'Laberinto Yoéme': el documental sobre los problemas de la tribu yaqui con el crystal meth

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'Laberinto Yoéme': el documental sobre los problemas de la tribu yaqui con el crystal meth

"No me pueden matar porque defiendo el aire, la tierra, el agua y la madre naturaleza".

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"No me pueden matar porque defiendo el aire, la tierra, el agua y la madre naturaleza", dijo el jefe de soldados de la tribu Yaqui desde una cama de hospital después de haber recibido seis balazos en las piernas durante un ataque por parte de un grupo de sicarios.

Desde el año 2007, la tribu Yaqui se enfrenta a un fuerte problema de adicción al cristal meth o metanfetamina, resultado de la presencia de cárteles de la droga como el de Sinaloa o los Zetas. Según cuentan las personas de la comunidad, miembros de estos grupos criminales obligan a algunos yaquis vender cristal y muchos de ellos se han vuelto adictos.

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Además de este problema, en 2010, durante el gobierno de Guillermo Padrés Elías —ahora en la cárcel—, se construyó el acueducto Independencia, que ha afectado mucho la vida de la comunidad al quitarles parte importante de sus recursos naturales. El acueducto Independencia desvía 75 millones de metros cúbicos de agua anuales a la ciudad de Hermosillo y a pesar de que entre el año 2011 y 2012 ganaron un amparo y se invalidó el permiso de la SEMARNAT a favor de los Yaquis, no se ha detenido la operación y funciona en estatus de ilegalidad.

Sergi Pedro Ros, director español, conoció a la tribu por casualidad. "Estaba en Cumbre Tajín, a donde fui a presentar mi primer corto. Ahí, les hacían falta fotógrafos y me preguntaron si podía trabajar también. Dije que sí y me mandaron a hacerle una entrevista a los Yaquis. Yo no sabía quiénes eran ni había escuchado hablar de ellos".

Así comenzó la producción Laberinto Yoéme, documental que vincula la problemática del consumo de metanfetamina con el actual despojo del agua en la Tribu Yaqui de Sonora. Platicamos con el director Sergi Pedro Ros y con Amara Segura, integrante del equipo de comunicación para el documental, sobre esta producción con alto contenido estético, social y cultural, que relata la fuerza de un cuerpo colectivo que busca defender la madre naturaleza y la prevalencia de su comunidad en Sonora.

VICE: ¿Cómo se involucraron con los Yaquis?
Sergi Pedro Ros: Me mandaron a hacerle una entrevista a los Yaquis. Yo ni sabía quiénes eran ni había escuchado hablar de ellos. Fui y cuando vi la Danza del Venado me quedé súper abrumado. "Guau, no mames, qué expresión artística tan bestia, tan brutal, tan increíble", pensé. Los entrevisté y nos conocimos. En la noche nos tomamos una chela juntos y el último día nos mandaron a un temazcal con ellos. Ahí, tío, cuando se te sale toda la mierda, uno de ellos pidió la palabra y se puso a hablar: "Yo tengo un problema muy fuerte: soy adicto al cristal [meth]. Vine y no traje nada de drogas porque lo quiero dejar y no puedo. Me duelen los dientes, la cabeza, los huesos y el cuerpo", dijo. Siguió otro cuate suyo y dijo lo mismo. Después otro. De siete que éramos, cinco dijeron que tenían un problema de adicción al cristal. Tenían como 30 años, más o menos. Para mí fue muy fuerte. Si éramos siete y cinco eran adictos, pensé: "hostia, si esto es equiparable a lo que está pasando en la comunidad, está grave la cosa".

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Volví a la Ciudad de México, se lo conté a mi chica y nos pusimos a investigar. De los Yaquis no se hablaba nada.

¿Cómo es la tribu Yaqui?
Son fuertes, guerreros, están armados, tienen ejército, un territorio propio y tienen una autoridad regional. Se rigen por usos y costumbres. Pensé: "Ay, güey, hay bastantes motivos para hacer que caigan drogas por ese territorio". Así empecé a vincular las dos cosas, pensando que había claros indicadores de que el cristal estaba ahí para algo. Los Yaquis son trabajadores del campo, la mayoría.

¿Cuántas personas son en la comunidad?
En cifras muy optimistas son cerca de 30 mil, de los cuales hay un porcentaje muy alarmante de adictos al cristal, que de ser una persona normal, pasan a ser un tipo con la baba colgando y después un muerto.

¿Con quiénes has estado relacionado en la tribu Yaqui?
Con todos. Tenemos muy buena relación. No ha habido nadie que me trate mal. Un día se me ocurrió preguntarle a un anciano: "¿Sabrá mucha gente que estoy aquí?" Me miró, sonrió y dijo: "Más o menos, toda la tribu sabe. Hay algunos a los que no les parece bien, pero en general todos lo entienden".

¿Tienes un personaje principal en el docu?
Sergi: Es un personaje colectivo. Aparecen activistas, soldados, adictos, mujeres, niños, toda la comunidad. La tribu Yaqui es un cuerpo colectivo y esa era la idea para el docu.

¿La construcción del acueducto ha afectado el campo?
Sergi: Sí. Antes sembraban 90 mil hectáreas, ahora siempre menos de 18 mil.
Amara: Son 75 millones de metros cúbicos al año que están desviando a Hermosillo. 600 litros por segundo en cada tubería y son cinco, imagínate.

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¿Cuándo entró el cristal?
En el 2007 y se fue para arriba. Todos estaban consumiendo cristal, desde niños, hasta personas mayores. Me puse a pensar si el problema con el agua estaba relacionado con el problema de adicción.

¿El problema de adicción ha afectado a toda la comunidad?
Sergi: A todos.
Amara: El del cristal empezó en 2007 y aumentó en 2010, cuando comenzó, en paralelo, la lucha por el agua. Que, de hecho, en un Vive Latino, Café Tacvba les dio cinco minutos de su concierto para que miembros de la tribu Yaqui entraran al escenario y leyeran una carta, hablando de todo lo que está pasando en Sonora. Ellos mencionan en ese concierto que la tribu Yaqui, por la vía legal, ya ganó que se desmonte el acueducto, que no opere más. Legalmente. Pero nadie hace caso a eso, por lo que el acueducto y la desviación de recursos sigue en pie. Ya son cinco años que están luchando contra la ilegalidad del acueducto.
Sergi: Ellos han llevado tres luchas: la acción legal, la acción directa y la lucha armada. La legal la han ganado toda. Hasta liberaron dos presos políticos yaquis. Pero la tienen muy jodida.

¿Cómo combaten esto?
Sergi: Para mí es el mensaje más poderoso del documental. Están los soldados. Al jefe de soldados lo balearon unos sicarios con un cuerno de chivo. Lo balearon cuando iba en su auto. 35 impactos le cayeron al coche y a él le dieron seis en las piernas. Él alcanzó a salir del coche junto a su pistolero, dispararon y parece ser que alcanzaron a herir a uno. El jefe de soldados me dio una entrevista desde la cama del hospital. Casi pierde las dos piernas y me dijo: "No me pueden matar porque estoy defendiendo el aire, la tierra, el agua, la madre naturaleza". Este animal, el Bobok, es el Bufo Alvarius, un tipo de sapo que contiene uno de los enteógenos más potentes del mundo: la molécula de Dios, que es la que crea la vida. Los ancianos Yaquis siempre han conocido el poder el sapo y lo han tenido muy guardado. De hecho ahora muchos no querían que el sapo saliera a la luz porque es algo muy interno, cuentan que los ancestros sí se comunicaban con él. Ahora hay una curandera que está limpiando el síndrome de abstinencia a través del sapo.

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Amara: Lo que ellos hacen, que es muy interesante, es acercarse a su cultura para alejar la metanfetamina. Ellos tienen un elemento externo muy potente, que es el cristal, y quiere generar individualidad en un colectivo. Ellos son un colectivo, cosa que nosotros no entendemos en el mundo moderno. Todo es "yo, yo". En lugar de separarse por la adicción, hacen lo contrario: primero, no sacan a nadie por ser adicto. Segundo, se meten todavía más profundo en su cultura a buscar respuestas en el interior de ellos.

Sergi: Encontraron una respuesta muy fuerte, que es que, en su mito fundacional, hace miles de años no existían los Yaquis. No había nada en esa zona. No había agua, estaba completamente seco. Los animales querían traer el agua y después de varios intentos, un álamo viejo y sabio, le dijo al sapo: "Tú vas a tener que traer el agua. Ve, habla con Dios y trae agua". El sapo —que ellos llaman boboc, y es un animal endémico del Desierto de Sonora que vive hasta 60 años— se fue y trajo el agua. Cayó un diluvio que creó el Río Yaqui. De ahí, unos animalitos blancos crecieron, se hicieron fuertes, rojos y vigorosos y se convierten en los Yaquis. Por eso es tan importante el Río Yaqui para ellos. Es el río del que nacen. Ellos están ahí para cuidar el Río Yaqui porque tienen clarísimo que cuando el río desaparezca, ellos desaparecerán. Porque gracias a él, ellos existen.

Este animal, el boboc, es el Bufo Alvarius, un tipo de sapo que contiene uno de los enteógenos más potentes del mundo: la molécula de Dios, que es la que crea la vida. Los ancianos Yaquis siempre han conocido el poder el sapo y lo tenían súper escondido. De hecho ahora muchos ancestros no querían que el sapo saliera a la luz porque es algo muy interno, pero sí se comunicaban con él. Ahora hay una curandera que está limpiando el síndrome de abstinencia a través del sapo.

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¿Y funciona todas las veces?
Sergi: Sí, está resultando muy efectivo. Ellos pueden volver a consumir, obviamente, pero lo que no tienen, que es lo más importante, es el síndrome de abstinencia. El problema de un adicto es que pierde su libertad al tener que consumir algo para poder sentirse bien. Si alguien pudiera decidir no hacerlo más y listo, no habría problema. Lo que hace el sapo es quitarles el síndrome. Ya no les vuelven a doler los dientes o los huesos por no consumir. Si ellos quieren volver a hacerlo, como ha pasado en algunos casos, ellos lo vuelven a hacer, no se trata de que dejen de consumir cristal, se trata de que no sean esclavos de la droga.

¿Platicaste con algún funcionario del gobierno?
Sergi: No. Para mí esto es una película sobre Yaquis, donde yo, nunca, nunca jamás, quise darle un minuto de pantalla ni un minuto de protagonismo a nadie del gobierno. Sé que es muy viable para un documentalista tener esa parte también, pero a mí no me interesa. Yo quiero ver qué está pasando con la tribu Yaqui, qué están viviendo y qué están haciendo con esto. Además, a nivel narrativo me parece interesante no ir a ellos. Es que no son sólo ellos los verdaderos culpables. No es el gobernador de Sonora el único culpable. Sólo es una de tantas cabezas visibles. Padrés está en la cárcel, ¿y qué? La droga sigue llegando. Aunque entreviste al mero jefe de la mafia, ¿qué? Mañana habrá otro cártel. No es una cosa de una persona, un cártel o un partido político, es una cosa más sistemática. Está mucho más para arriba y mucho más invisible.

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¿Los Yaquis cómo ven la situación a futuro?
Sergi: Es muy interesante como lo ven porque ellos dicen: "Alguien de nuestra tribu puede ser un alcohólico o drogadicto, pero nunca dejará de ser de la tribu Yaqui", y eso está brutal. Porque al contrario que muchas personas que se alejan, ellos no, ellos lo integran más. No los dejan solos.
Amara: El objetivo de este proyecto no es hacer acusaciones porque eso ya existe, ya se sabe. Todos lo sabemos.
Sergi: Exacto. Yo no quiero hacer una peli que diga que el gobierno es malo porque creo que el mensaje se diluye.
Amara: La idea es decir: "Pasa esto, ésta es la situación y el problema continúa" y no sólo con los Yaquis, sino con tribus de todo el mundo. Pero también queremos decir: "Podemos hacer algo".
Sergi: Ellos dicen que lo que les está pasando le puede pasar a todos. Es necesario que se vea.

En el peor de los casos, ¿qué pasará con los Yaquis?
Sergi: Si no tienen agua y el agua que tienen para tomar está contaminada, los niños y la gente se están enfermando por eso y además hay un montón de droga, ¿a dónde va? Es obvio. Desaparecerán como tribu. No podrán sostener sus tradiciones, su ejército, o al final estarán muy drogados. Eso es lo que puede pasar. El camino va por ahí.

¿En qué van del docu?
Sergi: Ya lo filmamos y estamos en el proceso de edición, a punto de terminarlo, y vamos a entrar a la post producción. Por eso necesitamos la pasta.

Ya ganaron festivales, ¿cierto?
Sergi: Ganamos el Festival de La Habana como proyecto latinoamericano. En Guanajuato ganamos, dos menciones honoríficas; LCI Seguros nos puso el seguro de filmación y Mantarraya nos quiere distribuir.

Pensando en qué todo salga bien y se junte el dinero, ¿qué sigue?
Sergi: Vamos a terminar la postproducción y la idea es agarrar la ruta de festivales. Me encantaría estrenar en Guadalajara y hacer la Gira Ambulante. También me gustaría mucho que a nivel internacional se viera en Rotterdam, estaría bien.

¿Tu visión como extranjero influyó de alguna manera?
Sergi: La subjetividad está latente todo el tiempo. La tribu Yaqui es una comunidad oprimida. Yo vengo de una nación en constante lucha existencia, identitaria y cultural, que es el País Valencià o Països Catalans. Tengo mi lengua materna, que no es el castellano, que ha estado prohibida desde hace 300 años. Hasta loa 80 y durante la dictadura franquista estuvo totalmente prohibida. En ninguna institución pública se podía hablar el valenciano porque te metías en problemas serios. En los 90 empezó por primera vez a estudiarse en las escuelas gracias a que la gente la ha estado defendiendo mucho. La policía todavía hoy dice que le hables en cristiano. Por ahí me vinculo yo, porque me di cuenta que tenemos problemas identitarios similares. A pesar de la distancia, tenemos esa bronca de estar luchando por nuestra identidad. Más que venir a un país, que no es el mío, a decir: "Aquí todo funciona mal", me vinculo con lo que ellos tienen que luchar.