Estudiantes nos cuentan por qué somos el país más tripero de la región
Foto: Sara C. Gómez | VICE Colombia

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Drogas

Estudiantes nos cuentan por qué somos el país más tripero de la región

Según el más reciente estudio de la UNODC, en Colombia el consumo de LSD se ha cuadruplicado en los últimos diez años.

Ay, los ácidos. Tan minúsculos, tan coloridos. Tan inesperados, también: en un momento te hacen ver a Dios y luego le dibujan una mueca violenta con la que al final te traga entero. Así es ese tierno cartoncito: cómplice o traidor. Pero acá no importa. Aun con su impredecible naturaleza, el LSD se ha vuelto el acompañante psicotrópico favorito de los estudiantes colombianos.

Este mes, la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) lanzó su más reciente "Estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas en la población universitaria". La organización aplicó una encuesta a 23.243 estudiantes de Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia para conocer sus preferencias de consumo, sus hábitos y percepciones en cuanto a drogas se refiere.

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Además de las conclusiones previsibles, como que nadie desbancará a la marihuana como la sustancia favorita de los jóvenes, el estudio arrojó un par de datos reveladores. El más diciente: que Colombia es el país andino en el que los universitarios consumen más LSD (9.5 por ciento declararon haber consumido ácidos alguna vez en la vida), que casi todos lo probaron a los 19 años y que, en el país, de 2009 a 2016 se cuadruplicó su consumo.

Las investigaciones posteriores al estudio también hallaron que lo que acá se está consumiendo realmente no es LSD, "sino que corresponde a sustancias del grupo de las Fenetilaminas, en formas de presentación muy parecidas al LSD y con efectos similares, pero donde muchas de ellas no son sustancias controladas como sí lo es el LSD, por lo cual es más fácil para los traficantes evadir los sistemas de control de sustancias psicoactivas".


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Las razones que detectó la UNODC tienen que ver con varios aspectos. El primero, que el 23.8 por ciento considera que les parece fácil conseguir este alucinógeno. Aunque la percepción de que es riesgoso consumir trips con frecuencia es altísima (79 por ciento en Colombia), su alta disponibilidad parece haberla posicionado en el segundo lugar de drogas favoritas de los estudiantes acá.

Con tantas probabilidades de un malviaje, la alta percepción de que puede ser malo si se usa en exceso y los siempre presentes prejuicios conservadores, ¿por qué los universitarios cuadruplicamos el consumo de ácidos en los últimos diez años?

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Fuimos a preguntarles a varios estudiantes de la Nacional, la Javeriana, la U. Distrital y los Andes para saber qué es lo que más les trama de consumir ácidos, y por qué creen que Colombia se volvió un país tan tripero. Esto nos dijeron algunos:

Juan, 22 años

Yo me tripeaba mucho pero cuando tenía catorce años. En esa época consumía resto. Ahora no, porque ya me parece que para el cuerpo es malísimo. Al otro día ese guayabo químico tan perro, el dolor de los huesos tan denso que le da, es una mierda. Yo soy instrumentista y siento las vibraciones en el cuerpo. Y ahí estamos dañando nuestros huesos, por eso ya no lo hago casi.

A mis amigos y a otros estudiantes les trama la locura. Yo frecuento parches de skate y en ese caso la razón principal es la farra. Usted va a una farra y no puede faltar su trip. Porque es muy electrónica, de rap, esas vainas. Los colores en la farra engoman a la gente, también como se escucha la música.

María Paula, 19 años

Parce, el trip es como salirse de la realidad. Vives lo que te imaginas. Eso me gusta mucho: si sientes algo lo ves; si hueles algo, lo ves. Es chévere. Creo que ahora en Colombia ya es más fácil para nosotros acceder a más información de drogas. Y ahora buscar a un dealer es cagado, la cosa más fácil que hay en la vida. Si uno pregunta en Facebook te juro que uno podría encontrar hasta veinte por el barrio de uno.

Antes había un prejuicio grande con el trip: "cómo lo vas a hacer", "qué paila". Pero ahora hay mente más abierta para hablar de eso. A eso se le suman los efectos del capitalismo estadounidense que hace que copiemos también patrones de consumo. Y, pues, el LSD se descubrió y popularizó allá con los gringos. Nada raro que ahora nos toque el turno a nosotros.

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Alejandra, 20 años

El LSD produce una adrenalina muy fuerte. Yo lo hacía cada ocho días, me los metía para verme películas. Al principio controlar tu cuerpo es algo imposible. Yo empecé en las fiestas de techno. La estallaba y es una felicidad tan grande. Al otro día me dolían los cachetes de tanta felicidad. Me decían: "por qué sonríes tanto". Y yo: "marica, me metí un trip". Me los metía en los ojos para que me cogiera directo. En un momento yo amanecía y las lagañas ya eran gigantes, los ojos irritados. Viendo películas tripeada en mi sala sentía el corazón y la cabeza estallados, veía colores y cosas alrededor del televisor. Era un video, pero mi cuerpo estaba quieto.

Eso que me trama a mí del LSD debe ser lo mismo que les trama a otros estudiantes: las sensaciones del cuerpo, la felicidad desbordada. Pero luego los efectos cambian, dependiendo del entorno, el ambiente y la gente con la que estés. Lo malo es el malviaje: si alguien no te da confianza, te entra el video mal.

Alejandro, 20 años

Yo me he tripeado dos veces. Con un amigo lo hice la primera vez. Él me contó que era más fuerte que la marihuana, que con ella no veía cosas pero con el trip sí. Yo no le creía, pero me mandé medio cartón. Como se demora más tiempo, uno piensa que no lo cogió, que no va a funcionar. Pero, hermano, a los 45 minutos, boom. Volteé a mirar y sentí el golpe más hijueputa. Obviamente los colores se ven más vivos, ves que los patrones que se mueven, ves una construcción y ves que los ladrillos se mueven. Cosas así. Obviamente el viaje es mucho más fuerte. En lo personal no lo haría seguido, porque genera flashbacks y eso. Entonces es cierto que al otro día de meterse un trip uno siente cosas como raras.

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Creo que la gente ama el ácido porque ahora las drogas son muy fáciles de adquirir, es un hecho. Usted va a una plaza pública, va a donde sea y la gente lo ofrece facilito marihuana, ácidos, etc. Incluso en los colegios. Acá en la Nacho usted sabe dónde conseguir, es breve. El hecho de que la cultura joven siempre quiera experimentar también puede incidir en ese aumento del consumo.

Tomás, 19 años

El LSD es una experiencia nueva, algo que no se puede conseguir con otras sustancias ni de otra manera. Es difícil describirlo porque pasan muchas cosas que no podría poner en palabras, no alcanza el lenguaje.

Cada día es más fácil tener un acceso a las drogas y la comunicación frente a las drogas se ha ampliado demasiado. Ha bajado el tabú en el país. Hablar de drogas es más normal y estamos más informados al respecto.

Miguel, 20 años.

Yo solamente me he tripeado dos veces. La segunda fue la mejor. Lo que más me gustó fue que me sentí en paz total: en el sitio perfecto, con la gente perfecta y haciendo lo que me hacía feliz. Sentía una felicidad interior muy áspera. Sentía cosquilleos y vainas por todo el cuerpo. Uno por un momento piensa "uy ya se me bajó" pero ni mierda, luego le estalla más. Montar cicla también me encantó.

Creo que a los estudiantes colombianos les trama el LSD porque es una droga muchísimo más poderosa que la marihuana, que es la más popular. Entonces es como el siguiente paso en el que uno da sin que haya una repercusión muy grande en su vida. Digamos que la cocaína es ya muy de personalidades, pero tiene lo de la adicción, de meterse en el rollo. Pero con el ácido es distinto: uno se puede malviajar pero no es tan probable que se vuelva adicto. No hay síndrome de abstinencia ni genera adicción, es un tema más fácil y ahora más accesible.

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Luisa, 24 años

Sin duda alguna lo mejor de tripearse es la euforia, la felicidad tangible que uno siente. Uno piensa que todo está bien, que uno está donde debe estar, ve los colores una chimba. La percepción de la realidad cambia completamente. También me gusta que uno se siente frecuentando el mismo lugar de una forma diferente, eso es lo que más llama la atención.

Siento que en Colombia la fiesta ha cambiado, la fiesta acá ahora es muy de amanecer, electrónica, los videos en las fiestas, los juegos de luces. Y ese tipo de vida nocturna va muy de la mano con el efecto del trip. Se cuela en la mente.

Juan David, 16 años

El ácido lo lleva a uno a otra realidad un rato. Y es muy fácil de conseguir, por eso trama tanto. Los colombianos somos más triperos ahora porque la sociedad ha evolucionado, entre comillas. Como tenemos fácil acceso a internet, tenemos la mente ahora mucho más abierta. No estamos enfocados en otras cosas que pasaban hace diez años: investigamos mejor y nos enloquecemos con más responsabilidad.

Laura, 18 años

Siempre vamos a intentar experimentar algo más, no solo con el LSD. Ahorita ya no es un tabú, está más común y es fácil de conseguir y transportar. El video del LSD es muy chimba: las sensaciones que uno tiene en el cuerpo, que uno está más vulnerable y siente todo de forma más intensa, más rica. Además es barato y dura: la esquinita vale 5.000, la mitad vale 10.000 y el completo de 20.000. La fórmula perfecta para que a los universitarios les fascine.

Nicolás, 24 años

Del ácido me gusta la sensación de percibirlo todo simple y tangible. Cuando uno está bajo el efecto de un trip se siente con la fuerza y las ganas y la mentalidad en blanco: todos los problemas quedan de lado y uno se va a otro planeta. Uno se queda en el viaje durante un buen rato.

Creo que el consumo ha aumentado porque ahorita en el país los jóvenes son muy tristes y ansiosos, viven con problemas, están ajetreados y todo les da muy duro. Creo que esa sensación de estar todo el tiempo ansioso tiene que liberarse de alguna forma. Y la gente sabe que por medio de los ácidos, y en general las drogas, puede lograrse.