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Los 'packs' en Facebook son el nuevo porno: casero, íntimo, a veces ilegal

En un mundo saturado de pornografía, los adolescentes de todo Latinoamérica han armado una red para compartir un porno casi demasiado casero.

Ilustración por Sara Pachón.

En un mundo saturado de pornografía, los adolescentes de toda Latinoamérica están volviendo a lo básico. A lo ilegal. A través de decenas de grupos de Facebook los jóvenes más curiosos, que, por lo que pude ver, van de México hasta Argentina, se han organizado para compartir sus packs. A saber: carpetas llenas de fotos y videos de niñas en edad de colegio (o eso parece) mostrando todo.

La milenaria práctica de espiar en el vestidor de las niñas se está convirtiendo en una red de porno infantil, y parece que a nadie le importan mucho las implicaciones éticas y legales.

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La dinámica, explicada de manera sencilla, se trata de lo siguiente: un joven X en, digamos Saltillo, México (que es el país desde el que la mayoría de ejemplos de este fenómeno se origina), se une con un clic a uno de los cientos de grupos para compartir packs que existen en Facebook, y publica algo como lo siguiente:

En unos segundos, los likes empiezan a llegar desde Córdoba, en Argentina, desde Antofagasta, en Chile, desde Caracas, Venezuela, y Bogotá, Colombia. Cuando los likes llegan a la cifra indicada, el joven X publica en los comentarios un enlace a Megaupload, uno de los muchos servicios de nube en internet que fueron diseñados para compartir archivos que son demasiado pesados para un correo electrónico.

A través de este enlace, todos los interesados pueden acceder a una carpeta que contiene fotos y videos de una mujer desnuda, que a veces son capturas de pantalla de shows por webcam, otras el material de actrices famosas, pero su gran mayoría de fotos tomadas frente al espejo del baño, con el uniforme del colegio (o al menos parte de él) y notitas escritas en pedazos de papel con dedicatorias para sus novios. Los niños cierran la puerta y se aflojan el cinturón en Jalisco, Arequipa, Guayaquil y, básicamente, cualquier lugar en el que se hable español y haya una conexión a internet.

Sin embargo, a pesar de que los miembros de estos grupos son, en el 99 por ciento de los casos hombres o niños, también las mujeres andan por ahí, cambiando sus likes por packs.

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Andrea, quien tiene 19 años, hace parte de este 1 por ciento. Andrea se define como "una chica que siempre ha estado rodeada de hombres", y recuerda haber visto fotos como las de los packs desde hace tiempos. "Cuando estaba en la escuela descubrí que los hombres se pasaban fotos de mujeres de nuestro salón sin ropa".

Andrea afirma que le gusta ver packs "por pura curiosidad", ya que en ocasiones ha encontrado en ellos fotos de amigas, conocidas y vecinas, cosa que no sucede con el porno convencional. Para Andrea, tomarse fotos desnuda, con el celular, se ha convertido en "parte de la exploración sexual de los jóvenes", y no hay nada de malo en andar mirando fotos que otras mujeres tomaron para compartirlas con sus parejas.


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El pack puede ser visto en línea y cerrada o descargado para sumarse a otros packs, compilarlos, intercambiarlos, regalarlos. Como las pajas, esta es una cosa que nunca se acaba.

Francisco tiene 19 años y es administrador de una página que difunde decenas de packs a la semana. En realidad, ni él ni nadie sabe quiénes compilan estos packs.

"Supongo que son exhibicionistas que tienen sus propios blogs", me contestó Francisco, cuando le pregunté por las mujeres que aparecen en los packs que su página difunde. Luego le pregunté si, al igual que yo, a él le parece que muchas de estas chicas podrían ser menores de edad. Esta fue su respuesta: "la verdad no te podría decir con exactitud si son menores. Yo miro casi todos estos links para supervisar que no sean algo 'enfermo'. He visto dos que parecen menores de edad, pero confirmé que no lo son". ¿Y cómo verificó Francisco esta información? "Por google", me dijo.

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Según el abogado penalista Jacques Simhon, de comprobarse que alguna de las chicas que aparecen en estos packs es menor de edad, las personas mayores de edad que comparten y descargan estos enlaces (el grupo que administra Francisco tiene alrededor de 100,000 miembros) estarían incurriendo en el delito de pornografía infantil que puede ser perseguido sin importar el país en el que estén.

"Los que están entre los 12 y los 18 son el problema", afirma Simhon, "ellos también son responsables pero bajo el régimen de menores, que varía mucho de país en país".

Le pregunté a Francisco si no le preocupaba meterse en problemas con la ley por descargar pornografía infantil (así sea sin saberlo) y esta fue su respuesta: "Pues yo no descargo CP, entonces no tengo nada que temer al respecto".

¿Cómo que CP? Diego* estudia derecho, tiene 19 años y es miembro de grupos donde se comparten packs hace más o menos un año. Cuando le pregunté a qué se refería Francisco con "CP", me dijo: "Caldito de Pollo". Luego se sinceró conmigo y me explicó que "CP" es una abreviación para "Child Porn" (en inglés, Porno Infantil). Según Diego, por su rareza y carácter clandestino, los packs de CP son los más apetecidos por lo que él llama "el consumidor de packs".

Y a todas estas, ¿Facebook qué? ¿Tumba cuentas y censura posts cuando detecta cualquier cosa parecida a un pezón, pero se queda cruzado de brazos cuando los usuarios convierten una de sus funciones en una red de pornografía infantíl? En realidad no.

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En el año que lleva descargando packs, Diego recuerda haber visto cómo la corporación cierra varias páginas, del estilo de "Secta Mantequilla" o "Secta Doriloca", que se dedicaban a compartir enlaces para descargar carpetas con niñas desnudas.


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Sin embargo, estas páginas nacen tan rápido como mueren: crear una nueva es cosa de cinco minutos y los administradores suelen tener páginas de respaldo listas antes de que cancelen las principales. Además, los usuarios se cuidan de no publicar imágenes pornográficas en la página, solo links que conducen a ellas.

Tomás, quien prefirió no revelar su edad ni nacionalidad, es uno de los administradores de una página que alterna videos, memes y packs. A pesar de que la página había publicado el enlace a un pack minutos antes de comenzar la entrevista, Tomás negó rotundamente que su página comparta imágenes porno o enlaces a ellas.

Cuando le pregunté por una conversación (que él compartió en la página) en la que una mujer le reclamaba por haber subido a la página una foto de ella, Tomás contestó que, en realidad, se trataba de una chica que lo conoce en la vida real y que había puesto una falsa denuncia para extorsionarlo.

Internet, el regalo envenenado de esta generación, ha convertido la curiosidad saludable de mirar qué es lo que está pasando en el baño de enfrente en toda una red para compartir porno ilegal.

Serrano tiene unos cuantos packs, pero no se los va a pasar a nadie. Puro interés periodístico. Ruéguele por acá.