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Música

Lucky Dragons: garabatos colectivos y un sintetizador epidérmico

El proyecto angelino hizo un gran mural colectivo en el Museo del Chopo que borró líneas entre edades, clases sociales, destrezas para dibujar y estilos. Después, sonorizó las interacciones entre todos los participantes.

Quienes se den una vuelta en estos días por la Fanzinoteca del Museo del Chopo, verán el rastro, la maravillosa huella en tinta, del más reciente paso deLucky Dragons por el DF. Y si corren con suerte, todavía podrán llevarse para sus colecciones uno de los zines gratuitos que hicieron para la ocasión, aunque quizá ya no despidan el olor a tinta fresca que todavía tenían el sábado, esa tarde en que Luke Fischbeck y Sarah Rara nos convirtieron en cables epidérmicos de un emotivo sintetizador.

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El mural entintado —que estará exhibido ahí hasta la primera semana de junio y luego será convertido en un nuevo fanzine— fue resultado del Sumi Ink Club, proyecto de dibujo participativo que han desarrollado Sarah y Luke para, con papel y tinta como magníficos dispositivos, diluir jerarquías de cualquier tipo (edades, estilos, destrezas, etiquetas sociales…), generar interacciones e intentar reconstruir esos vínculos entre personas que parecen agonizar en el día a día. El resultado fue una especie de gran tapiz que lo mismo hace pensar en un monumental zine punk de personalidad múltiple que en una fiesta de tests de Rorschach donde no estamos seguros si vimos un panda ninja, una calavera reina y el ojo de un dios pacheco o si solo nos lo imaginamos. Todo, eso sí, en negro sobre blanco. En los tres días de taller abierto articiparon 70 personas, que debieron seguir unas cuantas reglas: usar tinta china sin diluir (entre más negro, mejor) y que cada dibujante fuera rotando alrededor del dibujote, por lo que no podremos hallar zonas en las que predomine el estilo de un pincel.

Y cuando me refiero al ejercicio en el que fuimos convertidos en un carnoso y conmovido sintetizador, estoy hablando del momento musical. Recordemos que el trabajo de Lucky Dragons, además de colaborativo, es interdisciplinario, y esa tarde de sábado bastó movernos de un piso al otro del museo para tener probaditas de esas aproximaciones tanto a la gráfica como al sonido. Cuando fue el turno de que Luke y Sarah manipularan botoncitos, lo hicieron primero para crear paisajes electroacústicos de poderes hipnóticos. De pronto, entre patrones y sonidos que jugueteaban aleatoriamente, nuestro oído detectaba algún ritmo que el cuerpo decidía seguir. Entre el público hubo un niño de unos 7 años que de pronto sintió el impulso de aplaudir rítmicamente, pero el papá le impidió continuar…

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Por suerte para el chico y para todos los demás, llegaría la hora de "Make a Baby", la pieza en la que la posición de escuchas solemnes se deja a un lado para, nuevamente, ver los resultados tangibles, ¡audibles!, del trabajo colaborativo. Los Lucky Dragons se refieren sucintamente a esta pieza como "sonidos emitidos al tocarse uno al otro la piel". Lo que hacen es dar al público unos cables que funcionan como señales de control a muy bajo voltaje, y todos irán modificando la señal con cada contacto piel a piel que vaya generándose. Conforme descubríamos que cada roce tenía un distinto equivalente sónico, las interacciones fueron transformándose de tímidas caricias a intensos frotamientos, ¡auténticos masajes sinestésicos! Luke y Sarah conseguieron desarrollar, mediante prueba y error, un sistema de afinación inherente a la pieza, y con ello, transformarla en un instrumento del que forma parte la feliz audiencia.

¿Fui el único al que se le salió una lagrimita al ver cómo la gente iba despojándose de todo airecillo petulante para integrarse al descubrimiento colectivo del poder de esos cables? Podría asegurar que no. Como también me atrevería a sostener que fueron pocos los que no aplaudieron ese ejercicio lúdico de cooperación e involucramiento colectivo en el que experimentamos las posibilidades de comunicarnos entre nosotros y eso que Luke y Sarah han descrito como la inefable experiencia de ser un individuo dentro de un grupo. Si ya disfrutaba las grabaciones de Lucky Dragons, desde ese sábado recordé que había que ver en todas ellas, incluso en las más abstractas y retadoras para la escucha, una dimensión juguetona y humanista que las vuelve completamente entrañables.

@peach_melba