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Por favor hagan a ‘South Park’ estúpido de nuevo

La nueva temporada promete centrarse menos en Trump, y eso es algo bueno.

En 2016, Trey Parker y Matt Stone celebraron veinte años de hacer uno de los programas más queridos de Estados Unidos con una temporada turbulenta que demostró que ni siquiera South Park era inmune al efecto Trump. Con una trama enfocada en los trolls de internet y las elecciones presidenciales de 2017, la serie se volvió aún más reaccionaria de lo normal, con resultados mixtos. Su nueva temporada promete hacer retroceder las cosas y reavivar la estupidez alegre de antaño. Es algo bueno.

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Para su vigésima temporada, Parker y Stone decidieron implementar episodios "serializados" que tuvieran una trama general. Habían probado este formato desde la temporada dieciocho como un desafío a sí mismos para evitar que el programa se estancara, y funcionó como un experimento para animar las cosas.

Pero para los espectadores significó un gran cambio. Ya no podías ver y saltarte episodios a tu antojo: la serie exigía que estuvieras allí desde el principio hasta el final. No representó un cambio para los fans incondicionales, pero sí fue una noticia impactante para los espectadores ocasionales. El ciclo de noticias estadounidense comenzó a superar a Parker y Stone, quienes escriben y producen cada episodio de South Park en seis días. (El estresante proceso de hacer un episodio es capturado en el documental Six Days to Air.)

Si bien hay que elogiar a Parker y Stone por su ética de trabajo (el dúo sólo ha fallado una sola vez en la fecha de entrega en veinte años, cuando un apagón en Los Ángeles impidió que el equipo de South Park Studios terminara un episodio), en la temporada veinte se convirtieron en víctimas del ciclo de noticias centrado en Trump que desafió la naturaleza misma de la comedia satírica.


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¿Cómo te burlas de lo que ya es ridículo? Dentro de un período de 24 horas los memes nacen y luego se desgastan hasta la muerte, los comediantes tuitean bromas que se vuelven virales, y todo ha terminado para cuando los anfitriones de los talk shows nocturnos presentan sus monólogos. South Park llegaba al final de cada semana con un ruido sordo. El señor Garrison y Caitlyn Jenner se convirtieron en las representaciones de Trump y Mike Pence en la serie, pero a las bromas les faltó ingenio porque sólo estaban señalando lo obvio en lugar de hacer una sátira de la situación. La trama se complicó, y los chistes quedaron sepultados. La búsqueda de un troll llamado Skankhunt42 se extendió más allá de tener algún tipo de relevancia para la historia y una parte de la trama sobre remakes nostálgicos que se burlaba de Star Wars: The Force Awakens se volvió repetitiva.

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En una entrevista con The Los Angeles Times, Parker admitió que se habían equivocado: "Caímos en la misma trampa en la que cayó Saturday Night Live, donde dijeron, 'Nos estamos convirtiendo en CNN. Nos estamos convirtiendo en: Sintonízanos para ver qué vamos a decir sobre Trump'. Matt y yo lo odiamos, pero quedamos atrapados de alguna manera".

South Park siempre ha sido un programa de actualidad, pero antes de Trump había menos presión para que Parker y Stone abordaran ciertos temas. Siempre tuvimos la sensación de que estaban haciendo exactamente lo que ellos querían. En el pasado hicieron capítulos sobre la invasión estadounidense a Irak ("I'm A Little Bit Country"), las elecciones presidenciales de 2004 ("Douche and Turd"), Paris Hilton ("Stupid Spoiled Whore Video Playset"), la cientología y Tom Cruise ("Trapped in the Closet", entre muchos otros episodios sobre el culto) y el juicio de George Zimmerman ("World War Zimmerman"). Lo que estos episodios tienen en común es que están libres de la necesidad de incorporar noticias diarias en cada capítulo. Con una trama intrincada, Parker, Stone y su equipo de escritores fueron capaces de discutir temas de actualidad con facilidad en lugar de comenzar cada episodio con un mandato.

South Park siempre ha sido un programa de actualidad, pero antes de Trump había menos presión para que Parker y Stone abordaran ciertos temas.

La política estadounidense consumió la conversación de la cultura pop desde el momento en que se hizo claro que Trump se postularía para presidente, y luego surgió la expectativa de que los pesos pesados de la comedia estarían allí para acabar con el nuevo régimen. Muchos cómicos mainstream lucharon por informar algo que fuera realmente mordaz: The Daily Show fracasó en crear una buena impresión con su nuevo anfitrión Trevor Noah; Saturday Night Live llenó su programa con reconstrucciones exageradas de los eventos de cada semana, pero no pudieron sacudirse el hecho de que Trump había sido anfitrión del programa antes de aceptar la nominación presidencial. Incluso el afable Jimmy Fallon recibió un duro golpe: The Tonight Show murió en el momento en que Fallon despeinó el cabello de Trump durante una entrevista. A Full Frontal con Samantha Bee y Last Week Tonight con John Oliver les fue mejor, ya que simplemente eligieron mostrar los hechos con un agudo análisis cómico en lugar de hacer lo mismo que los deslucidos programas de noticias.

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Al convertirse en esclavo de la actualidad, South Park sufrió un golpe bajo. Y no puedo evitar sentir que somos en parte responsables. Cada semana era el mismo ritual: esperar a ver cómo South Park derribaría a quienquiera que lo mereciera más. La serie se convirtió en una arena de gladiadores en la antigua Roma, y los espectadores querían sangre. Nos olvidamos que los mejores episodios de South Park son producto de lo que Parker y Stone encuentran gracioso. El programa se destaca en expresar sus sensibilidades cómicas a través del filtro de la ridícula ciudad de dibujos animados que habían creado.

Con la temporada veintiuno, hay una oportunidad de volver a hacer estúpido a South Park. Parker dice que su objetivo esta temporada es devolver la serie a su antigua gloria. "…Quiero volver a cuando Cartman se vestía como robot y molestaba a Butters, porque para mí eso es la esencia de South Park: niños que son niños, que son ridículos y atroces, y están lejos de '¿viste lo que hizo Trump anoche?' Porque me importa un carajo". Qué alivio.


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Los episodios sobre temas de actualidad no están completamente prohibidos. El episodio de apertura de la temporada veintiuno, "White People Renovating Houses" (Gente blanca renovando casas), se centra en la reunión de supremacistas blancos que tuvo lugar en Charlottesville. En el episodio, los manifestantes marchan en las calles de South Park con antorchas tiki y banderas confederadas, y Randy Marsh queda atrapado en la manifestación. No se menciona una sola vez al presidente por su nombre.

Será interesante ver cuánto tiempo pueden evitar hacer menciones sobre Trump. A medida que el clima político estadounidense se está saliendo de control, Parker y Stone no pueden ser juzgados con demasiada dureza por reaccionar a los tiempos que viven. Como escritores de sátira con un megáfono global de 20 años de respaldo, están en una posición en la que pueden criticar a la autoridad; simplemente sucede que en 2017, la sátira misma está siendo cuestionada.

Necesitamos un espacio para reír como un alivio de la locura que se desboca a nuestro alrededor, y South Park es genial cuando se burla de una celebridad o de un político. Pero lo mejor de la serie es su habilidad para vivir en ambos mundos, y la vigésima temporada demostró que Parker y Stone no están atados a nada. La risa es la mejor medicina cuando el aire es tóxico.

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