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Copa América Centenario

Copa América Centenario y el futbol en los Estados Unidos

¿Por qué los Estados Unidos organizaron la Copa América Centenario? Un panorama del futbol en el vecino país del norte.
Foto por Rob Kinnan-USA TODAY Sports

En estos días estamos presenciando —en lo que a futbol refiere— un hecho que marca un hito en la Copa América, el torneo continental más antiguo en disputa. La edición especial por los cien años de aquella copa jugada en Argentina, es la primera vez que el torneo se disputa fuera de Sudamérica, fuera de los dominios de la CONMEBOL.

Las ansias de nuevos fondos "frescos" en el invierno del año 2012, mientras se disputaba la final de la Copa Libertadores, llevó a los directivos de la Confederación Sudamericana a comprometerse con esta idea junto a sus colegas de la CONCACAF, pensando en hacer el negocio del siglo (para los sudamericanos, claro está).

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Según se analizó, el propósito de que la Copa se juegue en los Estados Unidos es debido a que "es una oportunidad para reafirmar el espíritu de sus fundadores de extender la geografía deportiva con un lazo de hermandad que signifique progreso en todos sus órdenes", según las palabras que se hicieron saber a través de algunas federaciones.

En tanto, los norteamericanos estando alejados en parte de las encrucijadas vividas en la parte sur del continente, tomaron el desafío de organizar este torneo tan importante, con más historia incluso que la Copa del Mundo y la Eurocopa, para demostrar a la FIFA, una vez más, que está por demás apto para atraer nuevamente un Mundial (como lo hizo en 1994), cosa que se le negó a fines del 2010 cuando se le asignó a Qatar para 2022 y que lucha por tener en 2026.

La tradición de los Estados Unidos no es históricamente rica en este deporte, aunque si es larga. Afiliados a la FIFA desde 1914, participaron en aquel primer Mundial en Uruguay (1930) terminando en el tercer puesto, obteniendo una importante victoria ante Inglaterra en el Mundial de 1950 y después organizando la fiesta máxima en 1994, misma que ganó Brasil gracias a los goles de Romario. Y la copa de futbol más antigua de los Estados Unidos es la actual Lamar Hunt U.S. Open Cup, que bajo el nombre de National Challenge Cup, se originó en 1913. Sin embargo, las primeras ligas nacionales datan de los años sesenta, con una pausa en 1985.

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Foto por Kelley L Cox-USA TODAY Sports

Fue así que tras organizar el Mundial de 1994, dos años más tarde se fundó la actual MLS (Major League Soccer) que genera adeptos día a día, junto a otras tres ligas de menor categoría donde participan equipos de Canadá y Puerto Rico. He aquí el puntapié inicial para el suceso que se vive ahora.

Basta con hacerse a la idea de que el año pasado, la final del Mundial Femenino disputado en Canadá (donde las estadounidenses vencieron a las japonesas) logró una audiencia de casi 23 millones de espectadores.

Y es que el mercado estadounidense es tan amplio que el éxito puede ser repartido en varios deportes, no obstante, primero están los cuatro deportes más seguidos: el futbol americano (NFL), beisbol (MLB), hockey sobre hielo (NHL) y el baloncesto (NBA). Para buena parte de los fanáticos de estos deportes, hay aspectos que no les resulta favorable del futbol soccer: su bajo nivel de anotaciones, que exista la posibilidad de empate (sobre todo un cero a cero), y el hecho de no ser un país líder en este deporte.

En cambio, el gran objetivo del futbol es llegar al cuarto lugar, para lo cual la gran comunidad latina que vive a lo largo y ancho de los Estados Unidos (unos cincuenta millones aproximadamente) quiere ayudar a conseguir.

Con la mayor población a lo largo de todo el continente americano, los estadounidenses logran vender en el futbol local la misma cantidad de entradas que su vecina, la liga mexicana: cerca de ocho millones de boletos anuales, una cantidad para nada despreciable, comparándolo incluso con los siete millones que se venden en Argentina o Brasil. Si a esto le agregamos el futbol universitario, donde hay cada vez más hispanos, estamos hablando de una expansión que podría crecer de manera constante.

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Foto vía Flickr, por el usuario Jimmy Baikovicious

Además la buena locación tanto e hoteles, aeropuertos y rutas, sumado a la gran infraestructura del país, muestran que el país siempre es una opción pronta, lista para cualquier evento. Con estadios grandes, cómodos y con servicios de primer nivel, llevan a las delegaciones deportivas a dejar de extrañar por un rato los problemas que a veces ofrecen sus similares sudamericanos, aún cuando los trayectos dentro de este gran país son muy largos y a veces contraproducentes para los deportistas.

Estos enormes campos de juego, con pantallas gigantes y miles de butacas recibieron grandes contingentes de mexicanos, argentinos, brasileños, uruguayos, chilenos que vivieron la Copa América en la más absoluta armonía, abonando entradas entre 80 y 350 dólares per cápita, aunque en algunos casos tuvieron que soportar el desatino a la hora de los himnos —como el caso de Uruguay y Chile—, o los colores de la bandera —Bolivia—.

Visto todos estos puntos de referencia, geográficos, históricos y de infraestructura, sólo queda responder la pregunta: ¿Fueron los Estados Unidos el país correcto para albergar la Copa América Centenario?

La respuesta depende de a quien le preguntemos, o desde que punto de vista se observe. Los argumentos histórico-geográficos de los habitantes sudamericanos les darían derecho a decir que no, pensando en que pudieron vivir su fiesta mucho más cerca, tal cual sucedió en las más de cuarenta ediciones anteriores.

En cambio, millones de espectadores dispersos en distintas partes del mundo, no tienen ese inconveniente mientras Messi, Suárez, Vidal, Chicharito, James o Coutinho por nombrar algunos, se sientan cómodos a la hora de hacer lo suyo de la mejor manera.

"La pelota no se mancha", dijo alguna vez Maradona, y los estadounidenses tienen en claro que el espectáculo debe continuar.