A gozarle con el sonidero

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A gozarle con el sonidero

Y tú pensando que ir a un antro es lo mejor.

Esto es un zapatazo a iniciativas promovidas por las élites empresariales que no quieren hacerse a la idea de que compartir información libremente es lo de hoy. Sonideros en las aceras, véngase la gozadera taconea duro sobre este tipo de restricciones por todas partes: primero, porque este hermosísimo libro editado por Tumbona Ediciones, puede descargarse y leerse gratuitamente aquí. Además, aborda una de las expresiones culturales –en lo que a música refiere– más incluyentes del país: los sonideros.

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Mariana Delgado y Marco Ramírez Cornejo (coordinadores del libro) nos sacan a bailar y nos arrojan al centro de una pista con los mejores: etnomusicólogos, antropólogos, filólogos, sociólogos y los meros invitados: los aclamados sonideros de México y otros países de Latinoamérica.

Con fotografías de Livia Radwanski y Mark Powell, y textos de Lupita La Cigarrita, Francisco Cruces, Ronaldo Lemos, Darío Blanco Arboleda, Cathy Ragland, Jesús Cruzvillegas, Rubén López Cano, Marisol Mendoza, de los coordinadores y testimonios de los sonideros este libro aborda el fenómeno que reúne a miles de personas para tomar las calles en el nobilísimo acto de mover el bote.

En Vice sacamos a bailar a Mariana Delgado para que nos platicara un poco sobre el proyecto.

VICE: Cuando hablamos de sonideros, podemos hablar de pasión, tragedia, fama y mitos. ¿Tienes algún modelo de estereotipo para el artista de sonidero? ¿Y para el público asistente?  

Mariana Delgado: No, no tenemos un estereotipo. Hay muchas emociones: grandes tristezas y grandes alegrías. Pero lo bonito es la diversidad que hay. Es un espacio de tolerancia muy grande. Hay sonideros de todos los colores, por ejemplo, está el Sonidero Discapacitado, hay bailarines sin piernas; hay espacio para los gays, las mujeres, para los punks, hasta para nosotros que - en mi caso- soy una marciana.

¿Qué fue lo que te sedujo del sonidero para dedicarle todo un libro?

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Yo llegué tarde al sonidero. En 2006 me enteré de su existencia lo cual es muy, muy, muuuuuuy tarde. La primera vez que lo escuché lo escuchaba con oídos para armar la programación de un festival de arte electrónico. Cuando escuché y vi un sonidero, en términos de experiencia electrónica, de experiencias expandidas, el sonidero fue lo más radical que yo había conocido. Pensándolo en un campo de arte. Para mí, la primera vez fue amor y entender que estaba frente a algo que no era un fenómeno popular solamente, sino sumamente poderosos y complejos.

Tiene poderes y efectos sobre muchos campos que no son solamente en la clase popular, sino que tienen impacto en las industrias culturales, la circulación y la distribución de la música. Los sonideros dejarán su huella en las estéticas transnacionales y en una larga serie de cosas.

También entrevistamos a La Conga, una institución en el tema.

VICE: ¿Qué se siente tocar para tanta gente?

Pedro Perea, La Conga: Es algo muy bonito, muy motivante. Nos llena de alegría, pero también es una responsabilidad muy grande: hay nerviosismo, mucha presión y el riesgo de cometer errores. Pero es algo que nos llena de orgullo seguir haciendo.

Hay algo sobre bailar en la calle que hace único en su estilo a cualquier evento de sonidero. ¿Cómo es estar ahí?  

Es una cosa como con Pedro Infante, de “nosotros los pobres”. Si uno trae molestias por le tráfico, problemas cotidianos, problemas en la casa y llega uno al baile, en primer lugar la música es un tranquilizante natural, una droga natural porque hace que se nos olviden los problemas. Si a eso le añadimos que el del sonido me identifica dándome un saludo cuando voy llegando, me hace sentir importante. La gente siente bonito que uno le dé ese saludo, se siente identificada por alguien tan famoso, como el del sonido. Eso nos llena de alegría, hace que nos olviden todos los problemas.

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Además voy a bailar, a convivir, me siento tan alegre que se me va a olvidar todo. Cuando salgo del baile salgo cansado de bailar, y contento de escuchar la música, de escuchar mi saludo. Cuando salgo del baile hasta salgo con mi compactito, porque se graba la tocada. Nos gusta que la gente sienta ese tipo de motivación, se le va a hacer un reconocimiento frente a todos.