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Cultură

Algunas personas nos cuentan sus experiencias en peleas callejeras

En un lugar como la Ciudad de México, cualquier rincón se convierte en un ring.

En un espacio de mil 495 kilómetros cuadrados como la Ciudad de México, cualquier rincón se convierte en un ring. Entre callejones, banquetas, calles transitadas, autos, transeúntes y viene vienes, en la capital del país se llevan a cabo decenas de peleas callejeras. Son coloquiales madrizas en las que cualquier insulto, roce de hombros o mirada se convierten en gasolina que prende la pasión de una sociedad que vive con los puños arriba, listos para dar el primer golpe.

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Algunos definen que una pelea es cuestión de orgullo, otros mencionan que "se siente rico recibir los golpes" y sólo unas cuantas personas dicen que se avientan si es estrictamente necesario.

Para conocer por qué algunos adultos responsables deciden agarrarse a madrazos y dejar de lado la civilidad que distingue a los mexicanos, le preguntamos a algunas personas sobre sus experiencias callejeras.

ANÓNIMO. COMERCIANTE DE TEPITO.

VICE: ¿Cuál ha sido tu peor experiencia peleando?
Comerciante: Un 24 de julio de 2010 iba saliendo de trabajar y me balearon afuera de una tienda. Quedé gravemente herido de cuatro impactos de bala de cuerno de chivo; tuve la ciática destruida, me quedé sin talón y con el hueso salido del brazo.

Esa pelea fue callejera, de pandillas, yo no tenía nada que ver en el entierro. Llegué en el momento equivocado y desgraciadamente tuve que ver todo eso.

En otras ocasiones yo empecé las peleas, la guerra campal de todos contra todos, botellazos o acuchilladas hasta llegar al hospital. Las empezaba por estado de ebriedad en ese tiempo, por alcoholizado, por drogado.

¿Te gusta pelear?
Se siente rico. Se sienten bien los golpes, es un dolor rico. Antes peleaba por orgullo propio, por ego también, por ira. Ahora ya no peleo por mi discapacidad, pero antes por instinto, porque me gustaba. Hasta la fecha me gusta pero ya no es lo mismo.

¿Qué piensas de las peleas?
Son buenas porque uno se desestresa y se siente relajado, se siente uno a gusto. Es como cualquier deporte, haces tu deporte que te gusta y ya después terminas bien, satisfecho, y después de un baño más.

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¿Qué consecuencias has tenido por haber participado en una pelea?
Una vez iba en el coche de un amigo que vivía por aquí en Tepito. Él atropelló a una pareja y ellos pensaron que había sido yo y me empezaron a golpear y me mandaron al hospital.

Otra vez me picaron, me dieron 30 piquetes en la pierna por problemas que tuve con gente que luego uno no sabe quiénes son. Los encuentras y quieres ayudar pero están drogados y te pegan y a mí me picaron y tuve que escapar.

¿Lo volverías a hacer?
Si es necesario sí, si no pues uno ya mejor se va.

Fernando Arroyo. Comerciante de Tepito

VICE: ¿Cuál ha sido la pelea que más te ha dejado marca?
Fernando: Íbamos en la prepa y mi hermano más chico en secundaria. Un chavo que iba conmigo molestaba a mi hermano y un día nos empezamos a hacer de palabras, nos peleamos y se echó a correr. Lo pateé y cayo boca abajo en la banqueta y que se troza la nariz y llegó una persona, nos separó y lo auxiliaron y cuando regresó me habían acusado de secuestro, de robo y de vandalismo. Fue un proceso difícil porque además de la pelea, de los daños que le causé a él fueron los daños a mi familia porque tuvieron que ir por mi a los separos, levantarme una investigación y tuvimos que dar dinero para que otorgaran el perdón. Esa yo creo fue la que más me ha marcado.

¿Por qué peleas?
Porque no sé controlarme, soy tan explosivo que cuando me caliento lo único que sé responder en ese momento es con un golpe.

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Si estás con tu familia te va a poder más el orgullo de que ahí están y tienes que demostrar que puedes y que no te pegan.

El control de ira es lo que me falla.

¿Cuáles han sido las consecuencias por pelear?
Las consecuencias de pelearte pues depende de cada persona. Cuando empiezas en el rumbo de las peleas pues ya no lo dejas. Las primeras son las peores porque no sabes bien qué hacer. Si te va bien, es decir, si ganas, entonces vas agarrando valor y seguridad. Sigues en ellas a lo que te va a llevar es que alguna vez te van a sacar una pistola, te van a dar un balazo o un piquete. En una ocasión me picaron. A eso te expones porque no vas midiendo las consecuencias.

¿Dónde creciste tiene que ver en que te involucres en las riñas?
Sí creo que el ambiente te va formando y te forma dependiendo la agresividad o tranquilidad de donde estés, pero definitivamente hay gente tranquila, como aquí en Tepito, aunque la mayoría es agresiva. Lo creo también es algo tan señalado que ya lo tienen que hacer. Terminas demostrando que eres de Tepito y que eres agresivo.

Edgar Arroyo. Comerciante de Tepito

VICE: Cuéntame la pelea que más recuerdas
Edgar: En la que demostré que me sabía defender en la prepa en la UVM estacioné mi carro y éste era de bajada. No le puse el freno de mano a mi carro y cuando salí mi carro estaba arriba de otro y el dueño se puso muy loco y me soltó una bofetada y ahí empezamos a pelear y me tiró de un golpe y cuando me paré nos empezamos a dar. Él media como 1.90 y estaba gordo y me dio otro golpe que me mando al suelo. Me comenzó a gritar que me parara y cuando lo hice le empecé a pegar con todo y al final él se terminó cayendo y fue ahí cuando le paramos.

Al otro día en la escuela yo llevaba tapabocas y él lentes y tapabocas y de ahí ya nos saludábamos.

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¿Por qué peleas?
Un tiempo fue para ganarme el respeto y cuando crecí lo hacía por defensa. Antes si era muy peleonero, me expulsaron de varias escuelas. Era muy agresivo y al final siempre me han ocasionado problemas las peleas. Ahora trato de evitarlas y me ha funcionado pero a veces no me escapo de las riñas. Aunque me ha ido bien en las peleas, he ganado la mayoría.

¿Sigues peleando?
Si no hay otra salida, sí. Es muy necesario pelear si lo haría pero por defensa nada más. Aprendí a tranquilizarme, ahora cuando voy a pelear pienso que tengo sobrinos y familia. Yo me pongo en la mente eso para no hacerlo y las consecuencias de que ahora ya no son peleas limpias.

Marco Beltrán. Peleador de UFC

VICE: ¿Alguna vez te peleaste en la calle?
Marco: Fui mucho de pelearme, desde que tenía quince hasta que tuve como unos 22, eran peleas de calle.

Todas fueron peligrosas, el ambiente en el que me rolé estuvo un poco duro. Es parte del aprendizaje, yo creo que es muy difícil mantenerte fuera de eso en México cuando no tienes el recurso para dedicarte a algo o pagarte unos buenos estudios, para el gimnasio. Yo no tenía a veces ni para eso. Son caros para un adolescente que no trabaja es por eso que mucha gente en México no tiene esa fuga por el deporte, porque no tienen el recurso y usan las peleas como escape.

¿Qué significa en tu vida pelear?
Es una válvula de escape para mi, yo pude centrar lo que me gustaba hacer porque a mi me gustaba pelear, incluso en la calle lo disfrutaba entonces cuando le di el enfoque supe que podía ser algo más que simplemente calle.

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¿Alguna vez te pegaron con algo que no fueran puños?
Si me tocó cadenazos, tubazos, descalabradas.

¿Se puede vivir de pelear?
Claro que sí. Pienso que tienes que sacrificar un montón, después de que fui adolescente y fui un poco loco tuve un momento donde pensé que no era para mi y que no iba a hacer eso, que podía hacer algo más y yo supe que tenía todo para ser lo que quisiera. No pensaba pelear, pensaba en una meta de algo y que lo iba a poder hacer. En la escuela era bueno y lo hacía bien pero hubo un momento donde me di cuenta que pelear me gustaba así como entrenar, me gusta exigirme todo al máximo nivel siempre, el gimnasio era mi segunda casa.

Yo no pensaba pelear como trabajo ni llegar a UFC. Nunca estuvo en mis planes, fue algo que simplemente se dio. Nunca fue mi sueño pero lo que me gusta es pelear, mientras pueda pelear y tenga peleas yo voy a seguir con esto.

Marco prefirió mantener anónimo. Pero puedes ver la galería de Street Fighter de la vida real aquí.

Marco. Funcionario público

VICE: Has estado en tres peleas, de esas ¿cuál ha sido la peor?
Marco: En la colonia Polígonos de Aragón fuimos los de Jardines de Aragón a buscar una reta de basquetbol y pues salió. En el juego se empezaron a calentar los ánimos y de repente de le hacen la falta a un compañero y se empiezan a calentar y se arman los trancazos. Empezó la campal y yo me agarré con un chavo que le decían 'Jarquín' y en una de esas me descuidé y me conectó un codazo tremendo en la quijada y me la fracturó de un golpe.

Me dolió muchísimo, en aquel momento me dejó me safo la quijada y no podía cerrar la boca. Cuando reaccioné estaba en el suelo y empecé a sentir húmedo el oído y sentí que lo tenía lleno de sangre y así fue, del golpe me salió sangre y se me hizo raro y me espanté.

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Ahí fue cuando me percaté que me había lastimado y además no podía cerrar la boca.

Lo primero que hice fue con mi mano derecha jalar mi quijada hacia abajo para acomodarla.

Yo ahorita te lo cuento tranquilo pero en el momento me dolió hasta el alma y pegué un gritote.

¿Volverías a pelearte?
Siempre, siempre que esté en peligro la integridad mía o de un cuate pues siempre le brincaré, es algo normal. A mi no me gusta provocar peleas pero si está en riesgo tu integridad física pues tienes que meter las manos.

Los que piensen que las riñas se acaban al momento de ponerte un anillo en el dedo y formar una familia, están equivocados. No importa si está la suegra presente, el cuñado, la hija o si es medio de la calle, los golpes se presentan y consigo traen un una cruda de dolor, moretones, sangre y en algunos casos una cuenta de hospital. Al que le gustan los golpes, siempre le van a gustar.

Isaías Gallardo. Padre de familia

VICE: ¿Cuál fue tu última pelea?
Isaías: Fue en agosto del año pasado, en el cumpleaños de mi hija. Estábamos en la colonia Portales y cuando llegamos y estacioné mi camioneta recién salida de la agencia frente al salón de fiestas, una señora iba saliendo y me dio un rayón en el auto. En ese momento iba llegando mi cuñado junto con mi suegro y le gritó a la señora que era una pendeja por no fijarse. Quien iba acompañando a la señora se bajó y le dijo que si no se había fijado que el auto tiene placa de persona discapacitada y que ella era mayor de edad. Tuve que meterme para defender a mi cuñado y me enfrenté ante alguien mucho más alto y gordo que yo. Al final nadie ganó y yo terminé con un chichón, sin embargo ver a mi hija llorar no fue algo agradable. Durante toda la fiesta de cumpleaños estuve de malas y simplemente fue algo que me amargó el día.

¿Por qué peleas?
Cuando uno pelea es porque se te hierve la sangre, generalmente ha sido por cuestiones de defender a alguien, a un amigo o a un familiar, porque vienes de mal humor o peleas porque no te sabes controlar en el momento, yo creo que eso es la parte medular. Cuando no tienes la ecuanimidad necesaria para solventar un problema.

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Lourdes Carranza. Estudiante de la Escuela Bancaria Comercial

VICE: ¿Alguna vez te has peleado?
Lourdes: Sí, estaba en primero de secundaria. Todo fue porque la niña que me pegó pensó que me gustaba el mismo niño que a ella, pero yo no sabía de su existencia. A la salida escribió "Lulú Carranza es una puta" en la pared de la escuela y cuando pregunté quién había sido me contaron de ella y la razón que tenía.

Yo sólo dije que no la conocía y que estaba loca cuando me llegó por atrás y me dio el golpe pero a puño cerrado.

¿Te lastimó?
Sólo tenía rasguños en la cara y en los brazos porque me enterró las uñas, pero nada roto ni grave.

¿Qué consecuencias tuvieron?
Luego de la pelea yo le dije a las maestras pero no me hicieron caso, le hablé a mi mamá y se asustó cuando me vio con la playera sucia y la cara roja. Al día siguiente nos suspendieron, según porque yo había provocado la pelea.

Después de unos días, a mi mamá y a mi no seguían unos chavos en bicicletas, hasta que supimos que eran amigos de ella y le avisamos a los policías.

Tres meses más tarde, ella golpeó a otra niña y la expulsaron.

Julieta Jean. Estudiante en la UAM Azcapotzalco

VICE: ¿Alguna vez te has peleado?
Julieta: Con mi hermana tenía entre 9 y 10 años, fue un pleito leve. Me hizo enojar y le aventé el golpe pero fue con las uñas al brazo entonces la dejé arañada. Cuando vio el rasguño me acento una patada y ahí acabo.

¿Qué consecuencias tuviste?
A mí me tocó el regaño más fuerte porque le dejé marca. Obviamente mis papás nos castigaron y el saldo fue una nalgada a cada una, pedirnos disculpas y no poder ver televisión una semana.

¿Te gustan las peleas?
Soy alguien que le huye a los pleitos, sólo esa vez se me pasó la mano. No niego que más de una vez he querido golpear a alguna tipa en la escuela pero no lo hago.

¿Qué opinas de las peleas?
Se me hacen tontas y creo que siempre inician porque una de las dos partes pierde el piso. Jamás me han parecido divertido o bonitas.

@ale_zusa