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Probando las frutas mágicas del Amazonas

“Solo bebemos esto durante la noche”, dice Llacko sobre una planta alucinógena. “Lo hacemos así, porque a pesar de la oscuridad, podemos ver todo como si fuera de día”.

Está completamente oscuro y estoy aterrada. Estoy siguiendo a ciegas a un hombre llamado Llacko en la selva del Amazonas: ramas sueltas golpean y rasguñan mi espalda, murciélagos pasan rozando mis oidos con zumbidos molestos y frutas del tamaño de balas de cañón se resquebrajan como fuegos artificiales en el aire. En mi búsqueda para aprender más acerca de la dieta del amazonas, sigo a este hombre —que mide la mitad que yo— más y más adentro de la enorme selva, con el consuelo de que usa un machete, nuestra única protección contra jaguares, anacondas, ranas venenosas…

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Es mi primera vez en el Amazonas, y creo que podría ser la última.

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Usando su antorcha, Llacko mirá más allá de mi máscara de seguridad. "Michaela, ¿por qué estás asustada?" pregunta. "La ciudad es más peligrosa que la selva". No estoy segura de que eso sea verdad, pero estoy segura de algo: se cree que el Amazonas posee muchas de las curas para las enfermedades del mundo, y es por eso que, paso a paso, continúo siguiendo a Llacko en medio de la negrura nocturna.

Llacko, a quien le hace falta la punta del índice derecho debido a un accidente con pirañas, ha vivido en el Amazonas toda su vida. Es dirigente de tours para Samiria Ecolodge como actividad regular, pero también trabaja como experto en sobrevivencia, llevando a exmilitares y aventureros ilusionados a través del Amazonas para tomar cursos de sobrevivencia en la selva más grande del mundo.

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El aguaje sirve para balancear las hormonas y tiene vitamina B12. Se usa como remedio para la piel y los efectos de la infertilidad y la menopausia.

"Utilicé arcilla blanca del río para curar mi dedo", cuenta Llacko, acerca del incidente. "Perdí mi anzuelo dentro de la piraña. Creí que estaba muerta, así que metí mi dedo en su boca". Pronto Llacko se dio cuenta que seguía con vida: "¡Arrojé la cabeza al suelo y la aplasté con el pie!".

Este es solo un ejemplo de los poderes curativos del Amazonas, me dice Llacko. Si resulta que te enfermas de malaria, existe un tratamiento ampliamente extendido para eso. Se piensa que la corteza del cedro mezclada con la sangre del tití pigmeo es la cura. Llacko da fe de que este remedio sirve como una vacuna que no solo elimina la malaria, sino también la fiebre amarilla.

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El camu camu se hierve y su jugo es muy consumido en el Amazonas. Tiene altas concentraciones de B12 que mantiene la salud de la piel.

Mientras nuestro paso por la selva progresa, comienzo a notar el patrón de las supuestas curas de Llacko: igual que la famosa ayahuasca, la mayoría se sirven como tés bebibles. Llacko señala cada planta en el camino. Según las tradiciones locales, él sabe cuáles pueden usarse como remedio y cuáles albergan veneno. Cuando un grupo de hojas forman una punta al final de las ramas, significa que son venenosas, pero puedes usarlas como insecticida natural. En forma de té, se dice que la yerba santa ayuda para la digestión, el cordoncillo funciona como la aspirina para curar dolores de cabeza, el líquido del pasto de la selva se usa como gotas oftálmicas y el jugo de la psychotria elata (flor del beso) cura casi cualquier hongo corporal. Y si tu herida es más grave, está la savia de bismia, que funciona como yodo para las heridas abiertas.

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Plantas y hojas medicinales del Amazonas, incluyendo yerba santa y hojas del árbol de la nuez de la India.

Llacko afirma que las frutas del Amazonas también tienen beneficios para la salud. El camu camu, una pequeña fruta verde y roja parecida la grosella espinosa europea, crece por todas partes de la zona. Se cree que contiene 30 por ciento más vitamina B12 que las naranjas, toma un color rosa una vez transformada en jugo. El camu camu, junto con la fruta popular aguaje, es la respuesta del Amazonas a los estantes de belleza de las farmacias de Estados Unidos. Con una concentración tan alta de B12, los efectos en la piel son asombrosos. Lo que es más, se cree que sirve como una defensa natural contra los mosquitos. Los lugareños también utilizan el árbol de aguaje supuestamente para curar otros males. Los lugareños cortan agujeros en la base del árbol en la busca de gusanos, esperando ver criaturas amarillas. Conocidos como suri, los gusanos se extraen y se comen directamente del tronco, o más tarde se fríen durante la comida. Se dice que curan el asma después de un mes de digestión.

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Paisaje del Río Marañon, uno de los ríos que alimentan al Amazonas, localizado en la Reserva Natural Pacaya Samiria.

A la mañana siguiente, Llacko y yo regresamos a la selva. Encuentra un árbol sanango, un alucinógeno extremo que los chamanes utilizan después de haber dominado el arte de la ayahuasca. Los chamanes pelan la corteza de la raíz para hacer un jugo, lo hierven durante 2 horas mientras las propiedades esenciales de la corteza se extraen. "Solo bebemos esto durante la noche", dice Llacko. "Lo hacemos así, porque a pesar de la oscuridad, podemos ver todo como si fuera de día".

Llacko sonríe mientras me describe la planta, recordando con cariño sus memorias alucinógenas del proceso. "El efecto empieza con un cosquilleo en tus labios, luego es como si fueras a 150 kilómetros por hora hacia un lugar diferente y separado del aura de tu cuerpo", dice Llacko. "Es como la televisión para nosotros. Lo usamos como entretenimiento para divertirnos en la vida, igual que ustedes con las imágenes en movimiento".

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Amanecer en el Río Amazonas.

Durante mi último día con Llacko, recojemos las hojas del árbol huasaí. Me muestra cómo hacer canastas con los tallos: "Tejemos canastas para transportar plátanos grandes en la selva", comenta Llacko. Las canastas también se usan como trampas de pesca. Los lugareños ponen yuca o plátanos en las canastas, una vez que los peces son atraídos por la carnada, las jalan abruptamente.

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Camu camu, aguaje y otras frutas amazónicas.

Lo que temía durante mi incursión inicial en la selva, ahora parece trivial. Sé que ésta no será mi última vez en el Amazonas. Le pregunto a Llacko si la tristeza es algo común aquí, ya que la depresión está relacionada con una cantidad importante de recetas en EEUU. Mi pregunta lo confunde. "¿Por qué estaríamos tristes? La gente de aquí solo se entristece si se muda a la ciudad y no encuentra trabajo", dice Llacko. "Yo prefiero la selva. La ciudad es demasiado complicada. La música, la televisión, las motocicletas… prefiero quedarme. Me siento más feliz aquí".

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