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Música

Un peligroso cupcake llamado Cakes Da Killa

Esto es lo que significa ser negro y marica en Norteamérica.

La finura y el glamour de Prince y la elegancia y el sabor de Rick James, se juntan para formar un delicioso pastel llamado Cakes Da Killa, que no solo ha logrado coronar la escena under en Nueva York, sino que también ha hecho que el mundo ponga los ojos en su receta única. "Esto es lo que significa ser negro y marica en América", parece decirnos. Y no está solo en su manifestación.

Uno de los fenómenos más radicales y novedosos que ha sacudido la escena neoyorquina en los últimos tres años es el mal llamado "Gay Rap" o "Queer Rap" (aunque el discurso sobre lo "queer" no es nada nuevo dentro de la industria musical). Propuestas como las de Mykki Blanco, Le1f y Zebra Katz, se han abierto camino a pata, puño y uña dentro de un medio completamente heteronormativo como lo es el hip hop. Se han parado duro con su propuesta, logrando rayar a unos cuantos y consolidando su movida para que jóvenes como Cakes Da Killa, sin dudarlo, la lleven a otro nivel.

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Gracias a espacios como el GHE20G0TH1K de Venus X es que Cakes Da Killa ha podido afinar su receta, logrando codearse entre jóvenes capos de la electrónica como Nguzunguzu, MikeQ o Kingdom, quienes se alimentan de nuevas tendencias urbanas y electrónicas con cierto sabor ancestral y abstracto, y que, claramente, han logrado inspirar e influenciar en la pista a este pastelito para su última producción.

Hace unas semanas, este jovenzuelo llamado Rashard Bradshaw, de apenas 23 años y con dos discos en la estantería (el último, The Eulogy, siendo uno de los más reseñados de la carta), más un montón de colaboraciones y remixes detrás, lanzó un nuevo EP llamado #IMF. Lo hizo con motivo del día de San Valentín y de la mano de Mishka Records (que es a la vez tienda de ropa y sello).

A diferencia de su segundo largo, aquí la pista de baile predomina con cierto sabor a glamour de calle. Es delicado pero sin duda, fuerte, como una nalgada bien puesta. La exploración en cuanto al beat y a la producción sigue aportándole a su propuesta creativa (kicks secos, concretos, pistas sin tantas capas, coros de voces suaves que acompañan), y aunque sigue manteniendo sus ingredientes base en el hip hop, su música logra colarse con mucha facilidad dentro de diferentes géneros como el pop, el house e, incluso, el dance. Sin dejarse sabotear ni intimidar por nadie, Cakes Da Killa ha sabido robarse la atención dándonos algo diferente para comer. Así que para los amantes de la pastelería, les recomiendo este pastel de vino tinto (que propiamente no es el de comunión) que pueden seguir aquí y acá, para que se deleiten con su textura, sabor y color.

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