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Un exembajador de México en Cuba nos cuenta cómo fue trabajar con Fidel

No se puede ser un revolucionario y defender al país sin tener un carácter férreo e indomable y Castro lo tenía, dice Heriberto Galindo. Como todos, cometió errores, pero al hacer un balance asegura que la Revolución "tuvo más luces que sombras".
Imagen vía EPA

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Heriberto Galindo tiene contadas las veces que estuvo con Fidel Castro. Lo vio trece veces, y de esas trece, cinco fueron encuentros en los que hablaron "ampliamente". Galindo es un diplomático y político mexicano, quien ocupó el cargo de embajador en Cuba a lo largo del año 2000, el último año de presidencia de Ernesto Zedillo.

Para nadie es un secreto que las relaciones entre Castro y el exmandatario Zedillo tuvieron altibajos, pero fue a partir de 1998 cuando la situación fue abiertamente ríspida. Aquél año, Fidel Castro ofreció un discurso en una de las sesiones de Sistema Económico Latinoamericano (SELA), y cuatro décadas de buenas relaciones parecieron tener un primer duro choque.

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El Comandante expresó públicamente su particular visión de México y dijo que desde 1994 [año en que se firmó el Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá] el país estaba más interesado en pertenecer al "club de países ricos" que en estrechar lazos con América Latina. Comentó que México era un país invadido por la cultura norteamericana, y que a su juicio el TLC era erróneo y desventajoso.

Fue más allá y a nadie se olvida que en tono de burla dijo: "Cuando se hace la prueba [de historia] a muchos niños mexicanos y se les pregunta, ¿quién fue el padre de la patria?, varios no saben. Y es posible que muchos mexicanos no sepan quién fue, pero sepan quien es Mickey Mouse y todos los personajes que salen por TV", dijo.

'Castro fue un titán, el último gran revolucionario del mundo, un gran líder político, informado y terco'.

En ese entonces Heriberto Galindo todavía no era embajador de México en Cuba, lo sería poco tiempo después, y aunque reconoce que la relación Castro-Zedillo no fue la mejor, asegura que siempre se encontraron "salidas amigables" a los roces diplomáticos.

"Zedillo expresaba cuestionamientos a la política cubana y el presidente Castro me hacía reclamos amistosos, en los que yo tenía que defender la posición mexicana. Entonces llegábamos a pactos de no agresión verbal".

"'Dile al presidente Zedillo que ya no me ataque, que ya no me golpeé en los foros internacionales" decía Fidel, y yo mediaba, pero siempre encontrábamos una salida", recuerda Galindo, quien se dice abiertamente admirador de Castro y la Revolución Cubana, la cual vista ahora en retrospectiva "tiene más luces que sombras", asegura.

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"Con Castro tuve muchos diálogos francos, diáfanos, atentos y educados, él era un hombre muy acucioso, muy preguntón, muy terco, quería saberlo todo y más. Era un gran maestro. Nunca perdió la firmeza, la energía y el talento; y en mi caso puedo decir que siempre fue muy presto a escuchar la posición mexicana", dice el político en entrevista a VICE News.

Fidel Castro murió a los 90 años. Leer más aquí.

Fidel es una figura polémica

Castro fue un titán, el último gran revolucionario del mundo, un gran líder político, informado y terco, pero también sabía ser amable y educado. Tenía la información del mundo en sus manos y murió estando lúcido.

Hasta su muerte fue antiimperialista y tuvo una actitud firme en contra de los abusos e intervenciones de EE. UU. Fue un hombre que luchó por su pueblo; y cometió como todo ser humano, errores. Pero no se puede ser un revolucionario y defender al país ante tantas vicisitudes, sin tener un carácter férreo e indomable.

¿Cuáles diría que son los grandes logros y errores de Castro?

Creo que el gran acierto fue mantener la independencia y la dignidad del pueblo cubano. Fue el verdadero padre de la patria y logró mantener viva a la isla en situaciones económicas muy duras, debido al bloqueo comercial de EE. UU. En medio de estas dificultades logró el respaldo de muchos países como la Unión Soviética, por supuesto, pero también Canadá, China y México.

Entre los logros más tangibles está la educación, la salud, el deporte y la investigación científica; pero entre los fracasos se puede hablar de algunos aspectos de la situación económica. Ciertamente no hay miseria, pero sí ha habido pobreza y al gobierno le ha costado mucho sostener la economía.

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Actualmente ya vemos cierta apertura y creo que hoy los cubanos viven mejor que cuando yo fui embajador, hace 16 años. La relación de apertura que se dio con Barack Obama, va a ser benéfica, pero ahora con el triunfo de Trump, no sabemos qué vaya a pasar, ya que tiene una postura más dura hacia la isla.

Hay otra situación discutible, que es la parte de los derechos humanos y políticos. Yo no me ciego , he sido partidario de que en Cuba haya partidos políticos y la Constitución así lo señala, pero sólo existe el Partido Comunista de Cuba. Creo que ha llegado la hora de la apertura económica y política, y Cuba debe abrirse a la democracia bajo el sistema occidental. Hay luces y sombras, pero yo creo que el balance es positivo.

Reacciones de los mandatarios de Latinoamérica y España ante la muerte de Fidel Castro. Leer más aquí.

Y en cuanto a libertad de expresión

Hace falta mayor libertad, mayores expresiones para que las distintas voces se manifiesten: escritores, intelectuales, artistas. Hace falta voluntad, más medios de comunicación en radio, prensa escrita, TV. Ofrecer espacios de expresión sí hace falta.

¿Cómo fue trabajar en un país que siempre luchó contra el imperialismo?

La verdad no tengo queja, a mí me respetaron y los respeté, me moví con toda libertad tuve un desempeño corto, de menos de un año en el tiempo de Zedillo. Ellos tenían diferencias notables que las hizo públicas Zedillo en foros internacionales.

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Una vez cuando veníamos volando de La Habana a la Ciudad de México, veníamos hablando sobre su comportamiento en la Cumbre de los Presidentes de Iberoamérica que fue en Panamá (noviembre del año 2000). Ahí Castro se había pronunciado muy fuerte contra el presidente Aznar y el presidente Zedillo, y yo le hice un reclamo comedido, diciéndole que no tenía necesidad de agredir al presidente Aznar porque la mayor parte de la inversiones turísticas en Cuba eran españolas, y tampoco al presidente Zedillo porque faltaban 15 días para que terminara el gobierno. Y lo peor es que había atacado también al presidente de El Salvador, Francisco Flores, porque en Panamá detuvieron a Luis Posada Carriles quien tenía planes de agredir a Castro en esa Cumbre. Castro acusó al presidente de El Salvador de respaldar a Carriles en la Cumbre y yo le dije: 'Comandante ¿para qué se pelea? Usted siempre ha sido el David frente al Goliat, y ahora este presidente joven de El Salvador se volvió el David y usted el Goliat, lo acusó sin bases'.

Castro entonces defendió su actuar con vehemencia: 'Sí tengo bases. Ese presidente sostiene a la mafia de Miami en El Salvador, y ahora en Panamá, y él los mandó por que me querían asesinar". De Aznar aseguró que ese presidente 'nos quieren ver con la bota militar encima y no lo voy a permitir. Nos quieren pisar y por eso defiendo a Cuba…'. Castro era muy firme y muy terco.

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En imágenes: la Cuba de los Castro en 15 mensajes revolucionario. Leer más aquí.

Se habla de más de 600 intentos de asesinato

Es realidad y es leyenda. Lo intentaron asesinar muchas veces de mil maneras. A mi no me consta pero me llegó a comentar que lo quisieron envenenar, le pusieron mujeres bellas para que lo cortejaran y mil maneras.

¿Cree que el Che y Fidel hubieran sido amigos hasta la muerte?

Creo que sí. Creo que sí. Tenían discusiones pero nunca fueron enemigos, ni se pelaron. Siempre se amaron y se quisieron, pero el Che dijo 'yo no soy hombre sedentario' y se fue a seguir haciendo la revolución. Fidel lo apoyó, creo que hubieran tenido una relación fraterna hasta el final.

Heriberto cierra la entrevista con otra breve anécdota. Cuenta que en una ocasión Fidel se acercó a preguntarle su opinión por un discurso que acababa de dar en la isla. La hija del político mexicano llamada Jimena —quien vivía en Cuba— estaba ahí y aprovechó para decirle que ella creía que su discurso ya no conectaba con la juventud. Que ella lo admiraba mucho, pero que notaba que muchos jóvenes ya no lo entendían.

"Tienes razón —le contestó Fidel con 73 años— no hemos desarrollado una buena estrategia de comunicación con los jóvenes".

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