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Por qué ya nadie habla de ‘Girls’

'Girls' se había convertido en una serie referente del mundo de los millenials, pero parece que con esta nueva temporada ha perdido el gancho.

Todas las imágenes son capturas de pantalla de la serie

Girls ha vuelto durante dos semanas y, por primera vez, su retorno no ha venido acompañado de titulares de indignación ni extensísimos artículos sobre feminismo. No ha habido comidas de culo ni corridas sobre el vientre, ni tampoco hemos podido ver a Lena Dunham jugando a ping-pong a pecho descubierto con un desconocido. En esta nueva entrega, Girls se ha convertido en una serie estereotípica sobre un grupo de amigas en Nueva York. ¿Significa eso que ahora no vale nada? Hablamos con un chico al que le sigue gustando y con una chica a la que no para conocer sus argumentos.

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Hannah Ewens, una chica: Me encanta Girls, pero ya no es tan buena como antes. Al principio me fascinaba porque supo capturar la existencia de la millennial de clase media mejor que ninguna otra serie de televisión. Cada episodio tenía un propósito: desarrollar personajes con sus defectos e idiosincrasias, en un mundo que tanto ellos como el espectador o la espectadora se esfuerzan por comprender. Pero los dos primeros episodios de la nueva temporada no aportaban nada nuevo. Es un caso claro de flanderización (de Flanders, el personaje de Los Simpson que era bastante normal al principio pero que tuvo que llevar su personalidad al extremo de la exageración para poder tener una continuidad en la serie).

Las tramas —el padre gay de Hannah, la nueva relación de Adam, la boda de Marnie— avanzan serpenteando sin que ocurra nada verdaderamente importante. Sí, tienen veintitantos años y poco a poco van arreglando sus cosas; entiendo que no puede ser como antes, pero te quedas con la sensación de que la serie se regodea en la autocomplacencia y parece inacabada. Dunham se ha quedado sin ideas. Creo que hizo lo que quería hacer con Girls y lo hizo muy bien hasta la tercera temporada. Va a haber otra temporada después de esta y no entiendo por qué.

Sam Wolfson, un chico: Creo que Girls puede acabar víctima de su propio éxito. En sus inicios no destacaba precisamente por unos guiones brillantes, pero al menos presentaba personajes que no habían aparecido antes por la tele: jóvenes pobres en lo material pero privilegiados culturalmente que combinaban la búsqueda incansable del hedonismo con las ambiciones más elevadas de llevar unas vidas profesionales llenas de glamur y que realmente no tenían intención de realizar. Conozco a mucha gente así.

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A medida que se desarrollaba la serie, se incorporaban más matices y guiones más inteligentes. No se limitaba a presentar a un grupito de millennials, sino que abordaba las realidades actuales de la vida: cómo un trastorno mental puede llegar cuando menos lo deseas, la aceptación de que todos los trabajos en los medios implican hacer contenido de marca para GQ, lo que se siente al haber dado la patada a tu pareja por aburrida y no ser capaz de recuperarla después de haber echado unos cuantos polvos por ahí… En toda la serie subyace un gran dilema: ¿cuánto tiempo puedes aferrarte a tu sueño y cuándo debes abandonarlo para llevar una vida más ordinaria?

Creo que deberíamos dar un poco de margen a la serie en su recta final y ver qué pasa con esos personajes ahora que todos han sentado cabeza: Marnie con su boda, Jessa con un hombre con el que realmente congenia, Hannah con un trabajo decente y un novio majo aunque un poco soso. Incluso el padre de Hannah, obsesionado al principio con el sueño erótico de conocer a un hombre por internet y viajar a Nueva York para acostarse con él, se enfrenta a la realidad, más anodina, de conocer a un tipo mayor que no coincidía en absoluto con su perfil de hombre ideal y dejarse la cartera en su casa después del encuentro.

No todo puede ser siempre yonquis en rehabilitación o metiéndose pastis en una rave de día. Todos los personajes son cinco años mayores. En algún momento tendrán que bajar del burro y aceptar que probablemente no consigan ser actrices, escritoras famosas o musas.

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Hannah, una chica: Entiendo que han madurado, pero considero que esta nueva etapa podría seguir siendo interesante si se abordara de la forma adecuada. El hecho de que los personajes estén tan definidos perjudica a la trama. Se ciñen a sus características, como si las temporadas anteriores las hubieran inmortalizado. Si hubiera sido una amistad real, habría supuesto la muerte por comportamiento pasivo-agresivo. Ahora los altibajos de sus relaciones parecen demasiado forzados. Me he aburrido de la insatisfacción de sus amistades.

Comparándolo con una serie más fresca, nueva y creativa como Broad City, por ejemplo, Girls se queda en una producción cursi y meramente anecdótica. La escena en la que Adam y Jessa están en la feria, con esa iluminación tenue, es un montaje que parece sacado de una comedia romántica de Matthew McConaughey y que hubieran metido con calzador para convencernos de que el hecho de que estos dos estén juntos no es completamente aleatorio.

Si, como dices, Girls es todo lágrimas, corazones rotos y dolorosos paralelismos con nuestras propias vidas, ¿qué sentido tiene esta última temporada? Sé que solo llevamos dos episodios, pero si termina con que todos acaban arreglando sus vidas, entonces la serie pierde todo su sentido.

Lo que he aprendido de ese último episodio: que hay que tener cuidado con las tapas de plástico que te ponen en el café para llevar, porque al calentarse sueltan bisfenol-A en la bebida y esa sustancia nos mata poco a poco; y que el sirope de agave tiene un índice de glucemia altísimo.

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P. S.: Que conste en acta que odio a Fran.

Sam, un chico: Yo creo que su amistad se está apagando. Aparte de las escenas en las que están todos, como la de la boda o el episodio de la botella de la temporada tres, en la casa de la playa, ya casi nunca salen juntas como amigas. Justo al contrario de lo que pasa en Friends, que siempre están juntos en el mismo salón. Hannah se mudó a Iowa, Shoshanna a Japón, Jessa se casó y se pasó media temporada desaparecida. La vida no se detiene por sus rabietas. A diferencia de otras series, como Broad City, que sugerían que la amistad siempre triunfa sobre todo lo demás, Girls trata de cuatro personajes que cada vez tienen menos en común.

Pero Broad City… Es de lo que estamos hablando realmente, ¿no? ¿Sigue haciendo falta Girls cuando tenemos Broad City, con sus personajes más carismáticos y más momentos de reírse a carcajadas?

No hay duda de que Girls ha allanado el camino a series como Master of None, la nueva incorporación de Netflix, Love, o incluso Transparent. Todas ellas parten del concepto del millennial desubicado y le dan giros interesantes al tema. Lena Dunham y Girls han dado pie a un nuevo género.

Pero ninguna de esas series entiende las minucias de los problemas del primer mundo como Girls. La serie consigue a la vez empatizar con los personajes y burlarse de ellos de una forma que resulta muy graciosa. Broad City trata más sobre encajar los golpes que te da la vida, mientras que Girls se interesa por quién está lanzando esos golpes y qué intenciones tienen con tu novio. Creo que hay cabida para las dos.

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Hannah, una chica: Cierto, ha creado un género, pero yo estoy más a favor de "crear la criatura perfecta y luego matarla". Odio las secuelas, las quintas temporadas y la idea de un revival de Twin Peaks. Para mí, el auge de Girls se produjo en la segunda temporada. Desde entonces, se ha mantenido solo como un culebrón bien filmado.

Dudo que las dos últimas temporadas vayan a aportar algo nuevo y, por otro lado, cada vez hay más series buenas que tratan sobre la experiencia de los millennials, así que no me importará perder de vista Girls. A mí lo que me interesa saber es qué se trae entre manos Lena Dunham ahora. Por su podcast y su boletín de noticias, parece que va a abordar los problemas de la edad adulta y la interseccionalidad de un modo más interesante que con esta serie. Me gusta su narrativa. Simplemente quiero que Girls desaparezca para que pueda dedicar más tiempo a los proyectos en los que lleva ocupada los últimos dos años. Para mí está claro que ella ha pasado página, y yo también quiero hacerlo.

@hannahrosewens

@samwolfson

Traducción por Mario Abad.