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Música

"Tell mi mista major": música y resistencia en el paraíso

En nuestra primera entrega de Cartas desde Providencia, el productor Diego Gómez recuerda esa noche isleña en que la música se levantó contra la tiranía.

Diego Gómez con Mad Professor en Old Providence Records. Llorona Records, en alianza con el Teatro R101, opera desde marzo el Teatro Midnight Dream, y Old Providence Records, el estudio recientemente construido por el Ministerio de Cultura, la Cancillería y el Gobierno Nacional para hacer de la isla paradisíaca de Providencia un lugar clave en el ecosistema musical del Gran Caribe y de esta manera generar más empleo para los artistas locales. Desde entonces, un equipo de trece jóvenes isleños se están formando de la mano de los hermanos Gómez, líderes de Llorona Records, para asumir la gerencia del espacio en 24 meses. El proyecto contempla alianzas con la Universidad de los Andes, Dubspot, el British Council y varios sellos discográficos y festivales de UK, Jamaica y el Gran Caribe. De igual manera, productores como Mad Professor, Quantic, Richard Blair y Mario Galeano han sido invitados al estudio de Old Providence Records para construir de la mano de Diego Gómez y los artistas locales el nuevo sonido de la isla. Elkin Robinson fue el primer artista apoyado por la poderosa plataforma en la residencia creativa Sound Setters, en donde un equipo de 40 personas trabajó para hacer su primer disco ‘Come ‘Round’ y dar vida al "Old Providence New Roots", el sonido que tiene al artista isleño sonando en todo el mundo. Así mismo, Bertha Hooker, Manku y Elijah, artistas locales, lanzaron sus producciones este año y proyectos como Ondatrópica se lanzaron a la aventura de viajar a la isla para hacer su nuevo disco inspirados por su magia. Cartas desde Providencia es un diario de viaje, los apuntes de Diego Gómez en su experiencia como productor musical y líder del equipo de Old Providence Records. Estas son las memorias de su paso por el paraíso. Bienvenidos. *** ​Nitchman Robinson. Rebel. Un viernes hace unos meses en las horas de la noche, recibí una llamada de Charly Archbold, un promotor local, citándome con urgencia a la oficina del alcalde de Providencia. Al entrar a la oficina, el funcionario me miraba fijamente a los ojos sosteniendo en su mano un teléfono con unos audífonos puestos. -"¿Qué es lo que ustedes están haciendo en ese estudio, Diego?", me preguntó. -"No entiendo, don Arturo", le respondí. -"¿No has escuchado la canción?", me preguntó. -"¿Cuál canción señor alcalde?" Entonces me pasó los audífonos.

Resulta que la noche anterior, la Fuerza Aérea había mandado un helicóptero para recoger a un par de marineros acusados de narcotráfico que la policía había capturado. Esa misma noche, un anciano enfermo estaba a punto de morir en el barrio Bottom House. La familia, angustiada, llamaba a la alcaldía rogando que por favor le pidiera a la Fuerza Aérea que mandara el helicóptero para llevar al viejo a San Andres de urgencias, pero la respuesta oficial fue que era imposible volar de noche y que no podían atender el llamado. Entonces la comunidad de Bottom House entró en cólera y fue a protestar al aeropuerto. En esas, Nitchman Robinson, uno de los jóvenes productores que se viene formando en Old Providence Records, junto con Jordan Bway, decidieron irse al estudio toda la noche a descargar su rabia en una canción. Al día siguiente, "Tell me mista major" estaba sonando en todos los pick ups y teléfonos de la isla. Para el tema, Jordan había escrito una letra en donde de frente le preguntaba al alcalde que cómo era posible que el helicóptero viniera en medio de la noche a recoger a los 'narcos' y no a un anciano enfermo. Nitchman, por su parte, había creado una base de dancehall potente que asegurara que el mensaje llegara duro y claro a todos. La canción fue producida, grabada, mezclada y distribuida en toda la isla por la pareja de jóvenes artistas utilizando el Bluetooth de sus celulares para convertirse en un fenómeno viral en menos de ocho horas.

Lo único extraño para mí esa noche había sido una llamada de Nitchman a las doce, preguntándome un par de cosas sobre cómo operar el sampler que les había enseñado a usar esa semana. Me sorprendió gratamente que los jóvenes estuvieran aprovechando las noches para trabajar en el estudio. Mientras escuchaba la canción con la mirada del alcalde encima, pensaba en la destreza del flow de Jordan, lo conmovedor de su letra y la fuerza de la producción de Nitchman. En mi cabeza, respondía en silencio: "Esto es lo que estamos haciendo en el estudio, Señor Alcalde: lograr que dos jóvenes decidan cantarle la tabla al que sea en forma de canciones, recuperar la fuerza de la música en la isla".

El alcalde, ofendido, me argumentaba que él no tenía influencia en las decisiones de las Fuerzas Armadas y que la canción debía estar dirigida al Presidente. En todo caso el escándalo fue tal que llegó a Presidencia y desde ese día, el helicóptero recoge regularmente a los enfermos para llevarlos al hospital en San Andrés. En los carnavales de este año, el alcalde y Jordan cantaron juntos "Tell mi mista major", como un símbolo de reconciliación aplaudido por toda la comunidad. ***