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Científicos intentan editar los genes de una persona por primera vez

Los doctores esperan que el tratamiento cambie el ADN del paciente y cure su enfermedad metabólica.

Brian Madeux tiene 44 años. Es una de las personas con más edad que padece la enfermedad metabólica llamada síndrome de Hunter, una condición que afecta alrededor de una de cada 100,000 personas, casi exclusivamente hombres. Es causada por un gen faltante que le ordena al hígado producir una enzima para descomponer ciertos carbohidratos. Los carbohidratos que se acumulan en células que no tienen la enzima interrumpen el funcionamiento normal del cuerpo; Madeux ha tenido 26 operaciones por problemas en oídos, ojos y vesícula, por huesos que oprimen su columna y por hernias y juanetes. Las sesiones semanales de infusión de enzimas pueden paliar los síntomas, pero no pueden evitar el daño cerebral.

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La Associated Press reporta que ahora Madeux se ha convertido en el primer paciente humano a quien los científicos han tratado de editar los genes. El lunes en Oakland, California, los doctores lo conectaron a un sistema intravenoso que le inyectó miles de millones de copias de un gen correctivo con la esperanza de cambiar su ADN y mejorar su condición. “Es una especie de lección de humildad” ser el primer caso de prueba, le dijo a la AP. “Estoy dispuesto a correr ese riesgo. Espero que me ayude a mí y a otros”. Menos de 10,000 personas en todo el mundo tienen enfermedades metabólicas como el síndrome de Hunter, el cual es incurable, porque muchos mueren cuando son muy jóvenes.


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Junto con el gen correctivo, la solución intravenosa que recibió Madeux contiene una herramienta para editar genes llamada nucleasas con dedos de zinc. (Otra herramienta de edición que quizá conozcas es CRISPR.) Dos proteínas con dedos de zinc actúan como tijeras moleculares, diseñadas para trabajar en una sección específica de ADN. Los dedos y el gen correctivo viajan a través del torrente sanguíneo mediante un virus modificado hasta que llegan al hígado. Ahí las células producen el gen correctivo y los dedos de zinc cortan el ADN, permitiendo que el nuevo gen se introduzca. El gen alterado dirige la célula para producir la enzima que les falta a los paciente con síndrome de Hunter.

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“Cortamos tu ADN, lo abrimos, insertamos el gen, lo unimos de nuevo. Una corrección invisible”, dijo la doctora Sandy Macrae, presidente de Sangamo Therapeutics, una compañía de California que está probando este método contra dos enfermedades metabólicas y la hemofilia, a la AP. “Se vuelve parte de tu ADN y estará ahí por el resto de tu vida”.

En el caso de Madeux, sólo un 1 por ciento de sus células hepáticas deben alterarse para tratar con éxito la enfermedad, según su médico, el doctor Paul Harmatz, quien lidera el estudio. Los médicos no sabrán durante tres meses si el procedimiento tuvo éxito, pero es posible que vean señales de que está trabajando en casi un mes. La meta es utilizar el tratamiento en 30 adultos para comprobar que sea seguro antes de tratar a niños con síndrome de Hunter cuando son jóvenes y antes de sufrir daños. Sin embargo, existen riesgos: en 1999, un paciente murió cuando el virus que transportaba el gen correctivo y las herramientas de edición le provocó una respuesta inmune; estudios más recientes utilizan un virus diferente que ha demostrado ser mucho más seguro.


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Alterar los genes también puede generar imprevistos, como cuando los pacientes cuyos genes se corrigieron por un trastorno inmune desarrollaron leucemia debido a que un gen del cáncer se activó inadvertidamente. Se supone que la precisión para editar un gen debe minimizar los resultados inesperados al mínimo: colocas el gen justo donde lo quieres.

Una preocupación final es que el virus modificado que transporta la carga de genes no se quede en el hígado. Podría llegar a los espermas u óvulos, donde las modificaciones genéticas a su vez podrían transmitirse a futuras generaciones. Pero los doctores dicen que tomaron en cuenta esta posibilidad e incluyeron salvaguardas para evitar que el tratamiento actúe fuera del hígado.

Para Madeux, la primera persona que en realidad se somete a este tipo de tratamiento, esas cuestiones son académicas. Él espera resultados positivos. “Estoy nervioso y emocionado”, dijo Madeux a la AP. “He esperado esto toda mi vida, una posibilidad de curarme”.