Plantas

Si se te mueren las plantas de albahaca que compras en el súper, no es culpa tuya

Cada vez que compras una, juras que esta no se te morirá, pero al cabo de unos días, bofetada de realidad: otra planta mustia más que tirar a la basura.
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Quien se haya expuesto al riesgo de comprar una planta de albahaca en el supermercado sabrá perfectamente de lo que hablo. No hay forma de que las dichosas plantitas sobrevivan, ni al sol ni a la sombra, ni regándolas más ni menos.

Por internet circulan varias teorías conspiranoicas que intentan explicar por que estas plantas se mueren tan repentinamente, por lo general al poco de que las hayas expuesto con orgullo en el alféizar de la ventana. Estas conjeturas atribuyen la culpa al fertilizante, la luz ultravioleta o al hecho de que amontonen demasiadas plantas en cada maceta y estas no puedan enraizar firmemente.

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“De hecho, lo que compras no es solo una planta de albahaca, sino unas 20, que han crecido con luz artificial”, me explica Robby Sallaets, jardinero de vocación.

Sin embargo, todas las teorías apuntan a algún tratamiento especial y al hecho de que, cuando se ponen en los estantes del supermercado, las plantas están en su momento de máximo esplendor, por lo que a partir de entonces empieza un rápido e inexorable declive, al estar programadas para tener una vida muy corta después de compradas. Una condena a una muerte ya establecida que se consumará en tu cocina.

La explicación para esta obsolescencia programada es que dentro de una semana vas a estar en la cola del súper dispuesta a comprar otra planta. A fin de cuentas, cuestan solo un par de euros, aunque a la larga el hobby puede acabar resultando caro. Si la teoría es correcta, con esta técnica los supermercados pueden embolsarse una buena cantidad de dinero poco a poco.



Pedí aclaraciones en el mostrador de reclamaciones del supermercado, y no habían pasado ni 12 horas cuando recibí respuesta (una sorprendentemente sincera, por otro lado): sí, las plantitas de albahaca han sido cultivadas de forma especial y trasplantadas a las macetas en su punto álgido.

Concretamente, las plantas de albahaca no se cultivan para tener “raíces fuertes”, que garantizarían su longevidad, sino porque son “bonitas de ver”, lo que obviamente garantiza que no quede nada de la planta a los pocos días.

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Pedí al vivero que suministra al supermercado más detalles sobre el cultivo de estas plantas. Desde allí me dijeron que la explicación que recibí no era correcta, ya que ellos se esmeraban para cultivar plantas que no solo fueran bonitas, sino resistentes y con raíces fuertes.

“Lo que habrán querido decir en el supermercado es que el problema está en la maceta”, me aclara Stephen Lauwers, del vivero. “En todo caso, las plantas deberían haber absorbido bastantes nutrientes como para garantizar su supervivencia después de trasplantarlas a un recipiente más grande o a un jardín".

Según Lauwers, el problema es que, en la maceta, las plantas no consiguen extraer los suficientes nutrientes de la tierra para su crecimiento: de ahí la importancia de trasplantarla en la tierra.

Sin embargo, Sallaets asegura que tendría que poderse mantener la planta en una maceta, siempre que nos aseguremos de escogerla cuidadosamente en el súper y de trasplantarla a un recipiente más grande, procurando que las raíces tengan suficiente espacio y energía para crecer.

El caso es que, si te quieres ahorrar todos estos problemas, lo mejor es comprar las plantas de albahaca en un vivero o, mejor aún, plantar las semillas y cultivándola tú, de forma que puedas darle el aporte necesario de nutrientes, suelo y agua. De todas formas, es un alivio saber que no somos unos asesinos en serie de plantas.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Italia.