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Música

Recordando los viejos tiempos de la mutante escena bogotana con Danny Dodge

Cuando Danny Dodge y un centenar de muchachitos invadieron una propiedad en plena Pepe Sierra.

En 1995 si eras parte de la movida alternativa capitalina, te santiguabas nombrando a Los Aterciopelados, a La Derecha y a las 1280 Almas. En aquella época hubo una explosión gigantesca de agrupaciones que consolidaron una escena enrabonada por las circunstancias de lo que constituyó el periodo más oscuro que ha vivido este país, ese periodo pasado por plomo, dinamita y cocaína que llamamos narcotráfico y que hasta la fecha nos estigmatiza.

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Sin miedo a hacerse campo en los estrechos recovecos que ofrecía la Bogotá noventera, estas agrupaciones tocaban ante jovencitos igual de efervescentes. Todo esto sin más pretensiones que hacerles agitar las cabezas, ponerlos a sudar las camisetas y ofrecerles excusas para escaparse de la casa, lugar donde el noticiero se mantenía prendido todo el día restregándoles en la cara el infierno en el que vivían, mientras la mamá no hacía más sino sobar.

Entre esas bandas estaba Danny Dodge. Una banda de culto que nació y murió con su primer disco, Edad Senil.


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Con un punk surferito y un noise pop inevitablemente slameable, resultaba muy cantable la banda. Disparaba tanto en inglés como en español en la voz de Iseult Cortés, que vino de Seattle en ese momento a visitar a su papá.

Aunque no era de discurso esencialmente político, su música hablaba de lo que tiene que atravesar un joven en plena adolescencia: el amor, la calle, los amigos, la vida real. Tal como fue su sonido, libre de pretensiones, fue esta emblemática presentación, que al final resultó más valiosa que abrirle a Soda Stereo en el 95. Sucedió en un roto en la 116, donde por lo menos 100 muchachitos se resguardaron tomándose una propiedad en plena Pepe Sierra, para adecuarla improvisadamente como sala de conciertos, grafitearla con consignas de todo tipo y armar un toque junto a Juanita Dientes Verdes que en el vídeo se ve más que divertido.

Sin más, los dejamos con el momento grabado en Handycam de una banda  que se confunde entre su público y que nos hace pensar de nuevo en los buenos viejos tiempos de la mutante escena noventera bogotana.