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Cultură

Tatuarte el nombre de tu pareja es una pendejada

"Siempre regresan para tapárselos".

¿Cuántas veces hemos pensado que tatuarnos un nombre puede eternizar una historia de amor? El amor es más grueso que el agua, pero la tinta es otra cosa: dura por siempre. Aun si no hay amor. Sobre todo si se acaba. Saber que vas a despertar y verte en la piel el nombre de alguien que te arruinó la vida puede ser una experiencia enajenante.

Esto es lo que piensan algunos tatuadores sobre las pendejadas que llegamos a cometer en nombre del amor.

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GAMALIEL, 26 AÑOS

Es chido cuando estás consciente de lo que te estás tatuando, independientemente de si es el nombre de tu pareja o un símbolo, mientras no haya presión sexual para que te lo tatúes. Tengo el nombre de alguien tatuado pero está debajo de otro. No sólo me recuerda a la persona: más bien fue un momento fuerte en mi vida. Me lo tapé con un lobo old school que me hizo un compa y fue amor con amor, así que no hay mucho problema.

Yo imparto talleres de higiene y prevención de contagio sobre el tatuaje en una cárcel. Las autoridades en general tienen mala opinión de los internos de que se tatúan demasiados nombres. Creo que ahí adentro es una cuestión distinta, en primera porque el tatuaje en esos lugares es ilegal y la única forma de que ellos puedan revelar su libertad es tatuándose y sobre todo el nombre de sus parejas o seres amados. Eso los hace sentirse acompañados. Es una especie de promesa. Como Romeo y Julieta que se obsesionan con que nunca se van a dejar y eso les da ganas para seguir viviendo en un lugar tan siniestro. Pero cada caso es distinto. A veces las relaciones al final confunden un acto de eterno amor con marcar territorio. Se vuelve más bien una cuestión de reto. Ya ni es ir a tatuarse, es irte a marcar, cual res.

JULIO, 26 AÑOS

Tatuarte un nombre es más bien sobre la euforia del momento. Cuando te sientes "enamorado" y quieres marcar ciertas etapas de tu vida. Antes era así. Pero hoy en día a la gente no sé que chingados le pasa: son amores fugaces. Siempre regresan al poco tiempo para tapárselo. De todas formas aunque te lo tapes ahí lo vas a seguir teniendo. Yo no tengo el nombre de alguien como tal, pero sí tengo la inicial de mi novia. También tengo la inicial de mi mamá y de mi hija. La gente se confunde y quiere demostrar ciertas cosas tatuándose un nombre. Lo he visto en varias ocasiones, se quieren poner el nombre de la esposa por complacerla o para demostrar que su relación aún tiene un motivo. El tatuaje no se trata de eso, no se trata de complacer a alguien más, sino a ti mismo.

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He tenido experiencias de gente que viene con sus parejas y terminan haciendo una pelea en el estudio porque la otra persona al final se arrepiente. Como tatuador tratas de orientarlos para que se hagan algo más significativo, pero al final quien se lo quiera hacer, lo va a terminar haciendo. Tengo que hacerlo. Es mi trabajo y es un servicio que no puedo rechazar. Si mi hija se quisiera hacer el tatuaje de un güey, definitivamente le diría que lo piense. Trataría de hacerla entender. En el estudio siempre me preguntan eso, pero lo único que podría hacer es concientizarla de lo que es el tatuaje y contarle yo por qué estoy tatuado. No es una decisión que debas tomar tan a la ligera, aunque la neta conmigo no fue el caso.

EDUARDO, 25 AÑOS

Tatuarse el nombre de alguien ya es una moda y no estoy tan a favor. Yo, como tatuador, de diez que he hago, nueve terminan tapándoselo. Y es muy común. Al mes pueden ser una o dos personas. También vienen parejas a tatuarse pero casi siempre es algo mas simbólico. De por sí están viendo que es muy difícil que una relación dure y no le dan el valor necesario al tatuarse así a lo bestia.

Yo tengo en el brazo el nombre de la mamá de mi hija y me lo hice después de que terminamos. Para mí ella va a estar ahí siempre, de cierta manera, y es la persona que me ha dado lo más cabrón de mi vida, que es mi hija. Entonces sentí que debía darle un espacio en el lienzo, por así decirlo. Cada quien tiene una perspectiva sobre del tatuaje. Para mí es una memoria corporal, no se trata de tener el tatuaje más caro o del vato más cabrón o la pintura mas fancy, sino simplemente un recuerdo. Va a sonar mamón, pero hasta los tatuajes de borrachera los valoro un chingo. Una vez en una borrachera estábamos tatuando a una morra. Era su primer tatuaje y llevó otra amiga que me confesó su amor. Estábamos tan pedos que la morra me preguntó: "¿quieres ver que realmente me tatúo tu nombre?" Y yo diciéndole que no se lo iba a hacer. Ese día tome de todo menos buenas decisiones. Entonces la morra me tatuó su nombre en el brazo y con esa misma aguja ella se tatuó el mío.

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VIRIDIANA, 21 AÑOS

Creo que estoy a favor: lo veo muy romántico, el hecho de sentir todo ese enamoramiento es una de las grandes etapas que al final, si se acaba, al menos lo viviste. Mira, yo no tengo ningún nombre tatuado, igual porque aún no he estado en esa situación, no se cómo sería mi reacción si me enamorara por primera vez y me quisiera poner el nombre de alguien más. Lo que sí es que he hecho un montón de cover-ups. En es parte ya estoy muy en contra. Es como si quisieras tener un hijo y al final dices: "no, ya no". Es absurdo. Alguna vez tatué a una pareja, fueron unas coronas pero los nombres iban abajo, la chica no estaba nada convencida. Al final la relación duró muy poco, se ve que lo hicieron por atarse más y sentirse comprometidos; eran muy inestables. Aparte, el chavo tenía 17 años y la chica más bien parecía su abuela.

DANIELA, 23 AÑOS

Vengo de República Checa, allá comencé como aprendiz. La cuestión de verse el nombre tatuado es tan común allá como acá. Definitivamente no deberían hacer eso. Nunca sabes que va a pasar al final y tatuarse no es un juego. No tengo ningún nombre, Me gustan las cosas más simbólicas: como una pequeña zanahoria. Estoy en contra. No he tatuado nombres en mi vida: yo sí me rehúso, siempre dejo que el trabajo lo hagan otros. Estoy de acuerdo en que si son amigos o familia está bien, pero si es una relación, no creo en que nada sea para siempre, aparte no es sano.

ALEJANDRO, 30 AÑOS

A Britni la conocí en Vancouver, salí con ella un par de veces pero no me peló. Unos seis meses después me la volví a encontrar y la invite a salir de nuevo. A la semana le pedí que me acompañara a hacerme un arete en el pito. Ella se perforó los pezones ese día. Después de salir de ahí me dijo: "Deberías hacerte un tatuaje en el pito", y yo le dije que si, que me iba a poner su nombre, no me creyó y me ardí así que fui con mi tatuadora de allá. Obviamente se negó y me mandó con unos chacas, ellos dijeron que sí, sin pedos. Era uno de esos tattoo shops muy old school. Lo cagado es que para tatuarme me dijeron que tenía que tener una erección en todo momento, y así fue. Creo que la gente se toma muy en serio todo a veces, y ese tattoo justo me recuerda que no hay que tomarse tan en serio las decisiones que tomamos, por más estúpidas que sean. Si tomas las decisiones por ti mismo siempre aprendes algo. Al tatuaje le agregaría unos aliens, tal vez. Todos llegamos a hacer pendejadas en algún momento de nuestras vidas, sólo que a mi me tocó ponerle tinta a mi pito. Al final nada fue tan en serio: a Brinti la corté porque era muy boba y regresé a mi vida normal.