FYI.

This story is over 5 years old.

Música

La mente maestra detrás de todos los beats que hacen bailar: Presentando a BrunOG

Platicamos con el productor de la Ciudad de México sobre cómo empezó su carrera, el crecimiento del reggaetón en México, y cómo está apoyando a los nuevos talentos nacionales.

En las entrañas de la Ciudad de México constantemente se gestan proyectos musicales, pero la realidad es que existen pocos que logran trascender. Afortunadamente, ese fue el caso de BrunOG, quien a pesar de su corta edad se ha convertido en uno de los productores más cotizados del momento, creándole pistas a gente como La Banda Bastön, Yoga Fire y Álvaro Díaz, entre otros.

Hoy, el dúo de reggaetón mexicano T.Y. estrenó su EP debut Dirty Money, producido por BrunOG. Decidimos que era un gran momento para publicar esta charla que tuvimos con él sobre cómo nació y cómo se ha desarrollado su proyecto, sus colaboraciones, y de cómo ve la escena urbana en nuestro país.

Publicidad

NOISEY: Comenzaste desde muy temprana edad a crear música pero cuéntanos, ¿cómo nació el proyecto de BrunOG?
BrunOG: BrunOG nació hace aproximadamente tres años, fue justo la manera de enfocar todo lo que estaba haciendo a lo urbano, pero más hacia el trap. Y salió de esa necesidad de darle un rostro a esas producciones que estaba haciendo. Poco a poco se ha ido modificando, yéndose un poco al reggaetón o al global bass.

¿Cómo definirías tu estilo y cómo fue que llegaste a ese sonido?
Desde un inicio —antes de que BrunOG se concretara como proyecto— ya tenía más o menos la idea de poder juntar los dos mundos de la música, la comercial y la independiente, entonces se fue dando el juntar las mejores partes de estos mundos, y de alguna forma eso es lo que intento reflejar en cada canción que hago. Que se pueda sentir que sigue siendo una música independiente con poco apoyo, pero con un sonido que diga “esto es de calidad, esto se hizo en un estudio profesional”.

¿Cuáles son tus influencias?
En sí, muchos no lo saben y va a sonar raro, pero me apoyo mucho en la música pop, porque normalmente lo que hay ahí es mucha calidad de estudio en cuestión de producción.

¿De dónde salió tu pseudónimo?
Salió de mi nombre real, que es Bruno, y mi apellido es García, entonces aplicamos el Brun O y la G de García —no es por original gangster, jaja.

Para muchas personas, el hip hop representa una actividad para el desahogo, un espacio de creatividad, un rincón de denuncia o inclusive una dinámica de integración. Para ti, ¿qué representa?
El hip hop para mí sigue siendo una forma de expresarse, pero también lo veo como un género para disfrutar, no precisamente escuchar lo que antes era el hip hop como forma de denuncia, sino en plan más fiesta o para relajarse. Por eso mi música tiene un sonido contemporáneo, para bailar, no tanto boom bap. Porque no me siento tan reflejado en eso.

Publicidad

Mucha gente que hace trap también hace reggaetón hoy en día, y viceversa, aunque no todos los que hacen hip hop hacen reggaetón, y viceversa. ¿Por qué crees que pase?
Yo creo que porque la mayoría de los que hacen hip hop son beatmakers —yo por eso comento que no soy un beatmaker. Un beatmaker es el que toda su vida ha hecho beats de hip hop. Yo no soy un beatmeaker, yo soy un productor, y para mí un productor es como cualquier músico real, mientras que la mayoría de los que hacen hip hop son beatmakers y están casados con sus líneas de bajos, no se abren para algo más.

De pronto nos quedamos con la idea que el reggaetón sale de países como Colombia o Puerto Rico, pero de un tiempo para acá países como Chile o España están haciendo lo propio, y últimamente México. ¿Cómo ves la escena del reggaetón en nuestro país hoy en día?
Yo la veo un poco lenta, pero va avanzando, creo que la gente ya esta dejándose de prejuicios y de estereotipos de que el reggaetón que sólo puede consumirse es de Puerto Rico. Va lento, pero ya hay una puerta en la que gente mexicana pueda hacer reggaetón de calidad y no sólo como hobbie. Es cuestión de que los artistas se pongan las pilas y se sumen a este camino.

Eres co-fundador del colectivo Bass Rats, el cual se enfoca en música under, cumbia, reggaetón, bass y tribal. ¿Cuál es la encomienda de este sello discográfico?
Es de alguna forma darle el espacio a la música global bass aquí en México. La idea es poco a poco hacerlo más internacional, pero creo que primero hay que enfocarnos a nivel nacional. Y es eso, darle el espacio a artistas independientes o Dj's, productores jóvenes, para que se expresen con su música y género.

Publicidad

¿Cómo empezaste a colaborar en Homegrown Entertaiment?
Estuvo gracioso, yo tenía otro proyecto antes de BunOG que se llamaba Dj Kaboo, en el cual hacia más reggaetón y dupstep, porque andaba fuerte en ese tiempo, y un día se me ocurrió hacer un remix de “Me gustas” de la Banda Bastón tipo dubstep. Lo subí a la red y de pura chiripada Alex Malverde, el que lleva Homegrown, lo topó, le gustó y me contactó para decirme que lo bajara porque quería ponerlo en un EP de remixes. De ahí me empezaron a invitar a varios eventos y poco a poco insistí para que me dieran más material y hacer más remixes. Hice otro de la Banda Bastön y uno a Álvaro Díaz, este último bajo el nombre de Afrik Boy; después lo cambié a Bruno Bars, y al final lo que ya conocemos como BrunOG. Desde ese punto comencé ya de lleno con Homegrown.

¿Cómo fue tu primer tocada?
Cuando era Dj Kaboo intenté tocar en varios lugares, lo curioso es que nunca se daba, siempre que iba a tocar algo sucedía, porque eran fiestas clandestinas y llegaba la tira, y nunca tocaba, nunca… era como la maldición de Dj Kaboo. En mi primer tocada le abrí a la Banda Bastön y a Alemán. Estuvo bien, pero me habían advertido: “Es una fiesta de hip hop, si quieres mete un chingo de trap”. Yo me puse a buscar una lista extensa de trap pesado y chido, y me puse a tocar pero la banda no se prendía nada. Así fue durante los primeros 30 minutos; después empecé a tocar lo que regularmente hacía, que eran remixes de trap pero tipo global bass, y la banda comenzó a emocionarse. Ahí aprendí una lección: a veces la chamba de un DJ es medir a la gente, no tanto que te digan de qué se trata el evento. Va a haber un día que siendo una fiesta de pop le pongas a la gente salsa o cumbia y se van a poner a bailar. Entonces es cuestión de identificar a la gente y saber en qué mood está y es bueno darle a la gente lo que quiere, de vez en cuando.

Publicidad

Has trabajado con grandes artistas urbanos; probablemente los más reconocidos son la Banda Bastón, Adán Cruz, y Elote el Bárbaro, por mencionar algunos a quienes les has producido un par de rolitas. ¿Cómo se dieron estos encuentros?
Algunas fueron ideas de Alex, algunas mías, pero buscábamos darle un sonido fresco a los nuevos proyectos de artistas consagrados, y todo fue dándose primero por remixes, para que a la gente no les cayera de lleno —por ejemplo, un trap con Elote. Entonces la idea era primero hacer remixes, y otras se dieron porque se acercaban a mí. Por ejemplo, Mike Díaz se acercó y me dijo “Me late tu trabajo y me gustaría darle ese toque de trap fresco a mis producciones.” De la misma manera se me acercó Simpson con Alan Anaya.

¿Cuál es el género que más disfrutas producir, y por qué?
A veces se sorprenden por mis respuestas, pero la verdad es el pop. Lo disfruto porque tienes la posibilidad de hacer una calidad muy chingona, debrayándote, pensando que en el pop hay que grabar guitarras, voces, esto o el otro, y te da más posibilidad de debrayarte más. Pero por eso junto el pop con todos lo géneros, le meto esos detallitos de pop a la música. En general disfruto mucho hacer música.

¿Tienes más colaboraciones en puerta?
Sí, tengo algunas colaboraciones con artistas independientes de Sudamérica, tengo con Mike Díaz, una rola para el nuevo disco de Eptos Uno, tengo también algunas con Ghetto Kids, algo más global bass, dos remixes para Milkman, y las que más vengan este año.

¿Qué sigue para BrunOG?
Pues consolidar un poco más el nombre. También algo que estoy planeando este año es que BrunOG abra las puertas para que la producción tomé más protagonismo en una canción, sin encajonarse en un solo género, además de algunas tocadas y propuestas para festivales.