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Cultură

El número de personas a las que te has cogido no significa nada

Un poco de sexo con muchas personas nunca te enseñarán tanto como un chingo de sexo con sólo una persona.

Una vez los tipos de My Chemical Romance, una banda que anunció su separación la semana pasada, trataron de reproducirse conmigo. Nos encontrábamos en un festival de música en una de las pequeñas islas de Venecia, cuando un huracán tiró el escenario principal, dejando a un montón adolescentes heridos. Entre gritos, terror y pánico, las ambulancias aéreas fracasaban en su intento por acercarse al lugar. Yo estaba ahí como periodista, en la relativa seguridad de un camerino prefabricado, con los integrantes de The Killers y My Chemical Romance. Todos estábamos bastante asustados, excepto Gerard Way, el vocalista de MCR. "Bueno," dijo mientras miraba a su alrededor, "como eres la única mujer aquí, si sucede un apocalipsis, estaremos obligados a llevarte a ese closet y volver a repoblar la Tierra". Miré la habitación y vi a ocho rockstars agitados, todos vestidos de negro, preguntándose si saldrían con vida de ese lugar y pensé: "Puedo acostumbrarme a esto".

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Esta semana, una mujer preguntó en la sección de salud del Times si era normal tener 29 años y haberse acostado con 25 personas diferentes. Ella había pasado un buen tiempo soltera mientras todos sus amigos estaban en relaciones serias, así que durante esos años salió en busca de  sexo casual. Ya sabes, lo que hacen las personas normales que no viven en Yemen, porque la piel está diseñada para calentar otra piel, y es mejor que masturbarte en tu casa sobre un charco de tus propias lágrimas. Como sea, esta mujer ahora tenía un novio formal y se sentía un poco nerviosa con respecto a contarle esto o no. El columnista de la sección de salud –una persona sabia y tranquilizadora a la que le pagan por alejar los miedos de toda una nación– le contestó: "No quiero asustarte, pero eso es cuatro veces más que la mujer promedio de tu edad".

Bueno, veamos esto. Primero, esas estadísticas –¿habrán encuestado a alguien que haya estado en Kavos, Grecia?– Ahí seguro puedes fiestear en la playa y cogerte a 25 güeyes distintos en un mes y todavía tener tiempo de sobra para huevonear el domingo. Segundo, cuando mi amigo gay, el cual ama Grindr, dijo que no había tenido sexo en años, realmente quería decir que no había cogido en dos semanas, pero cuando mi amigo heterosexual también dijo lo mismo, resultó que él no había cogido en dos años. Promedios –me cago en ellos.

En tercer lugar, los dos perdieron el punto. Si tu nuevo novio se preocupa por estas cosas, no es porque piense que eres una escoria. Es porque le preocupa que esos 25 cabrones (o mujeres) te hayan enseñado toda una gama de acrobacias eróticas que opacarán sus intentos por satisfacerte y su pito se pondrá triste. Y es por esto que él también perdió el punto de todo, el cual es que no obtienes tu experiencia sexual por coger con diferentes personas cada noche. Obtienes experiencia sexual cogiendo con la misma persona cada noche y descubriendo cada vez más cómo hacer las cosas bien. Un poco de sexo con muchas personas nunca te enseñarán tanto como un chingo de sexo con sólo una persona. En esencia, el sexo casual es basura y 25 parejas sexuales no te enseñarán nada.

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Ok, éste no siempre es el caso, pero leí la carta de esa mujer y tuve una fuerte sensación de saber por lo que había estado pasando durante esos años. Apuesto a que se había estado cogiendo ebria a algunos borrachos, preguntándose cómo es que había pasado otra vez. Leí esa carte e imaginé a sus 25 amantes uno por uno.

Ahí está el número tres, a quien conoció junto a la barra de un bar, al lado de la pista de baile. La cagó cuando le susurró al oído: "¿Puedo dedearte?", pero su barba se sintió bien cuando rozó su mejilla –de hecho se sintió como cuando frotaba la cara contra su calculadora científica en la escuela. Desarrolló un compromiso casi perruno de regresar a casa con él, a pesar de que el deseo sexual se había esfumado y entre más veía su cabeza, más le encontraba parecido con un casco de bombero.

El número seis era conocido como Deepak. Salió tres meses con Deepak, si es que a eso se le puede llamar "salir". Si es que se llamaba Deepak. No nació en la India ni nada parecido, pero decía que sus padres habían sido jipís y que él creció en una comunidad espiritual, razón por la cual no creía en atarse a una sola persona y detener el flujo de amor cósmico que corre por todos nosotros. Seguro se llamaba Dave.

Los números 9, 10 y 11 fueron esa noche en el hostal de Barcelona que no tenía suficientes camas.

Graham, su compañero de trabajo, fue el número 13. Él era discriminado por sus gustos sexuales y sólo quería caerle bien a todos. A veces su táctica funcionaba, ya que ultimamente todos son una maraña de nervios en busca de algo. Se acostó con Graham todas las noches durante una semana, antes de darse cuenta de que no podría volver a hacerlo jamás. Los siguientes dos años los pasó sonriéndole a Graham cuando se cruzaba con él, pero nunca pudo mirarlo a los ojos.

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Mejoró su técnica y luego llegó el número 15. Laszlo era hermoso y acababa de iniciar una carrera como modelo. Ella le decía que no le molestaba que viera a otras chicas. Trató de echar su cabello para atrás, sobre su hombro, mientras lo decía, imaginando que se veían tan bien juntos como el vaquero y la chica que masca chicle.

Los número 16, 17 y 18 eran el que tenía un perro, el que parecía perro, y el que pudo haber mejorado notablemente con la participación de un perro.

El número 20 le mandaba mensajes de texto a las 11 de la noche para que fuera a su casa, lo que tal vez significa que no tenía el valor de pedírselo hasta después de unos tragos, cosa que es un poco dulce. La tercera vez que le hizo sexo oral le preguntó por qué nunca le regresaba el favor. "Creo que no me gustas tanto como para eso", le contestó.

Gary fue el número 21. Estuvieron juntos durante todo un verano en Gales. Cuando despertaron seguía lloviendo.

Al número 24 le gustó tanto que ella lo dejó después de tres semanas. Lo dejó porque se la pasaba diciéndole que se veía bien cuando ella sabía que se veía de la chingada, y que a todos en la fiesta les caía bien cuando ella no estaba segura de eso, y que seguro sería exitosa en cualquier cosa que decidiera hacer en su vida. Pagaba sus taxis y recordaba cualquier cosa que ella decía, por pequeña que fuera. Era un poco molesto.

Así continuó todo hasta que llegó el chico nuevo. Número 26, si es que te interesan los números, cosa que a mí no. Lo que ella quiere ahora es un poco de tranquilidad y no alguien que sirva sólo para frotarse contra tu piel. Que en este mundo de billones, que viven en ciudades repletas de gente donde te cruzas con cientos de personas en tu camino al trabajo antes de haber tomado siquiera una taza de café, sólo 25 de esas personas han tocado bajo su ropa antes de que termine la década. Que Inglaterra es un país frío y cuando alguien te toca, te sientes más cálido. Que somos animales y esto es lo que hacemos, un cuerpo frío en busca de otro. A veces sólo necesitas que el brazo de alguien toque tu espalda, que acaricie tu cuello y rocé tus pechos y se quede ahí por un momento.

Así que querida chica ansiosa, dile a tu novio lo que quieras. Todo lo que él necesita saber es que eres una persona hecha de carne y hueso e historias invisibles. Recuerda, cuando tu pasado llame, siempre puedes mandarlo al buzón de voz. A veces ni siquiera tiene nada bueno que decir.

Sigue a Sophie en Twitter: @headwood