FYI.

This story is over 5 years old.

El número de la farándula

Las zambombas más gloriosas del mundo

Kitten Natividad es famosa por sus 110 centímetros de pecho

Kitten Natividad posee uno de los más famosos pares de tetorras de Hollywood. Quizá más conocida por sus 110 centímetros de pecho y su capacidad de correrse mientras hace un striptease, Kitten es una de las legendarias ultra-vixens de Russ Meyer y antigua novia suya. Sabes que tus tetas se encuentran entre las mejores del mundo si Russ Meyer, el auteur supremo del sexploitation, no se cansó de estrujarlas durante quince años. Kitten nació en 1948 en Juárez, México. Tras someterse a un rudimentario implante en los pechos a la edad de 21, se mudó a Los Ángeles, donde inició una carrera como bailarina go-go. Su carrera como stripper la llevó hasta Meyer, quien la incluyó en el reparto de peliculitas como Up! y Más allá del valle de las ultra-vixens.

La agresiva destreza sexual de Kitten ha cimentado su reputación como una de las mujeres más influyentes de la erótica de culto. Entre sus logros se cuentan: desnudarse en la fiesta de despedida de soltero de Sean Penn antes de su matrimonio con Madonna, convertirse en reina del burlesque, actuar en unas cuantas películas porno ochenteras de dudoso valor artístico y protagonizar Eroticise, posiblemente el más chusco y ridículo vídeo de ejercicios jamás hecho. Tristemente, en 1999 le diagnosticaron un cáncer de mama y tuvo que someterse a una doble mastectomía. Animosa, Kitten se ha hecho desde entonces tetas nuevas (otras vez) y dice, “Cualquier tío que diga que no le gustan las tetas de plástico puede irse a tomar por culo”. Yo no podría estar más de acuerdo.

VICE: ¿Cómo era Hollywood en los 70? Viendo películas de esa época da la impresión de que todo era muy diferente.
Kitten Natividad: Era fabuloso. Todo el mundo se metía cocaína, todo tipo de drogas. Ibas a una fiesta y podías oler el nitrato de anilo en el aire, como si fueran unos calcetines sucios. Y muchas orgías. Eran los tiempos antes del SIDA, así que era muy abierto. ¿Cómo conociste a Russ Meyer?
Me lo presentó una amiga con la que trabajaba como stripper, Shari Eubank. Fue la estrella de Supervixens. A Russ le gustaba emplear strippers porque no tenían problema en corretear desnudas. Cuando entrevistaba a una actriz, esta le decía, “¿Tengo que salir desnuda? Puede ser malo para mi carrera, bla, bla, bla”. Así que se dijo, “A la mierda, me conseguiré una stripper”. ¿Cómo lo hacía Russ? Dirigir, quiero decir.
Trabajar con él era estupendo, pero aprovechábamos la hora de comer para follar. Era un salido, un viejo verde. ¿Teníais una relación abierta?
¡Oh, Dios, no! Era muy celoso. Era posesivo y controlador, y por eso nunca me casé con él. Siempre quería ser quien dirigiera: dónde comíamos, lo que hacíamos, todo. Si yo decía, “Voy a ir a visitar a mi madre”, él respondía, “¿Por qué? Me tienes a mí, no necesitas una madre”. Leí que fuiste tú quien le inició al sexo anal y que no le gustó.
No le gustaba, lo encontraba extraño. Creo que a algunos hombres les disgusta porque les hace sentir como si fueran gays. Yo le decía, “¿Te sientes como si te estuvieras follando a un tío? ¿Es eso lo que pasa?”. Era muy convencional. ¿Te has tirado a otros famosos interesantes?
No me gusta ir contando estas cosas, aunque algunos de ellos ya hayan muerto. Um… Tony Curtis, Tom Selleck, que era fabuloso en la cama… Don Adams, que la tenía enorme… ¿Por qué en los años 80 te metiste en el porno?
Porque me había metido en el alcohol. Andaba siempre borracha y no sabía qué hacer. Necesitaba dinero, pero tenía un aspecto terrible. De haberme dedicado al porno, tendría que haberlo hecho cuando tenía mejor aspecto. ¡Fue un desastre! Pero fue parte de mi viaje, así que no me arrepiento. Hice lo que hice. ¿Lo pasaste bien haciéndolo?
¡Era un trabajo muy duro! Mira, para rodar una hora de cinta se necesitan ocho horas follando. ¡¿Quién coño puede hacer eso?! Es doloroso y lo único que quieres es que se acabe cuanto antes, pero entonces tienen que filmarte desde atrás y desde abajo y mover la cama y mover la cámara y tú ahí, jode que te jode. ¿Sentiste que habías perdido parte de tu identidad tras la doble mastectomía?
¡Sí! Es como si una cantante desarrollara cáncer de garganta. ¡Se estaban llevando mi medio de vida! Los médicos me dijeron, “Todo va a salir bien, tenemos que quitarte los pechos pero luego puedes hacerte una reconstrucción”. Y yo respondí: “Entonces no me importa una mierda. ¡Tírenlos por la ventana!” ¿Así que los extirparon y te pusieron unos nuevos como si fueran un par de calcetines?
Sí, pero hice que me los pusieran más pequeños. Cuando son demasiado grandes se hacen incómodos. Como cuando te das la vuelta en la cama y te golpeas tú sola con el codo, o si vas caminando y te das sin querer con una farola. Una puta molestia. Más libertinaje y disipación en la serie de vídeos SLUTEVER, ya en VICE.com.