La naturaleza no es un lugar seguro... para mí
Ilustraciones por Joel Benjamin

FYI.

This story is over 5 years old.

Salud

La naturaleza no es un lugar seguro... para mí

¿Qué hay en estos grandes espacios abiertos que siempre me recuerdan que voy a morir?

La habilidad de querer lo que uno ya tiene lo es todo, en realidad. Cuando vivía cerca a la playa, pensaba que nunca me hastiaría del océano y los atardeceres, pero después de un año se volvieron en el papel tapiz de mi vida; un escenario borroso que estaba alrededor del mundo del Internet. Es como si fueran cosas que me pertenecían, o como si fueran parte de mí, y por eso no las podía ver y apreciar.

Publicidad

La semana pasada me mudé de la playa a un cañón en las montañas. El primer día en el cañón quedé tan maravillada que juré apreciar la naturaleza y mostrarme agradecida por vivir aquí. Pero ya es el momento en el que estoy viendo más a mi teléfono que a los pastos altos, moviéndose al unísono con la brisa; a las tres palmeras que se ven justo afuera de mi ventana; a los árboles con sus hojas cayendo en cascadas y brillando en el sol. También tengo esta sensación interna que me dice, "¡huye! Debes ir compulsivamente al mercado y a las tiendas de hogar para comprar cosas que no necesitas y luego devolver todo". En vez de simplemente estar en la montaña, he estado comprando y devolviendo tapetes por tres días.

¿Qué hay en ese ir y venir de las tiendas de cadena de mierda que, de alguna manera, se siente para mí mucho más natural que simplemente sentarse y mirar el cielo? "El hombre moderno se aliena de la consciencia a punta de alcohol y drogas, o pasa su tiempo yendo de compras, que es lo mismo", dice Ernest Becker en mi libro favorito, The Denial of Death. "Como la concientización requiere de una dedicación casi heroica que su cultura ya no está dispuesta a proveer, la sociedad le ayuda [al hombre] a olvidar".

Cuando estoy en la naturaleza, nunca olvido que me voy a morir.

Sin duda, el acto compulsivo de comprar y devolver cosas (o como me gusta llamarlo, la bulimia de las compras) me hace sentir que tengo un propósito. Es un propósito efímero, un propósito estúpido, ya que el perfecto accesorio para la ducha no me va a completar como persona. Cuando me muera no me voy a poder llevar ese accesorio conmigo. Pero, de hecho, creo que ese es el punto. Un juego de psicología inversa que juego conmigo misma, en el que estoy tan ocupada con todas las minucias de mierda de la decoración del hogar, que puedo olvidarme de la muerte. Después de todo, ¿qué tipo de persona pasaría cientos de horas en IKEA cuando solo se tiene un tiempo limitado para vivir en esta Tierra? Bueno, pues si estoy gastando mi tiempo en IKEA, es porque no puedo estar a punto de morir, ¿no?

Publicidad

Cuando estoy en la naturaleza, nunca olvido que me voy a morir. Esta mañana, mientras paseaba a mi perro por la montaña, recordé algo que una de mis terapeutas dijo sobre rendirse ante la ansiedad. "Una rama que esté tiesa se va a quebrar con el viento, pero un junco se va a doblar. Sé el junco".

Esto, en realidad, me causó tristeza… que la naturaleza, en medio de su belleza, no es inherentemente benévola. Es más bien neutral. Al viento no le importa romper la rama del árbol; simplemente está haciendo su trabajo. Y esto no hace que el viento sea malvado. La rama que fue arrancada de su árbol y se convirtió en un palo moribundo ni siquiera puede culpar a su asesino de ser cruel.

Me siento mal por el palo, si soy completamente honesta. Es que… el palo ni siquiera tuvo la opción de decidir si nacer como rama o como junco. El palo nunca pidió ser un puto palo. No es que el junco haya hecho todo un trabajo de terapia para ser más flexible. El junco simplemente nació así. Y también creo que, en cierta medida, se puede decir lo mismo sobre las enfermedades mentales. Es como, ¡puta, yo no pedí nacer como la rama que se convierte en el palo!

Aunque mi cableado predeterminado parece ser el del palo, a veces me siento como el junco. En realidad se trata de cómo me encuentro en cuanto a factores como mi neuroquímica y mi ciclo hormonal —cosas completamente fuera de mi control—, así como con elementos que puedo controlar, como los antidepresivos, la terapia, la meditación, el sueño y la nutrición. Cuando me voy corriendo a Bed, Bath and Beyond diez minutos antes de que cierren, soy el palo. Es decir, cuando soy el palo, está bien, pero es importante para mí ser consciente de lo que hago para no lastimarme a mí o a otras personas. Sin embargo, cuando voy a toda velocidad en mi carro con tres tapetes que van desde mi panorámico hasta la ventana de atrás, y al mismo tiempo voy comiendo papas, definitivamente hay potencial de lastimar a otros. Ese es el momento de decir, "detente, esto no es urgente, los tapetes no son tan importantes". Pero es la urgencia de los pequeños propósitos la que crea una distracción frente a la mortalidad. Está la promesa subyacente que dice que si compro la cosa perfecta, estaré completa, trascenderé y seré, de alguna forma, inmortal.

Como escribió Becker:

El hombre es un gusano y es comida de gusanos. Esta es la paradoja: se encuentra por fuera de la naturaleza e irremediablemente dentro de ella; él es dual, está en las nubes y al mismo tiempo en un cuerpo con un corazón que late y que busca respirar… una carcasa de carne que es ajena a él en muchos sentidos —el más repugnante de ellos siendo el hecho de que adolece, sangra, se deteriora y muere. El hombre está literalmente dividido en dos: es consciente de lo excepcional que es, en cuanto a que sobresale por encima de la naturaleza con majestuosidad, y sin embargo vuelve a ella para desaparecer estúpida y ciegamente por el resto de la eternidad. Es un dilema aterrador para vivir y presenciar.

La respuesta, obviamente, no está en Bed, Bath and Beyond. Lo sé. Aún así, como siento que no hay "respuesta" a la paradoja de la experiencia humana, voy a Bed, Bath and Beyond, porque no sé a dónde más ir. Soy una humana que, en últimas, teme querer lo que ya tiene porque no quiere recordar su propia impermanencia. Así que busco todo tipo de mierdas nuevas y me aferro a ellas hasta que sean viejas… luego busco más.

Sigue a So Sad Today on Twitter.