FYI.

This story is over 5 years old.

Música

"Lo dejaría todo" de Chayanne: manual de negocios para las relaciones de pareja

Él logró “dejarlo todo” (es decir, se liberó de todo), mientras que ella se queda con un complejo de culpa a cuestas.

Es difícil darse cuenta de hasta qué punto el formar parte de una economía basada en el comercio nos ha vuelto capaces de creer que todo el tiempo estamos comprando o vendiendo algo. La educación, desde el kínder, ser ve como una inversión y la atención a la salud como gastos operativos. Casi cualquier involucrado en resolver conflictos por la vía pacífica, desde una junta con los vecinos para decidir el uso de áreas comunes, hasta políticos que discuten una reforma que afectará a un país entero, se ve en la necesidad de “negociar”.

Publicidad

No vamos a cansarnos con los ejemplos. El tema ha sido suficientemente descrito y analizado. Lo importante aquí es cómo puede contribuir Chayanne a nuestra comprensión del fenómeno. En efecto, se trata de alguien que parece tener plena conciencia de lo descrito hace unas líneas y pone en práctica el mismo talento que el vendedor de tianguis más agresivo: saber qué se debe ofrecer (y sobre todo, cómo ofrecerlo) para quedarse con la mayor parte del sándwich.

Con la salvedad de que, aquí, una parte de la mercancía en pugna no serviría de mucho. Este es un caso típico de “todo o nada”, porque se trata de una mujer. (Tal vez funcionaría un porcentaje de ella, siempre que fuera el mayoritario, pero será mejor no entrar en especulaciones de parafilias con amputadas y esas cosas). Lo que se desea de ella, en concreto, es que “se quede”. Se quede con él, podrían pensar las mentes simples. Pero es bastante más intrincado que eso. Veamos.

Chayanne dice (o lo dice Estéfano, quien es el autor de la canción [Estéfano, a secas, ya que, como recordarán [o no recordarán, a menos que pertenezcan al feliz porcentaje de la población que ya los olvidó o que nunca supo de su existencia] él formaba parte del dueto Donato y Estéfano, quienes usaban solamente sus nombres de pila, sin apellidos, como Tom y Jerry. ¡Y como Chayanne!] decía que Estéfano es el autor de la canción de la que estoy por ocuparme, aunque Chayanne la canta como si fuera suya, y quién podría disputárselo, en un plano metafísico, cuando lo hace con tanta convicción; se aproxima el final del paréntesis a la de tres: una, dos, tres), en las primeras líneas:

Publicidad

Me vuelvo a preguntar, quizás, si sobreviviré. Resultaría comprensible que se sintieran preocupados con esa línea, siendo como es el señor Chayanne un ser humano y cuya pérdida sería en todo caso lamentable. Pero no se trata más que de una forma de poner a la destinataria de la canción en contexto: él cree que, en efecto, la capacidad de despertar sentimientos de lástima es un piso fértil para las relaciones de pareja.

Un poco después, sigue: Mi cuerpo, mi mente y mi alma ya no tienen conexión. Abran paso a la complejidad. “¿Conexión con qué?”, uno podría preguntarse. ¿Con el mundo exterior? ¿Conexión WiFi? Lo más probable es que trate de aludir a la conexión que los tres, cuerpo, mente y alma, debieran tener entre sí. Si así fuera, lo primero que se me ocurre es que Chayanne habría ascendido a un plano astral distinto, en el que su mente se ha liberado de las ataduras terrenas y su alma ha trascendido a un ámbito de atemporalidad. Pero, recordemos, su intención es dejar claro que la está pasando jodidamente, así que el sentido de la línea se vuelve confuso de nuevo.

Es aquí donde empieza la parte cumbre (el coro, el punch): Lo dejaría todo porque te quedaras… El lugar común nos dice que “dejar todo” por alguien implica generalmente facilismos como cambiarse de casa o abandonar el alcohol (lo que tampoco son enchiladas). Pero es mucho más que eso. Chequen nomás.

…mi credo, mi pasado y mi religión. Hagamos a un lado la parte del credo y la religión. Ya se sabe que hay personas dispuestas a colgarse de cualquier sistema de creencias, con tal de estrechar los vínculos con una pareja. Después les contaré la historia de mi tía, la que se unió a los Testigos de Jehová, porque era la iglesia a la que pertenecía su novio. Hasta dejó de escuchar banda. Retomando el hilo, la parte más drástica de esta línea es la promesa referente a dejar el pasado. Ya se sabe que el pasado es algo que, por definición, está quedándose siempre atrás, se abandona constantemente. Sin embargo, si el punto aquí es anularlo, es decir anular la memoria, Chayanne debería empezar a medir sus palabras. Una de las pocas maneras de lograrlo que se me ocurren es una lobotomía, lo que difícilmente volvería viable la relación que, de por sí, tiene pocas probabilidades de concretarse.

Publicidad

Mi piel también la dejaría…La canción empieza a querer volverse gore. Yo lo conminaría a recapacitar. Especialmente, ante la enorme dificultad que plantea una cogida cuando se carece de piel.

…mi nombre, mi fuerza…En cuanto a lo del nombre, la oferta aquí es muy débil. Tomando en cuenta que me llamo Atahualpa, entiendo muy bien que alguien llamado Chayanne decida aprovechar tanto movimiento para cambiarse a Juan o Luis.

…hasta mi propia vida. Bueno, ¿de qué se trata? Si se ofrece a morir para que ella se quede a su lado, y ella acepta, ¿con qué se estaría quedando cada una de las partes? Hay que reconocer que Chayanne sabe negociar duro, pero incluso en el áspero mundo de la oferta y la demanda existen límites. Aunque podríamos darle una lectura distinta a ese escenario: a) ella accede a “quedarse” con él, b) una vez que le deja patente la indisolubilidad del vínculo, él decide suicidarse y c) la agresión pasiva de la que Chayanne ha dado indicios durante toda la canción, se ejerce así en toda su plenitud. Él logró “dejarlo todo” (es decir, se liberó de todo), mientras que ella se queda con un complejo de culpa a cuestas.

Visto en términos mercantiles, se trata de un negocio redondo. Bien ahí, Chayanne.

Para leer más análisis sesudos de mano de Atahualpa Espinosa, haz click aquí.

O aquí.