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Estas son las razones por las que los científicos creen que estamos viviendo en el Antropoceno

A mediados del siglo XX, la Tierra entró en una era geológica impulsada por el ser humano y que continúa actualmente.

«La actividad humana está dejando una huella duradera y omnipresente en la Tierra». Así comienza una de las publicaciones científicas más deprimentes que he leído en mi vida.

Lo que se enumera a continuación en «The Anthropocene is functionally and stratigraphically distinct from the Holocene» (El Antropoceno es funcional y estratigráficamente distinto del Holoceno), un estudio reciente publicado en la revista Science, es una lista de pecados humanos que en conjunto constituyen la prueba irrefutable de que a mediados del siglo XX, la Tierra entró en una época geológica impulsada por la humanidad y que continúa actualmente.

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Desde hace dos décadas, la cuestión de si estamos viviendo en el Antropoceno (la era del ser humano, básicamente) o en una subdivisión del Holoceno, esa etapa que se inició hace más de 11.700 años, ha sido objeto de gran controversia en la comunidad científica. Algunos sectores afirman que el Antropoceno empezó en el momento en que el ser humano descubrió el fuego y empezó a contaminar; otros, en cambio, consideran que sus inicios se remontan a 1610, cuando los colonos europeos comenzaron a dejar una huella clara en el planeta. E incluso hay quien asegura que la humanidad no es capaz de provocar un impacto geológico significativo en la Tierra. Al menos, no por el momento.

Este estudio, publicado el pasado jueves por 24 científicos de renombre del Grupo de Trabajo del Antropoceno (entre cuyos miembros se encuentran científicos del Servicio Geológico Británico, la universidad de Cambridge, Berkeley, las universidades de Nairobi, Harvard, Georgetown, Duke, la Universidad Nacional de Australia, etc.), señala que el Antropoceno se inició a mediados del siglo XX.

Sus autores afirman que, si finalmente obtiene el reconocimiento oficial de la Comisión Internacional de Estratigrafía, «no solo estaríamos ante el nacimiento de una nueva época de la que las sociedades modernas han sido testigos de primera mano, sino que sería el primer periodo que surge como consecuencia de sus propios actos».

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Como ya imaginaréis, la fuerza impulsora de estos cambios la constituyen «el acelerado desarrollo tecnológico, el rápido crecimiento de la población humana y el aumento del consumo de recursos».

Echemos un vistazo a las pruebas.

Impacto sobre los estratos de roca

Los autores del estudio señalan que «los depósitos antropogénicos recientes, producto de la actividad minera, el vertido de residuos, la construcción y la urbanización, contienen la mayor expansión de nuevos minerales desde la Gran Oxidación [hace dos mil millones de años]».

Desde 1950, se ha producido más del 98 por ciento del total del aluminio elemental (un mineral que no se encuentra de forma natural), y en los últimos 20 años se ha fabricado el 50 por ciento del total de hormigón producido a lo largo de la historia. La biomasa del plástico fabricado actualmente tiene un peso igual al de todas las personas que pueblan el planeta juntas; asimismo, «la resistencia al deterioro y la química de la mayoría de los plásticos apuntan a que estos dejarán una huella fósil y geoquímica claramente identificable».

Alteración de las superficies terrestres

Los restos de la mina de Mir, en Rusia. Imagen: Wikimedia

La creación de presas, la actividad minera y los vertederos han «modificado los procesos de sedimentación hasta el punto de que su impacto se manifiesta en depósitos fluviales, lacustres y glaciales que a menudo se encuentran a gran distancia de los puntos de origen». Mientras tanto, la agricultura y la ganadería han transformado innumerables biomas de todo el planeta, y la deforestación de los trópicos vinculada a la construcción de carreteras de montaña está provocando «una erosión significativa de la superficie y corrimientos de tierra».

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Nuevas huellas geoquímicas

La contaminación, la agricultura y el consumo energético (carbón, gasolina, etc.) han provocado que se duplique el contenido de nitrógeno y fósforo del suelo en los últimos 100 años. «Se sostiene que los procesos humanos han tenido el mayor impacto en el ciclo del nitrógeno y que este se prolongará durante 2.500 millones de años». El uso de elementos raros desde la Segunda Guerra Mundial ha dado como resultado un «patrón mundial de dispersión en el medio ambiente y nuevas relaciones estequiométricas», mientras que «desde mediados del siglo XX se ha ido produciendo una dispersión rápida y generalizada de los metales industriales como el cadmio, el cromo, el cobre, el mercurio, el níquel, el plomo y el zinc».

Huellas radiológicas

Huelga decir que, por supuesto, todavía no hemos empezado a sufrir las consecuencias de las pruebas nucleares, las cuales, según los autores del estudio, «posiblemente constituyen la señal antropogénica más generalizada y sincrónica del mundo». Según los expertos, el impacto nuclear podrá identificarse en el hielo y los sedimentos durante un periodo de 100.000 años».

El ciclo del carbono y el aumento del nivel del mar

Los investigadores afirman que el carbono de la atmósfera, que actualmente se encuentra en una proporción de 400 partes por millón, «se emitió entre 1999 y 2010, un ritmo aproximadamente 100 veces mayor que las emisiones más rápidas ocurridas durante el final del último ciclo glacial».

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Pero quizá lo más preocupante sea que, si bien la Tierra debería estar enfriándose debido a su órbita actual en torno al Sol, «el aumento de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero han provocado un calentamiento global anormalmente rápido que ha neutralizado el ciclo climático generado por la órbita del planeta».

Alteraciones en las especies

Los autores del estudio indican que probablemente nos encontremos en las fases iniciales de una sexta extinción masiva, si bien «los índices de extinción y evolución son demasiado lentos y diacrónicos como para que quede una marca biológica evidente al inicio del Antropoceno». En efecto, el planeta sigue estando habitado por la mayoría de las especies que ya existían al inicio del Holoceno. Sin embargo, sí podemos medir el impacto de la humanidad en la Tierra analizando la distribución de las especies: «tanto las poblaciones como la abundancia relativa de las especies se han visto alteradas en todo el mundo», señalan. «Este dato se constata en las últimas décadas, debido a una serie de invasiones de especies sin precedentes geológicos y a alteraciones en la población biológica relacionadas con las actividades agrícolas y la pesca en el mar».

Considerados en conjunto, estos hallazgos «o bien son completamente nuevos con respecto a los del Holoceno y de las épocas anteriores o se encuentran cuantitativamente fuera del rango de variación de las subdivisiones del Holoceno propuestas».

En otras palabras: bienvenidos al Antropoceno, congéneres.

Traducción por Mario Abad.