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Cultură

Lecciones que aprende la gente de sus infames primeros tatuajes

Una gran cantidad de personas se tatúan por primer vez a una edad relativamente joven. No es la mejor idea.
Simon Doherty
London, GB

Rosie Evans y Sam Layzell en MVL Tattoo. Fotos de Paul Jones

Una gran cantidad de personas se tatúan por primer vez a una edad relativamente joven. No es la mejor idea, sin importar cuánto discutas con tus padres el día de tu 16 cumpleaños. Piensa en las otras cosas que hiciste cuando eras un adolescente. Piensa que de adulto no te hubieras pegado con cinta adhesiva una litrona en cada mano, sin poder soltarlas hasta terminarlas. Considera lo siguiente: ¿seguirías usando una de esas carteras que se enganchan a la trabilla del pantalón con una cadena?

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Lo mismo pasa con los tatuajes: ¿Lamentas no haberte hecho un retrato a mano de Steve-O, marcado en tu piel para siempre? ¿O esa cita realmente profunda sobre lo mal que lo pasaste cuando estudiabas en la escuela privada?

La pareja de tatuadores Sam Layzell y Rosie Evans regentan un pequeño y acogedor estudio en Leeds llamado MVL Tattoo. Están totalmente familiarizados con los problemas más comunes de cuando alguien se hace su primer tatuaje, ya que a menudo les piden que cubran decisiones desafortunadas. "Tienes que investigar", dice Evans, mientras tatúa una rata trepando por un cráneo en el brazo izquierdo de un cliente, "asegurarte de que realmente conoces a la persona que te va a hacer tu primer tatuaje. Debes estar bien informado de antemano de las cosas que suele dibujar y de sus capacidades. Tampoco es mala idea ver algunos de las tatuajes que ya ha hecho ese artista".

Layzell asiente con la cabeza. "Sí, a mi no me importaría viajar para hacerte el tatuaje que quieres. Si realmente te gusta el trabajo de alguien, pero vive al otro lado del país, no es tan difícil comprar un billete. Es mejor acudir a una persona que hace el trabajo que sabes que te gusta, en lugar de pretender que tu tatuador habitual lo imite".

"No aconsejaría a nadie que llevara un diseño hecho por él mismo para que se lo tatúen", dice Evans cuando le pregunto sobre algunas de las causas probables del arrepentimiento en un primer tatuaje. "Es como ir a un dentista, después de haber hecho la mitad del trabajo tú mismo. Deja que el artista trabaje en el diseño porque una buena imagen en papel no siempre se verá bien en la piel".

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Tanto Evans como Layzell están de acuerdo —sorprendentemente— en que lo de hacerse un tatuaje cuando estás de vacaciones con tus amigos casi nunca termina bien, no solo porque es muy probable que lleves un pedal cuando decidas el diseño. "Muchas de las cosas que no debes hacer a la hora de cuidar un tatuaje recién hecho las vas a encontrar durante tus vacaciones", explica Evans. "Seguramente nadarás en una piscina o en el mar y tomarás el sol. Además te puede resultar difícil mantenerlo limpio en ambientes de playa o en un bar".

Hasta aquí los consejos de los expertos, pero también estaba interesado en escuchar las historias de personas que decepcionaron a sus madres a una edad muy joven, y escuchar las lecciones que aprendieron al hacerse sus primeros tatuajes.

MACCA, 26

Fue culpa de mi amigo Greg. Los dos teníamos 18 años y habíamos bebido durante el día. Decidimos echar una siesta antes de salir. Me desperté con la mano sobre la cara y enseguida me di cuenta de que tenía escrita la palabra "STEAMER" en la muñeca, pero simplemente parecía que alguien la había escrito con letra normal con un bolígrafo; ni siquiera estaba recta.

Intenté borrarla y entonces me di cuenta de lo que había hecho. No me acordaba de nada. Así que desperté a Greg, y él se acordó y empezó a reír, ya que tenía exactamente el mismo tatuaje. Pasó el mes siguiente en casa con una muñequera para que su madre no pudiera ver el tatuaje.

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Supongo que la lección que aprendí es: no lo hagas borracho. Piensa en lo que estás haciendo, y no te hagas algo tan grande que no lo puedas cubrir.

CEZ, 23

Cuando tenía 18 años, estábamos pasando el rato en un orfanato abandonado. Teníamos un poco de pintura de spray y alguien hizo un dibujo en la pared. A esa edad nos pareció supergracioso y todos empezamos a dibujar esa imagen —un tipo agachado con las pelotas fuera— por todas partes. Nos emborrachamos una noche, y les dije, "Me lo voy a tatuar", y lo hice. Fue muy divertido, pero tengo una hija, ahora. No puedo seguir con este tatuaje.

Mi consejo supongo que sería: piénsalo dos veces. Y si se te ocurre una idea, busca el artista adecuado que sea capaz de hacerlo.

PAUL*, 27

Soy de un barrio donde prácticamente no ocurre ningún delito. Teníamos una broma con mis amigos que consistía en decirle a la gente que formábamos parte de una banda muy chunga llamada "Greenie Posse". Siempre discutíamos quién tenía el estatus de "jefe" del grupo. Cuando eres adolescente, te partes de risa haciendo estas cosas.

Pero bueno, he aquí los hechos que me llevaron a tatuarme una Uzi en el pecho: todos íbamos a Bolton un día porque mi amigo se iba a tatuar. De camino en el autobús, estábamos bromeando sobre lo divertido que sería si todos nos hiciéramos tatuajes de bandas. Entonces les dije, "Bueno, si me hago el tatuaje, sería el jefe de la banda, está claro". Después pensé, "¿Por qué no?" Eso ocurrió hace muchos años y no me arrepiento, pero no estoy contento de haberlo hecho. No podía ir a la playa y no me sentía cómodo quitándome la camiseta.

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Los tatuajes de cachondeo solo son divertidos durante un tiempo. Pronto se acaba la gracia y entonces tú mismo te conviertes en la broma. Imaginaos que fuera a parar a la cárcel ahora: estaría jodido; pensarían que de verdad pertenezco a una banda.

BECKY, 27

Hice el diseño original yo misma: el sencillo contorno negro de un corazón, que quería tatuarme en la muñeca. Todo el mundo se hacía tatuajes durante la fiebre emo de 2007. En ese momento tenía 19 años y pasaba el tiempo en una tienda de tatuajes porque estaba saliendo con el perforador.

Supongo que estaba influenciada por estar rodeada de gente cubierta de tatuajes y al final decidí que tenía que hacerme uno.

Cuando les llevé el diseño me dijeron, "Vamos a darle un toque" para mejorarlo un poco. Estuve de acuerdo. Pero cuando volví una semana más tarde, se había convertido en un diseño negro y rojo con sombra y color. Básicamente accedí porque era joven y tonta y estaba rodeada de estas personas geniales con un montón de tatuajes. Quería formar parte del grupo.

Desde entonces me he sometido a seis sesiones de láser, que duelen como si te apuñalaran con una aguja caliente y te quemaran con aceite al mismo tiempo. Casi ha desaparecido. Si vas a hacerte un tatuaje, cíñete a lo que realmente quieres, y no dejes que otras personas te digan que lo cambies o lo hagas más grande.

*El nombre fue cambiado a petición del sujeto.

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