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Fotos

Los días piratas de Roman Polanski

En el verano de 1976, me pidieron que hiciera unas fotos para la edición navideña de la Vogue francesa. Roman Polanski, Nastassja Kinski y yo nos encontramos en la República de las Seychelles, uno de los lugares más hermosos en los que he estado.

Nastassja Kinski, las Seychelles, 1976

En el verano de 1976, me pidieron que hiciera unas fotos para la edición navideña de la Vogue francesa. Roman Polanski, Nastassja Kinski y yo nos encontramos en la República de las Seychelles, uno de los lugares más hermosos en los que he estado. Muy pocos sitios son exactamente como piensas que son antes de visitarlos. Nueva York es uno de ellos, y las Seychelles, otro. En ese tiempo, el lugar era virgen. Apenas había comunicación con el continente, ya que el teléfono del bar del hotel casi nunca funcionaba. Todo era tan casual que no había ni que vestirse. Todo el tiempo estuvimos en traje de baño y playera. No había un solo turista en kilómetros y kilómetros de arenas blancas. Para la cena, los pescadores locales nos traían algo del botín del día. Nuestras cabañas no tenían ni puertas ni ventanas. Era otro estilo de vida.

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El tema de las fotografías era “Piratas y su tesoro escondido”. Nastassja, en un vestido dorado, hacía de princesa capturada, y un estilista parisino hacía de príncipe azul. Roman blandía una espada de pirata y caminaba a lo largo de la playa buscando la localización perfecta. Dejó su toalla mientras la editora Jocelyn Kargere y los otros se adelantaban.

Se me ocurrió enterrar a Roman en la arena justo como lo hacían los piratas con sus prisioneros en los libros que leí de niño. Roman pensó que era una buena idea… hasta que una gran ola llegó y nos sorprendió. Entró en pánico. Sabía que lo podíamos liberar, pero fingimos no poder hacerlo. Después le dije que tendría que ir al pueblo por ayuda, y él: “¡Cabrón escocés de los cojones, sácame de aquí!”. Nos divertimos mucho.

Casi diez años después de nuestra aventura en las Seychelles, la película Pirates, de Polanski, abrió el festival de Cannes de 1986. Creo que Roman quiso hacer un filme sobre piratas desde que estuvimos en las islas. Cuando, en 1985, fui a fotografiar la filmación, en esta ocasión en la costa de Marruecos, fue todo un déjà vu. De nuevo, hermosos disfraces y espadas. Pero ahora la joven actriz Charlotte Lewis era la princesa; Walter Mathau, el capitán, y Cris Campion el valiente marinero. Tony, hijo de Gregory Peck, interpretaba a un oficial español; Damien Thomas a Don Alfonso, y David Kelly era un viejo pirata. Un galeón anclado lejos de la costa era nuestro set. Unos días después de tomar las fotografías, regresé a Nueva York, dejando atrás, una vez más y hasta nuevo aviso, la fantasía pirata.