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Música

RuPaul Drag Race: 7 memorables lip-sync battles for your life!!!

Hervideros de filosas y sangrientas críticas, indirectas que apuñalan por la espalda, ligues calentorros y lágrimas al mayoreo.

Uno de los momentos más esperados y cruciales de cada capítulo de RuPaul Drag Race es el Lip-sync for your life, aquel en el que las dos drag queens con el desempeño más obtuso del desafío principal, deben enfrentarse en un duelo de playback , para lo cual tienen que estar preparadas pues no tienen ni puta idea de la pista que sonará en cuestión de segundos. Lo único que olfatean es que se tratará un track femenino que seguramente forma parte del soundtrack consentido de los clubes gays gringos. A veces están ligados del algún modo al desafío principal. Eso nos lleva a pensar que todo aquel que haga casting para el reality de RuPaul debe tener una rocola en su cabeza. Quien realice la mejor interpretación frente a Michelle Visage, cantante de pop under y celebridad de la radio junto al diseñador de modas Santino Rice, más jueces invitados y según el fallo terminante de RuPaul, asegurará su estancia un capítulo más. Por su parte la perdedora tendrá que abandonar la pasarela y el hogar del reality después que RuPaul la despida con su clásico Sashay-Away.

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Hace pocos días arrancó el capítulo premiere de la séptima temporada de RuPaul Drag Race, la emisión más exitosa de LogoTv, canal privado estadounidense cuya programación está destinada a satisfacer las obsesiones, inquietudes y fetiches de la comunidad LGBT o LGBTTTI para los queers mexicas.

De todos los reality shows que pululan en la televisión por cable, el liderado por la drag más exitosa del mundo, virtuosa sobreviviente de los club kids neoyorquinos, probablemente RuPaul sea el más honesto y visceral. Mientras que algunas dragas que salen a cuadro tuvieron la fortuna de crecer con padres amorosos y de mentalidad abierta, muchas otras no tienden a maquillar sus orígenes devastadores: hogares disfuncionales, madres alcohólicas, padres homofóbicos que golpean a niños afeminados o los abandonan en estaciones de autobuses, bullying despiadado, intentos de suicidio, sida. Pero el pancake no sólo oculta las asperezas, también recubre traumas y la entereza y estoicismo se apodera de la pasarela. La emisión ha logrado traspasar la frontera del arcoíris para colocarse en el gusto culposo de los bugas.

No caer en el glamur morboso, desmedido y decadente de los participantes es casi inevitable: 14 hombres con nombres artísticos de impertinencia estilizada, se transforman en extravagantes drag queens ultrafemeninas las cuales tienen que sortear toda clase de retos (confeccionar vestidos haute couture, cantar en musicales o rockera o rapear, desfilar en pasarela, imitar a grandes divas, posar con alta sofisticación desde el fondo de una piscina por mencionar tan sólo un puñado) y vencerlos con tal de seguir al aire en el siguiente episodio y hasta formar parte de las tres o cuatro finalistas que lucharán con todo y pestaña postiza con tal de coronarse como la Next Drag Superestrella No 1 de Norteamérica. Además de hacerse de un cheque al portador por 100,000 dólares.

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Si bien el reality no es estricto en cuanto a la orientación sexual de los participantes (un hombre heterosexual puede libremente competir envuelto en vestidos y enormes pelucas), al parecer y a lo largo de estas siete temporadas, todos aquellos batos que han pasado por la casa de RuPaul han demostrado su homosexualidad abiertamente. De ahí que el delicioso anzuelo fácil de morder de RuPaul Drag Race estriba en la neurastenia afeminada de las perras concursantes, como suelen decirse entre ellas. Hervideros de filosas y sangrientas críticas, indirectas que apuñalan por la espalda, ligues calentorros y lágrimas al mayoreo son un banquete malsano de escándalo que enganchan y que por otro lado, no opacan el talento autodidacta y desbordante de las dragas.

En seis temporadas se han acumulado un número considerable de batallas lip-sync for your life. Si, ya sabemos que saldrán de sus madrigueras varias histéricas que aseguran tener maestría y doctorado sobre RuPaul Drag Race, por lo que aclaramos que la lista no es una muestra de lo mejor. El instinto del inventario está basado en el escándalo, la emoción conmovedora, el odio telenovelero o el puro gozo. Así que esta es la última oportunidad para impresionarnos y salvarse a ustedes mismas, The time has come for you to lip-sync, for your life! Good luck, and don´t fuck up…

Manila Lunzon vs Delta Work: “McArthur Park” de Diana Ross

La sincronización de labios en el universo drag no se reduce a una mera imitación convincente del artista que suena en los altavoces. Lo anterior es mejor dicho un show travesti. De hecho, la diferencia entre el travesti y el drag es que éste último amplifica, mediante los recursos de la histerismo camp, los rasgos femeninos casi en el mismo rango que exacerba sus fisonomías masculinas. El duelo entre la Lunzon y la Work ha pasado a la historia por el frenesí que impusieron a este clásico de Diana Ross, como si actuación fuera una definición aprobada por la RAE de lo que se realmente significa ser drag, sólo que sustituyendo las palabras por descomunales facciones.

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Da click a la imagen para ver el video.

Jinx Monsoon vs Detox: “Malambo No. 1” de Yma Sumac

Número que subraya la teoría anterior de cómo debe ser un show drag signo de pertenecer a las marquesinas de Dragway. Durante la 5ª temporada Roxy Andrews, Alaska y Detox formaron la perversa alianza a la que bautizaron como Rolaskatox. Juntas eran más perras y malvadas que las hermanastras de Cenicienta hasta la madre de cocaína. Por otro lado, Jinx Monsoon ponía el nombre de Seattle en alto cautivando a los espectadores con su don para la comicidad versátil y sus ataques de narcolepsia frente a las cámaras. Para rematar, esta rola requería de una improvisación operística llena de gracia cabaretera, sorprendiendo a muchos por su rareza dado el abanico de canciones que suelen aparecer. Después de este capítulo los aspirantes tuvieron que ampliar su catálogo musical. La Monsoon no solo ganó esta batalla sino que fue coronada como la Drag Superestrella de Norteamérica y en su cuenta bancaria aparecieron 100,000 dólares después de que la 5ª temporada llegara a su fin.

Tammie Brown vs Akashia: “We Break the Dawn” por Michelle Williams

No es precisamente la batalla más espectacular. El cariño a este video es que fue el primer lips-sync for your life de la primera temporada de RuPaul Drag Race. Nomás vean la jeta de Tammie Brown cuándo escucha las primeras notas y pareciera que estaba escuchando el b-side de un narcocorrido de El Komander. En cambio Akashia tenía la letra tatuada en alguna neurona y hasta el aullido más perdido por lo que su sincronización estuvo rompemadres. Hasta RuPaul se quedó boquiabierta.

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Dita Ritz vs The Princes: T“his will be (an everlasting love)” por Natalie Cole

Este duelo provocó unas expectativas de proporciones glamazónicas como si se tratara de un número de los Óscares, pues entre las jueces invitadas se encontraba nada más y nada menos que la misma Natalie Cole. A pesar de que ese día La Ritz no llevaba el vestuario más enceguecedor, desde un principio conectó con la radiante potencia del track, dando cátedra de lo que deber ser un auténtico show drag de altura internacional. El resto de los jueces desataron la fiesta. A The Princess le dijeron sashay-away.

Raja vs Carmen Carrera: “Straight Up” por Paula Abdul

Después de esta batalla, hacer algo así como lesbian-drag-soft-porn-show en vivo se volvió un poco más recurrente en los lip-sync battle de RuPaul Drag Race. Toda vez que Raja y Carmen fracasaron en el desafío principal que consistió en transformar a un macho hetero y alfa en drag, fueron enviadas al paredón de la eliminación. Empezó a sonar el hitazo de Paula Abdul y Raja fue la primera en dar de cinturonazos sobre la formaica para luego aventar la falda por ahí, enseñando unas buenas pantaletas. Carmen no se quiso quedar atrás y fue más lejos, quedando prácticamente sólo con los tacones puestos. RuPaul son de esos personajes a los cuales es muy difícil de espantar y sonrojar. Bien, este par de perras lo consiguieron.

Coco Montresse vs Alysa Edwards: “Cold Hearted” de Paula Abdul

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Es común que las dragas de RuPaul Drag Race se conozcan de tiempo atrás, mucho antes de coincidir en el reality, ya sea por ofrecer shows en los mismos bares o cosas por el estilo. Este tipo de batallas tienen sabor a telenovela nacional. Como si Dulcinea de Rosa Salvaje y Soraya Montenegro de María Mercedes se enfrentaran en un ring de la Arena México. Desde el principio de la 5ª temporada, la Montresse y la Edwards generaron un dramático odio entre ellas, de esos que alimentan ese inexplicable apetito de ver en aprietos al vecino de los espectadores. Aunque por lo visto ya tenían ganas de sacarse los ojos y ponerse minas explosivas en sus pelucas desde tiempo atrás.

Ben dela Creme vs Darienne Lake: “Point of no return” por Exposé

Caso similar al de Montresse y Edwards. La voluptuosa Darienne nunca tragó a BenDela Creme. Durante toda la sexta temporada se la pasó acusándola, entre manitas caídas y chicotitos de cachete, de oligofrénica, ególatra y presumida. Dela Creme fue más prudente y sólo le respondía de vez en cuándo aunque con pedradas más certeras. Su encuentro nos hizo salivar a muchos. ¿A quién le dijeron sashay-away? Mejor averígüenlo ustedes. No es lo que se imaginan.

Si quieres discutir sobre tus lip-sync battles favoritas con Wences, házlo por Twitter: @wencesbgay