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Música

Drogas, new age, y ‘Chicos de la luz’: Una entrevista total con Andrés Nusser de Astro

Platicamos con el líder de la banda chilena sobre su primer disco en cuatro años, su proyecto solista, la influencia que tuvo Enya en el álbum y el momento que viven como grupo.

Foto por Gabriel Schkolnick

En los últimos años se ha hablado muchísimo de la escena pop que está saliendo de Chile, de la que forman parte Gepe, Javiera Mena, Dënver y varios, varios más. También, como contrapunto, está la escena psicodélica (hace poco publicamos un artículo con 10 bandas indispensables de ella) de Santiago, o bandas de shoegaze como Adelaida y Velódromo. Pero Astro, una de las bandas chilenas que más ruido ha causado desde su debut, en el 2008, no parece encajar en ninguna de las anteriores, ni en ninguna otra.

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Desde sus inicios, cuando empezó como un proyecto de Andrés Nusser, el intenso y frenético sonido de Astro se destacó como algo único; las referencias a MGMT o Empire of the Sun que varios hacían para describir su música quedaron descartados rápidamente, y fue evidente que su dirección era distinta a la de esas bandas. Y ahora, después de cuatro años de prácticamente no publicar nada nuevo, el 24 de julio Astro estará publicando su apenas segundo álbum de estudio, titulado Chicos de la luz. La placa continúa con el acelerado sonido trópico-espacial que caracteriza a la banda, así como con los temas místicos que componen a varias de sus letras; sin embargo, es evidente que la banda ha madurado sónicamente en este tiempo.

Fue por eso que platicamos con Andrés Nusser, quien compuso todo el disco, sobre el LP; la inspiración detrás de las letras; su proyecto Karakoram-Mekong, en donde a veces sube demos; sus planes para hacer algo como solista; la inspiración que Enya y el New Age tuvieron en Chicos de la luz; y qué viene próximamente para la banda. Es una entrevista extremadamente personal, pero una que de cierta manera da un nuevo contexto sobre la mente detrás de la música de Astro.

NOISEY: Chicos de la luz es un título muy Astro.
Andrés Nusser: Mucho. Hay una creencia, no sé si llamarla mística o de otra manera, pero tiene que ver con la idea de que hay niños que vienen con un alma bella. Estos son los niños índigo, los niños de cristal, los niños arcoíris y otros más. Entonces la temática del disco nace un poco de ésta fantasía, de esta historia, y precisamente la canción “Caribbean” habla de estos chicos de la luz que bajan a la tierra, y qué se yo, llegan al Caribe. Y para allá va el disco, tiene actos de esto por todos lados, de puras cosas místicas. De lo que no hablamos en este disco es de animales.

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¿Por?¿Ya se les acabaron?
Sí, porque ya. Hay una sola canción que habla de animales, porque habla de mi perro. Una que se va a llamar “Kafka” —mi perro se llama Kafka.

¿Tú lees mucho sobre ese tipo de temas místicos, o por qué escribes sobre eso?
La verdad no soy muy recurrente para escribir. Normalmente escribo sobre lo que está a mi alrededor. Cuando estaba escribiendo para los discos anteriores yo leía mucho la National Geographic, y es por eso que tanto de los animales, de Bangladesh, etc. Porque es lo que tenía más. Y en este disco si estoy hablando de meditación es porque estuve aprendiendo mucho de esas cosas, porque las necesitaba en mi vida. Entonces el disco habla de cosas que yo estudié para mí mismo. Desde allí explota imaginariamente, o sea, de allí vienen los chicos de la luz, que no es algo necesariamente en lo que yo crea, pero ¿me entiendes? Hay canciones que hablan del Libro tibetano de los muertos, habla sobre el proceso de reencarnación y cosas así. Repito que no es algo en lo que yo crea, pero me parece algo bonito sobre qué escribir.

Portada de Chicos de la luz

Pero sí tienes el interés por esos temas en tu vida diaria, como en la lectura, me imagino.
Sí claro, es el reflejo de lo que me gusta leer en mi vida diaria.

¿Aún practicas la meditación, o fue una etapa?
Estoy empezando a practicar, no soy ningún gurú ni nada por el estilo, pero me ha hecho bien y ha sido necesario, ya que mi cabeza no paraba, por lo que fue como un freno a la mente.

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¿No crees que ese aspecto de ti se refleja en la música que haces?
Sí.

Pienso que tienes tantas ideas que eso se refleja en tu música, que es muy creativa y frenética, y tiene cientos de ideas contenidas en un solo paquete.
En mi opinión personal creo que precisamente ese es mi talón de Aquiles. Es un punto de oportunidad donde puedo aprender a dosificar, a hacer menos. Yo creo que este tema de la meditación, en un mediano plazo, me va ayudar a saber dosificar cuando produzco; me gustaría hacerlo mejor usando menos elementos.

Hay muchos músicos que son criticados por la falta de un editor, como Ryan Adams, que a pesar de ser un tipo súper productivo, necesita de un editor (productor) que podría guiarlo mejor.
Mira, yo creo que a Astro le haría bien en un futuro próximo trabajar con un productor existente. No necesariamente él va a hacer la música, pero sí a alguien que te edita y dice: “Hey, aquí hay mucho”. Alguien que elimine y borre el material adicional que no es necesario o alguien que te diga: “Hey, esto no suena tan bien, hagámoslo de nuevo”. O quizá ordenar un poco más el disco. Este álbum, al igual que los anteriores, creo que cada canción es su propio mundito, ¿me entiendes? Que al final creo que es algo bueno de Astro. Pero un productor externo quizá ayudaría a hacer que el disco tenga una continuidad, que sea un sólo paquete en lugar de ser un ramillete de canciones.

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Foto por Gabriel Schkolnick

Oye, y ¿tienes alguna idea de alguien con el que te gustaría trabajar?
Me gustaría mucho trabajar con un chico que se llama Julián, es el que producía las cosas de Soda Stéreo. Escuché su proyecto que se llama: Mitú.

Me encanta Mitú, te iba a preguntar de él, porque se me hizo que él era muy tu onda.
Lo vi en vivo en Bogotá en el Estéreo Picnic y, está bueno, bueno, bueno, bueno.

Yo no lo he visto en vivo, pero escuché el disco que sacó hace poco y me encantó.
Así que no sé, alguien así, de repente cuando hablo de un productor no me refiero a una persona como un Diplo, me refiero a alguien cercano que por supuesto sepa más que uno y que sea capaz de ver las cosas desde una posición externa.

Había leído que este disco tenía cosas medio Enya.
Sí, pero como referencia, nada muy exacto. “Caribbean” lo tiene por ejemplo con el sintetizador con el que entra. Ahora, no es el entorno de la canción lo que es Enya, es sólo la entrada del sinte. Y eso también tiene que ver con las letras, me pasa porque estuve escuchando muchísimo Enya este año.

No te imagino oyendo Enya.
Créeme que tengo el Best Of en el celular [ríe].

¿Cómo es la vida diaria de un integrante de Astro? Si uno escucha la música, ve los videos y las fotos de prensa, podría pensar que nada mas son unos niños de la selva que se juntan a hacer música con sintetizadores.
[Ríe] No, la verdad es que los días de Astro cambian mucho, seguramente así como con cada músico. Por ejemplo, no ensayamos siempre. Ensayamos un mes de manera intensa antes de algo importante, una gira o algo así. Entonces esos días giran entorno al ensayo, y cuando estamos grabando, todo gira entorno al estudio. Pero hay veces que cuando no hay grabación, ni producción, ni estudio, ni nada en lo que nos juntemos nada a menos de que tengamos que tocar durante un mes; entonces en esos tiempos uno puede trabajar en sus propias cosas. Ahora, por ejemplo, yo empecé a trabajar en algo mío.

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¿Tiene que ver eso con lo de Karakoram?
Quizás sea algo de Karakoram, pero no sé si vaya a ser en la misma línea. En sí la gracia de Karakoram es que no tiene línea. Es mi excusa para hacer lo que yo quiera fuera de Astro.

O sea, es tu cubeta donde hechas todas tus ideas.
Claro, y de hecho de Karakoram apenas he publicado cosas, la mayoría están guardadas, he publicado un par de cositas.

¿Pero esto es diferente, esto sí es como un proyecto real tuyo?
Ehhhh, no sé [ríe], mira te pongo un poco para que lo escuches. No sé, estoy trabajando en eso. Me gusta porque no es en computador.

Me gusta, es un poco más electrónico, de cierta manera mas ambient.
Sí, es un poco más New Age o algo así. Se lo mandé a mi papá y me dijo que era chillout [ríe]. Pero no tiene la voz aún.

¿A tus papás les gusta la música que haces?
Yo creo que les gusta más lo que he logrado que la música que hago, ¿me entiendes? Como el orgullo de padre.

¿Con ellos escuchabas música o era algo nada más tuyo?
Sí, de hecho mi viejo me mostró Enya cuando tenía tres años, así que ahí hay algo importante. También me mostró mucho otro tipo de New Age o cosas más Jazz como Pat Meheny, que fueron cosas que me marcaron harto y que sigo escuchando hasta el día de hoy. Y mi vieja tiene un lado más James Taylor o qué sé yo [ríe].

¿Qué te gusta hacer en tu vida diaria, cuando no estás haciendo música? Por lo que muestras en tus canciones, siento que tienes una aspiración por la exploración o por buscar cosas más allá de lo ordinario .
Mira, creo que era algo que yo hacía antes. Cuando era más chico tenía más tiempo, más recursos, qué sé yo, y iba mucho al sur, me gustaba mucho irme a la montaña, hacer trekking yo solo, me gustaba agarrar la mochila y desaparecer tres, cuatro días en la montaña. Pero es algo que no hago hace mucho tiempo. Hoy por hoy creo que mi vida es bastante más ordinaria [ríe], o sea es más de estar todos los días trabajando en la música; paseo harto a mi perro, me cae muy bien mi perro, Kafka, y luego cuando nos toca viajar con Astro, nada más. Entonces mi vida gira entorno a eso, y ha dejado de ser exploratoria.

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¿Y no es algo que extrañas?
Sí, totalmente. Pero es como que sí que no, porque también me gusta mucho lo que hago.

Foto por Gabriel Schkolnick

En una entrevista leí que te gustaría tener logros similares a los de Wayne Coyne de los Flaming Lips.
Sí, era algo que había pensado hace tiempo.

¿Qué es lo que te gusta de él o de los Flaming Lips?
Me gusta el cómo poder llevar algo tan extrovertido a la música, ¿me entiendes? La extroversión, la extroversitud, no sé cómo se diga [ríe], eso es lo que me gusta. Me atrae mucho la idea de que Wayne Coyne es muy honesto como personaje.

Según yo, lo más valioso de ellos es el discurso que se basa en la premisa de sentirte cómodo con la persona que eres, el poder ser feliz siendo como eres.
Claro, creo que me atrae eso porque es lo que a mí me gusta hacer. No estoy diciendo que sea un mentiroso con la música que haga ni una cosa, pero me cuesta mucho el decir: “ya esto, bye”, ese segundo pensamiento. Por eso me atrae mucho el ver a alguien que no tiene ese freno.

Y sus shows en vivo también son increíbles, ¿no?
Sí, de hecho de allí es cómo yo me enamoré más de los Flaming, del show en vivo, más que con los discos.

Hablando de eso, ¿cómo estás pensando que sean sus próximos shows (en un contexto visual)?
Estamos trabajando varias opciones, en el tema de luces estamos pensando en que el color negro tiene que tener un espacio importante.

¿Por qué?
Porque tiene una característica intrínsecamente misteriosa, es teatral, te deja construir mucho. Si tienes luz en el show todo el tiempo no puedes construir nada; en cambio si tienes negro, puedes empezar a construir, crear un contraste. La idea es poder elevar la emoción de lo que estas viendo. Nunca hemos trabajado arduamente en la propuesta visual de nuestros shows, por lo que recién ahora vamos a hacer un trabajo un poco más serio.

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Foto por Elisa Torres.

Al principio de tu carrera te preguntaban mucho sobre la psicodelia y tú respondías que ya ni tomabas drogas ni nada. ¿Cómo sientes que la percepción de tu vida ha cambiado con eso? Si es que sientes que pasó.
Mira, la salida de la droga y el alcohol fue un poco forzada porque no lo estaba aguantando y estaba muy desequilibrado. No necesariamente era un drogadicto empedernido, simplemente fue un desbalance. Eso me hizo darme cuenta de que había mucho más equilibrio, creatividad y otras cosas que podía adquirir por medio de la meditación. No necesitaba una droga que me diera eso. A pesar de eso, reconozco que en la marihuana se encuentran un montón de impulsos creativos, pero si también tienes muchos des-impulsos creativos eso se traduce a una falta de producción en tu ser que se hace gigante. Con respecto a las demás cosas, creo que lo más cool es el sabor que te queda unos días después de haber estado en un mundo mágico, y eso sí se pasa a tus canciones y a tus letras. No lo pondría ningún minuto en el cajón de lo necesario, es genial y ya.

Pienso que sí hay un antes y un después de tomar drogas psicodélicas, que pueden parecer irrelevantes pero que sí empiezas a ver las cosas de una manera distinta. Es algo que se queda contigo.
Si me dices eso, concuerdo contigo. Creo que después del primer ácido o de los primeros hongos hay un antes y después, en tu cabeza algo se quiebra y algo pasa. La diferencia más notoria es que un estado alterado de conciencia es muy distinto a la realidad, es como un trauma ya sea de forma positiva o negativa, hay un cambio de psique.

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¿Cuáles son las cosas que siempre has querido hacer, que no hayas hecho por alguna u otra razón y que tengas como metas a futuro?
No sé la verdad, me preguntas y no se me ocurre. Creo que sería algo en la línea de lo que estoy trabajando; me gustaría hacer un proyecto o algo que me permita viajar a todo el mundo. Si bien con Astro hemos viajado un montón, pero quizá por el idioma, no es algo que te vaya a permitir darle la vuelta al mundo. Entonces, quizá por ahí que lo último de Karakoram lo haya hecho en inglés; igual fue un trabajo que no se publicó, nada más allá de subir los samples y no hice más. Todavía no sé si vaya a escribir en español o en inglés, pero quizá lo que intente con esto, lo que me llama más de escribir en inglés, más que por el idioma, es poder ir a tocar a Japón, ir a Nueva Zelanda, Australia, bueno qué sé yo. Eso me gustaría.

Siendo tú él que escribió el último disco, ¿cómo lo percibes a comparación de los otros álbumes?
Bueno, han pasado cuatro años de que hicimos el anterior, y creo que se nota que hay más conocimiento, también hay mucha más propiedad en las canciones que estamos haciendo, menos referencias, y hubo un trabajo más serio de producción. Ahora, yo siempre me quedo un poco con el mismo sabor de productor, ¿me entiendes? Luego cuando termino un trabajo, escucho lo que aprendo. Entonces siempre dices: “bueno para el próximo haré tal cosa”, por eso me cuesta verlo como si en verdad fuera un trabajo perfecto, pero sí fue un trabajo bien hecho y que me gusta muchísimo. También fue entretenido porque fuimos a grabar la batería a Brasil, por ejemplo. Es un disco bonito, yo creo.

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Alguien me dijo el otro día que grabar una canción es como matarla, porque ahí se queda, encasillada en la grabación, atrapada en ese momento. Mientras las vas tocando en vivo, las canciones evolucionan, por lo que las conviertes en una mejor versión de lo que eran originalmente. En lo personal siento que eso pasa por ejemplo con Tame Impala: escuchas sus primeros dos discos, luego los ves en vivo y esas versiones son mucho mejores.
La canción cuando recién está grabada, está naciendo. En el momento en el que llega a una presentación en vivo, ya está madura. A nosotros nos gusta mucho más cómo suenan las canciones cuando estamos en vivo; hay mucho más que desarrollar: el canto, el trabajo de cohesión de banda, la canción se pone más rockera, y tiene más actitud. Yo creo que sí, la canción recién grabada está fresca; a lo mejor un buen productor hace un trabajo para que la canción suene madura a pesar de ser recién grabada. También el trabajo de ensayo de una banda puede ayudar a que suene madura.

¿Cómo sientes que Astro ha evolucionado como banda? Ya sea por la relación entre ustedes, la composición musical, etc. De empezar un proyecto en el que nada más estabas tú, hasta pasar por un proceso de 6 años.
La disciplina y las atribuciones entre la banda se han esparcido. Yo hago mucho menos de lo que hacía cuando Astro empezó. A lo mejor tengo la misma carga de trabajo que antes, pero ya tengo un plano específico de lo que hago dentro de Astro. Los chicos me están cubriendo por otros lados: al principio de Astro hasta yo hacía hasta las gráficas, porque uno tenía que hacer todo. Y ahora esas cosas las hace Octavio; prensa, medios, redes, toda esa mierda que a mí me caga..

Jaja, ¡perdón!
No para nada [ríe], yo me refiero a organizarla y ese tipo de cosas. También está la producción técnica de los shows, y yo ya no veo nada de eso. Ahora el disco lo están mezclando entre el sonidista y los demás, y es otra carga que ya no tengo.

Sientes que ya puedes dejar esa carga a alguien más, en lugar de meter tu cuchara todo el tiempo.
Claro, por supuesto. Es mucho mejor tener ayuda; a lo mejor es algo entretenido estar en la situación en la que me sienta el productor general del proyecto, porque puedo ver todo desde fuera y si digo: “¡Hey, esto no va a cuajar!”, se me escucha sin ninguna pretensión, ni ego, nada eso. Esa dinámica esta muy buena, se ha traspasado el sentimiento de la amistad a un sentimiento del trabajo. Está bueno porque está funcionando.

Dentro de Chile, ¿cómo ves a Astro? He visto que los han intentado de meter con Javiera y todos los demás, pero ustedes siempre han sonado diferente a comparación del resto, ¿no? También su historia fue muy diferente. O sea, llegaron y pegaron mucho más aquí primero que allá, todo ha sido muy diferente con ustedes que como es la norma de Chile con respecto a otros músicos.
Yo te diría que no tenemos mucha relación con los chicos de acá, en términos de estilo y otras cosas. Exactamente lo que me dices tú, no suena similar, no es muy similar, ¿me entiendes? Ahora, eso no significa que no sean amigos, o conocidos nuestros, y que hagamos colaboraciones, y una serie de cosas. Pero sí creo que Astro se ha movido por su propio camino.

En Chile la banda está bastante grande, acabamos de tocar en Lollapalooza en un escenario principal, bien temprano, pero para ser tan temprano el escenario se llenó; todos los medios pintaron la presentación como un éxito, a la gente le súper encantó y eso significó un crecimiento mas o menos de la banda.

¿Sientes a la banda en su momento más fuerte?
Sí, cada día es un momento más fuerte. Es difícil retroceder, si retrocede es porque algo está muy mal, uno siempre tiene que ir hacia delante.

¡Gracias Andrés, y suerte con el nuevo disco!

¡Chao!

Chicos de la luz estará disponible el 24 de julio.