha representado al país en los últimos años en el UFC. Platicamos del hip-hop, el rap, grupos de Monterrey, Nuevo León, y hacerla de seguridad para sus amigos de la colonia que resultan ser músicos.

Sin embargo, durante las últimas semanas, además de estar batallando con una seria lesión, el peleador mexicano ha estado enfrentando una de las decisiones más difíciles para él en los últimos tiempos: pelear con una lesión que impida su desempeño real y que incluso ponga en riesgo su carrera para cumplir el sueño de presentarse en el UFC 180 y frente la multitud mexicana, o ejercer la paciencia y sabiduría que requiere un atleta de alto rendimiento con un futuro prometedor, poner en pausa temporal su entrada al octágono para darse el tiempo necesario, y —como él mismo mencionó— “regresar más fuerte que nunca”.

Ha sido una voz distinta la que he escuchado de Goyo en tiempos recientes, una melancólica y desalentada mientras ha tenido que asimilar la circunstancia que ha “derrumbado” uno de sus sueños. Determinado a seguir adelante, sin embargo, la plática más reciente fue más amena donde la asimilación había avanzado y hablar de música y recordar anécdotas pasadas provocaron varias risas.

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Aunque su sello de entrada es “El hijo del pueblo”, no sólo es la música característicamente mexicana como ésa la que escucha el regiomontano, encontrando influencia en la cercanía que existe entre Monterrey y la frontera estadunidense.

“La verdad me gusta de todo pero yo crecí escuchando hip-hop y rap chicano. Cuando estaba chiquillo, en la secundaria, escuchaba lo que es Cypress Hill, Control Machete y después Fermín IV, y muchos otros”, me seguía platicando Goyo. “La chida era la de ¿Comprendes Mendes? de Control Machete”, recordaba con risas.

“A mí me gustaba mucho Control Machete pero se separó y Fermín empezó a hacer música cristiana. Ahorita me gusta de todo. Lo más comercial de morrillo, en la secundaria, era Control Machete. Era el ritmo chicanón que escuchaba en la colonia”, agregaba Goyo, anunciando algo lógico pues tanto él como los grupos musicales locales formaban en conjunto una generación nueva que experimentaba la mezcla de técnicas combativas por un lado, y la mezcla de ritmos musicales por el otro.

“Ooohh sí, también escuchaba mucho el Gran Silencio… Dueeeerme soñando…”, empezaba a cantar Goyo mientras su memoria hacia labor de ejercer la nostalgia. “¡Ah, estaba bien chida La Verbena [Popular], y Plastilina Mosh salía cuando estaba más chiquito que tenían una canción que sonaba mucho, la de 'Mr. P-M-O-S-H'”, y de nuevo soltaba una carcajada que concuerda con el carácter alegre y sonriente de Goyito.

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Al igual que muchos que crecimos jugando en las calles de la colonia, conociendo a los vecinos entre las travesuras de la infancia hasta las experiencias de ir creciendo hacia la adolescencia donde empezábamos a establecer los gustos y los disgustos, Goyo encontró los ritmos del hip-hop y el rap porque era el ritmo de su colonia.

“Había un grupo ahí que se llamaba Élite de Gangsters. Después en la colonia conocí a mi amigo Payton que producía música en una disquera que se llamaba Top Music Monterrey. Él me empezó a dar más discos de grupos de California, de Texas, de Jazz Latino… Empecé a escuchar esa música y me gustó cada vez más”.

Goyo seguía recordando entre risas: “Todos los grupos de la disquera Top Music tocaban y a nosotros a veces nos tocaba hacerla de seguridad, estar en taquilla y controlar las entradas. A mí me tocó un par de veces. Pero cuando yo peleaba entonces los demás me cargaban la mochila, y la hacían de mis representantes cuando había que hablar por teléfono en vez de que yo hiciera todo. Nos turnábamos los papeles. Cuando el profe Luis [López] luchaba, pues le ayudábamos todos a él”.

Desde la clásica motivación que ocasiona la banda sonora de Rocky para el entrenamiento, hasta los gustos personales para llenar al peleador de energía, Erik Pérez tiene un particular gusto cuando llega la hora de trabajar en el gimnasio.

“Para entrenar soy bastante raro. Soy de estado de ánimo. A veces me gusta escuchar hip-hop, rap, y música en español, pero me gusta entrenar sin canciones y sin escuchar nada. A veces sólo me gusta escuchar nada más mis respiraciones, escuchar cómo golpeo, estar bien concentrado porque al momento de ir a la pelea no va a haber música. Rara vez escucho música entrenando; y en las peleas mi mente siempre está en blanco, y sólo me enfoco en el objetivo”.

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Ahora instalado en el sur de California, cerca de la playa, y balanceando su nuevo campamento de entrenamiento con un nuevo estilo de vida que espera le permitirá dar el próximo salto importante en su carrera como peleador, Goyo ha encontrado un equilibrio renovado que expresa al final y que al igual que el MMA, tendría que fluir conforme cada circunstancia.

“Lo bonito de la música es que puedes escuchar lo que sientes. A veces te sientes contento y puedes escuchar algo alegre. A veces estás un poco deprimido y te acompaña cierta música. Es lo bonito de tener bastantes géneros y bastantes grupos latinos porque también puedes escuchar y entender la música. Depende del ánimo que tengas es el género que creo debes escuchar y la que mejor te acompaña”.

Este artículo fue publicado originalmente en Fightland, nuestra plataforma de la cultura de la pelea.