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Drogas

Por qué las mujeres consumen menos drogas que los hombres

Se acentúa la división de géneros respecto al consumo de drogas: las mujeres de hoy son menos proclives que los hombres a consumirlas, respecto a 1996.
Max Daly
London, GB

Foto superior: una mujer muestra cómo logra entrar drogas a un festival escondiéndolas en el sujetador. Foto: Michael Segalov

A un ritmo lento pero seguro, las mujeres avanzan en la lucha por la igualdad de géneros, tanto en el ámbito de los salarios como el de los derechos civiles o el de las enfermedades hepáticas. Pero existe un aspecto en el que todavía existe una marcada diferencia entre ambos géneros: el consumo de drogas ilegales.

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"Soy la única de mis amigas más cercanas a la que le encanta tomar drogas", me asegura Emily, asistente de publicidad de 25 años de Surrey. "Me gustaría poder colocarme con ellas, pero no es fácil encontrar a chicas que estén dispuestas, porque no les va tanto como a los chicos que conozco. Mis amigas nunca se vendrían conmigo a un apartamento de Airbnb a pasar un fin de semana de cuelgue, así que tengo que conformarme con ir con los chicos. Siempre he sido la rara".

En 2017, pese al auge del feminismo, la mayor aceptación del consumo de drogas y el aumento del número de mujeres que admiten abiertamente que las consumen, los hombres siguen estando a la cabeza en este aspecto por un margen considerable. Y este dato es válido en todo el mundo.

En el Reino Unido, durante el año pasado, las mujeres fueron entre dos y tres veces menos proclives que los hombres a tomar cualquier tipo de droga. Curiosamente, esta brecha de género no ha hecho más que ensancharse durante los últimos veinte años: respecto a 1996, las mujeres de hoy son menos propensas a consumir que los hombres. ¿A qué se debe esta tendencia?

La razón que se suele citar con más frecuencia es que los hombres están más dispuestos a asumir riesgos, y las investigaciones parecen respaldar esa teoría, ya que se ha demostrado que ellos tienen menos reparos que ellas a la hora de quebrantar la ley y perjudicar su propia salud. Asimismo, son los hombres los responsables de entre el 80 y el 90 por ciento de los delitos que se cometen. Sin embargo, esto no quiere decir tanto que los hombres sean más valientes o idiotas por naturaleza como que asuman riesgos debido a factores de condicionamiento social. Desde jóvenes, a los hombres se les enseña a asumir riesgos, puesto que la valentía necesaria para ello siempre se ha considerado un rasgo masculino estereotipado.

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Pero el asunto no es tan sencillo. Las jóvenes parecen hacerle un corte de mangas a esta teoría, puesto que entre los 11 y los 14 años, el consumo entre las chicas es casi idéntico al de los chicos. De hecho, las jóvenes británicas de 14 años son incluso más proclives a consumir que sus compañeros. Entre los 12 y los 15 años, el número de chicas que han consumido alcohol se dispara respecto al de los chicos.

Sin embargo, a partir de cierta edad esa tendencia se revierte. Si bien las mujeres adultas están bastante a la par que los hombres en lo que respecta al consumo de alcohol, la diferencia se hace más notable cuando hablamos del consumo de drogas ilícitas. Durante el año pasado, la inclinación de los hombres entre 16 y 24 años a consumir drogas se duplicó, y fue del triple en la horquilla de edad que va de los 25 a los 59.

¿Puede tratarse de un tema de maternidad? No debemos olvidar que el embarazo y los primeros años de crianza pueden ser un elemento disuasorio muy efectivo. Por otro lado, ambos sexos viven la paternidad de forma muy distinta: las madres deben llevar al bebé en su interior y los padres, no, por lo que pueden permitirse colocarse de vez en cuando.

Las estadísticas, no obstante, señalan que no todas las mujeres adultas siguen ese camino recto hacia la maternidad y la abstención. En un informe publicado en el International Journal of Drug Policy en 2011, en el que se analizaban los hábitos de consumo de 778 mujeres de Manchester y Liverpool desde la edad escolar hasta los 27 durante las décadas de 1990 y 2000, reveló que hay madres que viven una segunda etapa de colocones cuando sus hijos son los suficientemente mayores como para quedarse a dormir en casa de otros familiares o amigos.

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'Respecto al consumo de MDMA, los pesos mosca son los hombres'

"La mayoría abandona el consumo durante el embarazo y gran parte de los años posteriores", señaló Lisa Williams, una de las autoras del informe. "Las hay que nunca vuelven a tomar drogas debido a las exigencias que conlleva ser madre, trabajar y cuidar de la casa. Por otro lado, consideran que el consumo perjudica su identidad como madres 'buenas' o 'responsables'. Sin embargo, hay mujeres que retoman el consumo, aunque de forma más comedida, una vez que sus hijos han alcanzado una edad en la que requieren menos atenciones y están integrados en otros grupos sociales".

Pero no solo hay factores familiares. Vivimos en una sociedad que a día de hoy sigue ejerciendo una presión claustrofóbica sobre las mujeres. Empieza en el colegio, según Emily, que afirma que en el colegio de niñas en el que se educó les enseñaban que si tomaban drogas, morirían, mientras que en el centro de chicos cercano repartían panfletos informativos sobre los efectos de varias drogas.

Karenza Moore es profesora de Sociología en la Lancaster University y lleva más de una década estudiando el consumo de drogas recreativas. Según ella, la sociedad siempre ha presentado a las mujeres como las víctimas de la droga. "Se cree que las mujeres son más vulnerables que los hombres al consumo de drogas, cuando por lo que yo sé, al menos respecto al consumo de MDMA, los pesos mosca son los hombres", explica. Y no solo lo dice ella, sino los estudios farmacológicos: no hay pruebas suficientes que demuestren que el cuerpo femenino sea más vulnerable al consumo de drogas que el del hombre, ni de que el cerebro del hombre sea más propenso a los comportamientos impulsivos que el de las mujeres.

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"A las mujeres se las sigue bombardeando con advertencias de gente que echa drogas en la bebida o los peligros de irse solas a casa", añade Moore. "Los periódicos repiten hasta la saciedad la clásica imagen de una mujer borracha, tirada en un banco. Y sin embargo, beberse tu peso en cerveza se considera una hazaña de lo más masculino". Sería, por tanto, plausible pensar que debido al estigma que aún pesa sobre el consumo de drogas por parte de las mujeres, este se produzca en gran medida a escondidas del mundo, a diferencia de lo que ocurre con los hombres.

'A las mujeres se las sigue bombardeando con advertencias de gente que echa drogas en la bebida o los peligros de irse solas a casa'

Moore también señala que a menudo el control del suministro de drogas se halla en control de los hombres, por lo que para ellos resulta más sencillo comprar sustancias y cortar el suministro de las mismas a las mujeres.

Pero no todas las situaciones de consumo son desiguales. Algunos clubes ofrecen una especie de oasis narcótico para mujeres que quieran consumir drogas sin tener que preocuparse por el acoso de algún imbécil. Los estudios de Moore revelaron que, especialmente en los locales de drum-and-bass y trance, las mujeres consumían la misma cantidad de MDMA y cocaína que los hombres.

Estos clubes eran considerados "espacios permisivos" en los que las mujeres sentían más seguridad y libertad para divertirse tomando sustancias psicoactivas, algo que queda reflejado en las estadísticas oficiales: la única sustancia que las mujeres británicas de entre 25 y 59 años son más proclives a tomar en igual medida que los hombres es la MDMA.

Al lo largo de estos veinte años, se ha pronosticado en numerosas ocasiones que, como en otros aspectos de la vida, llegará un día en que las mujeres consuman tantas drogas como los hombres, pero por ahora eso no ha ocurrido. Ya sea debido a presiones sociales, la forma en que se distribuye la droga, por motivos relacionados con la maternidad o por un aspecto innato, todavía no disponemos de pruebas concluyentes de que llegue a producirse ese escenario.

Con estos datos en la mano, y pese a los avances en igualdad y una mayor laxitud normativa, quizá el futuro no depare igualdad de colocones para ambos sexos, sino que más bien haya cada vez más mujeres que den la espalda a las drogas y se queden observando a los tíos, riéndose mientras ellos se pegan viajes de ketamina en una esquina.

@Narcomania

Traducción por Mario Abad.