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Cultură

Probé perfumes con feromonas para verme más atractiva

¿Existe algún perfume o menjurje que pueda hacerte ver más buena?

Todas las fotos por Santiago Mesa.

Aunque lo popular es creer que todo entra por los ojos, hay muchos que defienden la teoría de que mucho lo hace por la nariz: lugares, comida, parejas. Las primeras dos pueden ser obvias. La tercera no tanto pero la cantidad de perfumes y jabones que se encuentran para lograr atraer a alguien del sexo opuesto demuestra que la idea de que se puede ligar a punta de olor es bastante popular.

"Amansa guapos", "Pega Pega", "Ven a mí" y "Miel de amor" son los productos favoritos de los urgidos que, en medio de su desesperación, terminan acudiendo a las soluciones que ofrecen las tiendas esotéricas. Para mayor efectividad y mayor economía se puede comprar el paquete de fragancia, rezo y vela, que no sólo te garantiza atraer a alguien, también te garantiza que se quede. El famoso "Atraemos y amarramos".

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Pero en medio de tanto nombre poco confiable y de tanto rezo anunciado en luces de neón, ¿sí sirven? ¿qué es lo que contienen estas sustancias que le resuelve el problema a los que ya se habían dado por vencidos? ¿Existe algún perfume o menjurje que pueda hacerte ver más buena?

Para responder estas preguntas me fui a la Plaza de las Hierbas en Paloquemao, Bogotá, [similar al Mercado de Sonora en la Ciudad de México] donde distribuyen muchos de los lugares que venden los perfumes para el amor. Allá, al lado de los tomates, las papas y el aloe vera, un par de locales venden todo tipo de remedios para tratar los males que aquejan al ser humano contemporáneo: dolores, salud, higiene, dinero, adicciones, autoestima, sexo, etcétera. Y la sección de fragancias dedicadas exclusivamente a las relaciones de pareja es abundante.

Llegué un miércoles a la una de la tarde, hora en que ya toda la plaza está muerta y lo único que sigue abierto son un par de estas tiendas esotéricas. Me fui a la primera, dispuesta a comprar la fragancia más popular, preguntar cuál era su secreto y comprobar si era efectiva o no. El vendedor me ofreció varias, todas a 1.100 pesos [6 pesos mexicanos], excepto la "Miel de amor", que costaba 5.000.

–– ¿Y qué es lo que tiene esto que atrae a la gente?
–– Nada. Eso es sólo fragancia.
–– ¿Cómo?
–– Nosotros las fabricamos a partir de unos extractos de aroma que conseguimos. Y ya, hacemos las fragancias.
–– ¿Y entonces? ¿Cuál es el chiste?
–– La gente los compra y los reza. Eso ya depende de lo que crea la gente. Pero yo sí soy sincero. Una vez una chica llegó a pedirme algo que la ayudara a ligar, y yo le dije: ¿y es que tú no te crees lo suficiente para ligar por ti misma?

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Ahí empezamos mal: no había forma de creer que algo iba a servir si el que lo vendía no creía que servía. Al final, decidí comprarle de todas formas el "Pega pega", una sustancia amarillenta que olía a perfume barato con jabón y que tenía en la etiqueta un pegaso extasiado. Quién sabe, igual y con la fe podía servir. Sin embargo, la idea era encontrar algo que sirviera sin necesidad de rezos ni velas ni autoconvencimientos.

En otra de las tiendas encontré la respuesta: perfume con feromonas. Su uso era más fácil: sólo había que aplicarlo en las muñecas y detrás de las orejas. La parte de las feromonas hacía el resto del trabajo. Sin rezos, ni velas, ni fe. Lo compré, pero el tarro no decía qué ingredientes tenía, más allá de asegurar que contenía feromonas. Además, su intenso color fucsia, sumado al hecho de que los fabricantes eran los dueños de la tienda, me hacía sospechar de la efectividad de la fragancia "Instinto Sexual". Así que después de salir de Paloquemao decidí pasar por una tienda de perfumes y de esencias que vendía unas ampolletas de feromonas llamadas "Atraxxion", cuyo contenido podía aplicarse directamente, pero con moderación, o debía diluirse en una onza de perfume.


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Dispuesta a comprobar si servían o no, me eché un poco del "Instinto Sexual", que por el momento era el más fácil de abrir y aplicar. Olía muy fuerte, como a perfume genérico (nunca he sido muy buena apreciando perfumes) y el chorro fucsia que salió disparado cuando intenté echarme un poco en una de las muñecas me alcanzó para la otra muñeca y las dos orejas. Antes de sentir la lluvia de miradas y piropos, sentí ganas de vomitar por el olor penetrante a pachuli que no se me quitaba de encima. Además de eso no sentí nada más, sólo recibí un par de miradas que seguramente noté por estar vigilando como paranoica si alguien me estaba mirando o no.

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Por ahora no sentía nada distinto, pero la pregunta de si los perfumes y las famosas feromonas cumplían su función o no seguía en pie. Entonces, equipada con mis tres frascos, me fui al consultorio de Sandra Correa, una especialista en evaluación y diagnóstico neurosicológico con experiencia en estimulación cognitiva.

Después de verlos, olerlos y decir que olían muy mal, Sandra dijo: "No. No sirven". La razón, me explicó ella, la tiene la evolución: hay una zona baja del cerebro, donde está la médula y el cerebelo, en la que se regulan las funciones que nos mantienen vivos, como la respiración y el ritmo cardiaco. En esa zona también se regula y se interpreta el olfato. Esta parte del cerebro, me dijo Sandra, la tienen los humanos y los seres vivos más básicos, y es la parte que primero se desarrolla. Los cerebros de los insectos sólo llegan hasta esas estructuras básicas, pero en el caso del ser humano, el cerebro se desarrolló mucho más, y toda la parte que creció por encima del cerebelo desarrolló las habilidades más complejas que nos hacen humanos: la memoria, el raciocinio, la empatía y la conquista.

Como resultado de esto, me explicó Sandra, el olfato en los insectos está muy desarrollado, pues sus cerebros sólo tienen estas estructuras básicas que limitan sus interacciones y sus ciclos de vida a cosas como el olfato y la comunicación a través de feromonas. "Pero el cerebro de los seres humanos es distinto, hemos desarrollado otras habilidades, y el olfato no es una que esté muy desarrollada. Entonces decir que por medio de un olor otra persona se va a sentir atraída hacia nosotras no tiene mucho sentido", me dijo Sandra.

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Aún así, sí hay factores químicos que pueden hacer que una persona se vuelva más atractiva, pero son factores regulados por el cuerpo y que hasta ahora, según me dijo, no se han podido potenciar con una ayuda extra. "Los hombres y las mujeres tienen un ciclo hormonal que en ciertos periodos pueden hacer que se vean más atractivos. Cuando las mujeres ovulamos hay cambios físicos: las mejillas se ponen más rojas, la piel se pone más tersa y el pelo brilla más, y eso atrae. Pero no hay una sustancia externa que pueda provocar estas cosas".

La conclusión parecía ser que ni el "Pega pega" ni el "Instinto sexual" ni el "Atraxxion" sirven. Pero no, según Sandra sí sirven. Y es gracias a la misma complejidad cerebral que hace que nuestro olfato no sea tan bueno como el de los perros.

"Si te aplicas estas cosas, te mentalizas que vas a ligar porque te aplicaste las feromonas, y entonces se desata todo un conjunto de conductas que hacen que seas más atractiva". Eso quiere decir que cuando te echas el "Instinto sexual", ese día te pones tu mejor atuendo, te maquillas, te peinas, etc. y eso hace que te veas más atractiva.

Y aunque yo no tuve tiempo de ponerme mi mejor vestido ni de peinarme, de algún modo el "Instinto Sexual" sí terminó funcionando. Después de que me llevaran por la oficina preguntando si me veía más atractiva o no para poder escribirlo en este artículo, muchos terminaron fijándose en otras cosas: me había cortado el pelo, me había hecho una nueva perforación. Más tarde ese día, varias personas terminaron diciéndome que sí me habían visto más guapa. Probablemente tuvo que ver con la forma en que la pregunta condicionaba a hacerme ver mejor. Qué importa, igual funcionó.

El cerebro tiene trucos para todo.