Esta fotógrafa le ha tomado foto a todo lo que se comió durante siete años
Fotos por Camila Acosta.

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Comida

Esta fotógrafa le ha tomado foto a todo lo que se comió durante siete años

Ya son más de siete mil fotos. Mire el proceso.

Últimamente es costumbre ver personas que, antes de probar un poco de su vino tinto o de desordenar el plato que les acaba de traer el mesero en un restaurante, sacan su celular y suben la foto con tres hashtags. Las personas exasperantes lo hacen muy a menudo.  ¿Pero siempre?  Hacerlo siempre entra en otro nivel, de registro, de rastrear, de totalizar un conocimiento.

Con más de siete mil fotografías de helados, platos de lentejas, arroz y plátano, hamburguesas, perros, arepas, chorizos y cualquier alimento que uno pueda haberse comido en siete años, esta fotógrafa colombiana decidió documentar su vida a través de imágenes de comida, no para mostrarle al mundo su mesa diaria, sino como un proyecto que empezó como una actividad personal que fue creciendo con el pasar el tiempo.

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Su nombre es [Camila Acosta](http://[22:07, 4/1/2017] Camila Acosta VICE: 682 díaswww.camila-acosta.com [22:07, 4/1/2017] Camila Acosta VICE: http://www.camila-acosta.com/682-das/). Tiene 29 años y es comunicadora social con énfasis en producción audiovisual. Su abuela, con Alzheimer, fue su principal inspiración para enfocarse en tomar fotos, pues siempre hablaba de su vida a través de las imágenes que encontraba en baúles guardados. Así, decidió crear bitácoras y seguir estudiando esta profesión en España, luego de trabajar en varias agencias.

Su serie, llamada 682 días —porque quiso crear posters diferentes con esa cantidad de fotos— empezó como una costumbre que se convirtió en bitácora y luego en un proyecto que la ha perseguido hasta el día de hoy. "Hace rato perdí la cuenta de cuántas fotos he tomado de mis comidas, pero pensaría que unas 7.600 (esto teniendo en cuenta que son, mínimo, tres veces al día los últimos siete años)", me contó cuando la contacté por teléfono.

Su afición se convirtió en un hábito que ya es mecánico y que, según ella, ya todos los que la rodean conocen y, sobre todo, esperan antes de probar bocado. También me cuenta que cualquier cosa es digna de su foto y que ya no le importa que los platos no sean estéticos ni estén del todo presentables. Poco a poco cada uno de ellos hace parte de uno de los mosaicos que tienen 50x70 de diámetro.

En los mosaicos, cuando Camila decidió empezar a revisar el archivo que iba completando, se dio cuenta de que cada una de las fotos hacía referencia a un momento de su vida. "Hay muchas fotos con fondos iguales pues lo colores responden a una línea de tiempo también: los individuales amarillos fueron en la casa de mis padres, la mesa blanca fue cuando viví en España y los platos negros fueron de cuando viví en Miami por ejemplo", dijo. Por eso decidió organizarlas de esta manera también.

Para ella, este ritual es su forma de documentar su memoria. "La fotografías me remiten a lugares personas y momentos específicos sólo con la comida y esa también es una forma de crear memoria".

Acá un mosaico.