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ESPAÑA

Cuando la búsqueda de desaparecidos de la Guerra Civil española devuelve la memoria de otros

Coincidiendo con el 80 aniversario del estallido de la Guerra Civil, dos familias de asesinados en el conflicto recuperan sus restos y su historia durante la búsqueda de otros represaliados.
Un miembro de la ARMH limpia los restos de hombre ejecutado durante la Guerra Civil en Castroncelos. (Imagen vía ARMH)

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Los familiares de Ramón Somoza Álvarez y José Rodríguez Silvosa, asesinados y desaparecidos durante la guerra civil española, nunca se habían planteado buscar sus restos. Durante años, lo que había ocurrido había sido casi un tema tabú. Los que lo habían vivido de mayores nunca quisieron contar lo que sabían. Y los que eran niños apenas recordaban pequeños detalles que la dictadura y el miedo a hablar y recordar fue silenciando. En la democracia, esa falta de recuerdos, datos e historia les impedía si quiera tratar de empezar a buscar: desconocían dónde ni cómo.

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Hasta el pasado mayo, cuando leyeron en los periódicos locales que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) buscaba a los allegados de dos represaliados. "Me llamó mi hijo y me dijo que acababa de leer en La Voz de Galicia que habían encontrado los restos de mi tío y que estaban tratando de localizar a sus familiares", cuenta a VICE News José Antonio Somoza, sobrino y ahijado de Ramón. Cuando su tío fue asesinado en julio de 1938 apenas tenía seis años.

Andrés García, nieto de Silvosa, también leyó el mismo el artículo. "Decía que estaban buscando a unas personas, que habían encontrado otros restos y leímos que uno de ellos tenía el nombre mi abuelo", explica a VICE News desde Galicia. Su madre, la mayor de tres hermanos, tenía siete años cuando mataron a su padre, viudo desde hacía un tiempo. "Solo sabíamos que lo habían sacado de su casa pero nunca supimos quién lo había matado ni siquiera dónde", continúa.

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Somoza y García llamaron enseguida a la ARMH, entidad sin ánimo de lucro que desde el año 2000 trabaja en la localización y recuperación de desaparecidos durante la guerra civil y la dictadura, y les pidieron que recuperaron los cuerpos. Lo que empezó entonces con la solicitud de búsqueda de los descendientes de dos hermanos ha terminado con la recuperación no solo de los restos, sino de la historia de dos familias que hasta entonces desconocían su pasado.

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"Si no hubiéramos empezado a buscar a José María y Ricardo García Moral jamás hubiéramos encontrado a Ramón Somoza y José Rodríguez Silvosa", subraya a VICE News Marco Antonio González, de la ARMH. La asociación sólo empieza a investigar y buscar cuando recibe una petición de familiares de desaparecidos. En el caso de los dos hermanos, labradores gallegos que pertenecían al sindicato UGT, no fue distinto.

Miembros de la ARMH excavan en el cementerio de la iglesia de Castroncelos. (Imagen vía ARMH)

En los archivos militares, la entidad descubrió que los dos hombres habían sido tiroteados pero no constaba juicio previo, sino que el caso se había instruido como un asesinato. Aparecían sus autopsias y los detalles exactos de donde habían sido enterrados: en el atrio de la iglesia de Castroncelos, una aldea del interior de Galicia.

Con lo que no contaba la ARMH era que en los años sesenta a ubicación de la iglesia había sido cambiada. "Habían hecho un nuevo templo y lo habían girado unos 90 grados respecto a la posición original", señala González. Tuvieron que buscar fotos aéreas anteriores a las obras — de los conocidos como "vuelos americanos", que EEUU realizó sobre España en 1945 y 1946 — para situar los cimientos originales y poder así localizar los restos de los dos hermanos.

La asociación empezó a remover la tierra junto al templo. "Varios vecinos nos contaron que los cuerpos de los dos hermanos habían quedado bajo el altar tras la construcción de la nueva iglesia", señala el investigador de la ARMH, quien explica que su objetivo era tratar de cumplir con la petición de la familia de los García Moral.

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En medio de los trabajos encontraron, sin embargo, los restos de un cuerpo que no se correspondía con lo que sabían de los dos hermanos. "Era un enterramiento poco usual porque no estaba en una caja, sino directamente en la tierra y la postura era bastante forzada", explica González. Pidieron información al Ayuntamiento de la zona las actas de defunción de la época y encontraron que en 1938 dos hombres, José Rodríguez Silvosa y Ramón Somoza Álvarez, habían sido enterrados en el exterior del cementerio después de haber sido tiroteados.

Como hasta ese momento no existía una petición expresa de familiares para exhumar el cuerpo, la Asociación tapó los restos pero comenzó a investigar y localizó en los archivos militares información sobre el asesinato

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"Tampoco había habido juicio y estaba señalado como homicidio", cuenta González. No los habían enterrado en una fosa común. En la documentación se describían dos tumbas en diferentes lugares, Somoza, en ataúd, y Silvosa, directamente en tierra, en el atrio de la iglesia. La información apareció en la prensa local y fue entonces cuando las familias de los dos tiroteados llamaron a la asociación y pidieron recuperar sus cuerpos.

El pasado 1 de julio comenzaron los trabajos de exhumación y de recuperación de la historia familiar. Ramón Somoza Álvarez era ganadero pero también había sido concejal socialista durante la República de Monforte de Lemos, una localidad situada a apenas 15 kilómetros de donde fue asesinado. Cuando las tropas franquistas dieron el golpe de estado, del que se cumplen 80 años el 18 de julio, participó en la resistencia para defender el gobierno democrático pero a finales de julio de 1936 huyó al monté, donde permaneció hasta que le detuvieron dos años después.

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Uno de los voluntarios desentierra los restos de uno de los ejecutados. (Imagen vía ARMH)

"Yo ni siquiera sabía que había sido concejal", cuenta ahora su sobrino, de 84 años. "Mi padre nunca quiso hablar sobre ello, le habían matado a un hermano y a un cuñado y jamás nos dijo nada", continúa. Sí recuerda, sin embargo, cómo su progenitor, también ganadero, se enteró de que Ramón había aparecido tirado en una cuneta y que se las apañó para encargar a otros un ataúd para que enterraran ahí el cuerpo. De ahí que cuando los arqueólogos de la asociación le dijeron que en una de las dos fosas habían hallado restos de madera y asideros enseguida supo que ese era su tío.

José Rodríguez Silvosa era más conocido por el nombre de su profesión, "el sastre". También luchó contra los golpistas hasta que, como Somoza, huyó al monte. "Mi madre tenía siete años cuando ocurrió y nunca supimos qué había pasado, ni quiénes les habían matado ni por supuesto dónde", cuenta al nieto de Silvosa.

Ahora ha descubierto que en torno al 10 de julio de 1938 su abuelo y el concejal socialista habían sido detenidos con apenas dos días de diferencia, como consta en la investigación que se llevó a cabo por su asesinato y que permanecía guardada en el Archivo Militar de Ferrol. Los acusaban de haber disparado contra los agentes. En un momento de descuido los dos detenidos trataron de huir y fue entonces cuando los tirotearon. En la autopsia posterior que se realizó consta que ambos murieron a causa de la "abundante hemorragia producida por disparos de arma larga de fuego".

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Es muy importante que se detallen y se anoten todas las característica de las fosas y los cuerpos. (Imagen vía ARMH)

"Cuando encontraron los restos me contaron que había indicios de que tenía un brazo roto, y la cadera y la rodilla también estaban rotas; que había signos de que habían tenido heridas abiertas y que los habían dejado a la intemperie mucho tiempo", explica el nieto de Silvosa, Andrés García. La ARMH realiza ahora las pruebas forenses y cuando los restos estén identificados se los entregarán a los familiares.

"Será entonces cuando se lo cuente a mi madre porque tiene 85 años y está muy delicada", explica García. A Somoza le hubiera gustado que su padre, fallecido hace 15 años, hubiera llegado saber lo que él conoce ahora. "No sé lo que él sabía pero al menos yo he podido encontrarlo", señala.

La familia de los hermanos García Moral no pudo finalmente recuperar los restos. La asociación no los encontró en el actual atrio y cree que, como aseguraron varios vecinos, su fosa quedó sepultada bajo la nueva iglesia. "Ellos no los han encontrado pero gracias a su búsqueda nosotros hemos hallado a los nuestros", afirma Somoza.

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