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Hablamos con la mujer que gritó a Louis C.K que se sacara la polla

“Estoy a un metro de él y grito: “¡Sácate la polla!”. Me mira, establece contacto visual y dice: “¿Qué?”. Yo respondo: “¡Joder, que te saques la polla!”
Drew Schwartz
Brooklyn, US
Louis C.K. y el Comedy Cellar

Klaire Randall pensaba que el maestro de ceremonias estaba de broma. A continuación le dijo al público del espectáculo de las 23:30 del domingo por la noche en el Comedy Cellar que era Louis C.K. Ahí estaba, de pie a escasos metros de la mesa de Randall, al lado del escenario en el oscuro club subterráneo de Nueva York. Se había presentado sin avisar, como ya ha hecho en varias ocasiones desde que admitió haberse masturbado delante de varias mujeres sin su consentimiento y ahora estaba ahí, contando chistes que Randall no quería oír.

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Randall le dijo a VICE que ni ella ni su novio se rieron mientras veían a C.K. soltar una retahíla sobre lo “malo que había sido su año”, todo el dinero que había perdido y lo “dura” que era la vida desde su metedura de pata.

“Mi novio y yo estábamos completamente en silencio. Pero el resto del público rompió a aplaudir, les encantó, se rieron de todas sus bromas”, dice Randall. “Yo estoy ahí sentada con el pulso acelerado. La situación me cabreó, me había estropeado la noche. Me enfadó mucho tener que quedarme ahí sentada y ver como alguien a quien no apoyo cuenta con una plataforma así”.


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En un momento dado, explica Randall, el espectáculo de C.K empezó a volverse sexual. Empezó a hacer chistes sobre “meterse termómetros por el culo” y sobre “niñas de ocho años pensando en sexo”. Hizo una pausa para mirar sus notas, la sala estaba en silencio y, sintiendo cada vez más rabia hacia C.K., Randall decidió que tenía que decir algo.

“Estoy a un metro de él y grito: “¡Sácate la polla!”, cuenta Randall. Me mira, establece contacto visual y dice: “¿Qué?”. Yo respondo: “¡Joder, que te saques la polla!”.

Casi de inmediato, recuerda Randall, un par de tíos del público la abuchean y un empleado del Comedy Cellar se acerca a su mesa. Randall explica que le dijeron que no podía gritar a los cómicos y que el club había pagado su cuenta. Entonces, dice, le señalaron la puerta.

“No fue una de esas veces en las que te sacan a la fuerza, pero estaba bastante implícito”, dice Randall. “Fue prácticamente: ‘Tu cuenta está pagada, vete’”.

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Liz Furiati, la directora general del Comedy Cellar, dijo a VICE que no se pidió a Randall que se fuera, sino que, según ella, Randall se fue cuando un empleado le dijo que no podía gritar a C.K. Y tal y como lo cuenta Furiati, nadie señalo la puerta.

“No fue así como pasó”, dice Furiati. “En ningún momento se le pidió ni se le dijo que se fuera, en ningún momento”.

Sin embargo, resulta que la versión de Randall del fiasco total se volvió viral en Twitter, donde la gente la calificó de “heroína”, se ofreció a mandarle dinero y catalogó la frase sobre la polla de C.K como “el escarnio del año”.

Al Comedy Cellar le han llovido las críticas por permitir que C.K volviera a los escenarios, especialmente con la acusación de conducta sexual inapropiada tan reciente (hizo su primera actuación después del #MeToo solo diez meses después de que salieran a la luz acusaciones contra él). El dueño del club, Noam Dworman, ha defendido la decisión de dejar actuar al cómico y ha establecido una política de “nadar bajo su propia responsabilidad”, que permite a los clientes irse sin tener que pagar la cuenta si se sienten incómodos cuando aparece alguien que no estaba previsto.

Aun así, aclara Randall, habría estado bien que alguien dijera algo antes de permitir que un presunto agresor sexual se suba al escenario. Cuando un cómico como C.K. aparece por sorpresa en el Cellar, personas como ella acaban envueltas en “actuaciones no consentidas” en la que se ven obligadas a ser público de alguien a quien no apoyan, dice Randall.

“Si Louis C.K. quiere seguir actuado, si quiere hacerse oír, está en su derecho como ser humano. Adelante”, dice Randall. “Pero quiero que sepa, y por eso dije lo que dije, que puede usar esta plataforma, pero no se la va a encontrar libre de obstáculos. La gente va a decir lo que quiere decir para ponérselo difícil”.

Sigue a Drew Schwarts en Twitter.