Fui a un curso para aprender a pelear en bares contra tíos borrachos

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Fui a un curso para aprender a pelear en bares contra tíos borrachos

Con un poquito de Krav Maga y una o dos botellas rotas puedes solucionar cualquier pelea de bar.

Hace unos años, estaba en un bar de Atenas con tres amigos y empezamos a hablar con un par de chicas que estaban sentadas al lado cuando, de repente, un tío vino y se puso agresivo. El problema era que uno de mis amigos estaba hablando con su exnovia, algo que no le había gustado nada. La cosa se puso fea y mi amigo terminó empujando al hombre contra una mesa llena de botellas de cristal, pero, inmediatamente después, este se levantó y le rajó la cara a mi amigo con la base de una botella rota que tenía en la mano. Al final, mi amigo terminó necesitando cirugía plástica en la cara y el otro tío fue acusado de tentativa de homicidio y lesiones graves.

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Al contar la historia en los días posteriores a la pelea, me di cuenta de la cantidad de amigos míos que habían pasado por situaciones parecidas, aunque hubieran sido menos graves. Parece que el alcohol, un bar lleno de gente y el carácter de los griegos forman una mezcla explosiva que puede desembocar en violencia.

Al pensar en todo esto, hace unas semanas me apunté a un cursillo sobre peleas de bares en la discoteca Boiler Room de Atenas junto con otras cuarenta personas. No nos centrábamos en simular situaciones para provocar peleas, sino en la defensa personal.

Nuestro profesor era Panos Zacharias, un especialista en artes marciales con once años de experiencia que ha trabajado como portero en muchos bares y discotecas de Atenas y que ha fundado el grupo Guerrilla Tactical Strength, que cuenta con numerosos programas de entrenamiento físico.

En su presentación, Panos explicó que el cursillo nos enseñaría los principios básicos del Krav Maga. “Vais a aprender técnicas de defensa enfocadas a usar la violencia física lo mínimo posible. En un bar, vais a poder usarlas tanto con borrachos violentos como con luchadores profesionales”, nos dijo.

En los cinco años en los que ha trabajado como portero, Panos ha visto unas veinte peleas en las que alguien ha usado un arma y se ha visto amenazado por una chica borracha que le reventó una botella en la cabeza después de pedirle que dejara de tirar agua a la gente y por un chico borracho que le clavó una botella rota en las costillas.

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Sin embargo, nos explicó que, si te metes en una pelea en un bar, no esperes que el portero se ponga de tu parte, ya que “se va a preocupar de echaros a los dos a la calle, lo que significa que la pelea puede continuar, por lo que es importante saber cómo defenderse”.


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Después de practicar los movimientos y de usar cualquier herramienta que se puede encontrar en una discoteca para defenderse del atacante (desde nuestras propias manos hasta vasos y botellas), pudimos demostrar lo que habíamos aprendido en una situación más realista. Nos hicieron cambiar la ropa que llevábamos por otra más adecuada para una noche de fiesta, se encendieron las luces de la discoteca y comenzó a sonar la música. “De fiesta no vas a llevar pantalones cortos que te permitan moverte con facilidad, así que es importante recrear hasta el más mínimo detalle”, nos recordó Panos.

El fotógrafo Panos Kelafos vino conmigo al cursillo y, aunque no aprendió a luchar, hizo un reportaje durante toda la tarde.

Abajo encontrarás más fotos del cursillo sobre peleas de bares.

Planos Zacharias practicando un movimiento

Este artículo apareció originalmente en VICE GR.