FYI.

This story is over 5 years old.

Música

La vida más allá de Noruega: una plática con Lars Horntveth de Jaga Jazzist

Hablamos con el compositor principal de la banda de jazz experimental sobre su mudanza a LA, cómo fue crecer en Noruega entre puro metalero, y más.

Foto por Robin Ottersen.

Tuve una época en que no me perdía un solo show. Vivía en una ciudad que era un hervidero consumista, pero que si eras un pelín pillo, notabas fácilmente que también bullía en lo cultural. El resultado de ser un perfecto “yonki” fue muy positivo: tuve mi primera experiencia de afrobeat en vivo, vi a un pavo haciendo música con una consola de Colecovision, a otro que hizo un solo de batería de 32 minutos con un timbre atonal en plan mata-ratas de fondo, e incluso vi a Richard Hawley entre 60 locos enamorados y a The Mars Volta cuando todavía ni Flea sabía quienes eran.

Publicidad

Entre tanta apuesta a ganador, hubo un día que me acerqué a una mítica sala de aquella ciudad y tocaba un grupo… raro. Jaga Jazzist. Para empezar eran noruegos y eran un montón. Era la primera vez que iba a ver a un grupo noruego. Así como cuando llegas a un aeropuerto en Escandinavia y te flipas al instante al darte cuenta que eres el menos blanco en todo el recinto, fue atrapante ver cómo estos barbudos de camisas leñadoras (menos la tubista Line Horntveth, que es bien chica) tomaban el escenario y miraban sus decenas de instrumentos con seriedad pasmosa, como obligándolos a acompañarlos en la inspiración. Cuando comenzó la música entendí la actitud: sin seriedad no hay chances de ejecutarla correctamente. Del mismo modo que no hay posibilidades de hacer un salto de ski como el de Holmenkollen o diseñar el techo “caminable” de la Ópera de Oslo.

Un pequeño video de aquella noche donde vi a Jaga por única vez en mi vida, filmado por mí.​

Ese es el gesto artístico de Line y de los otros dos hermanos Horntveth, Lars —compositor principal, saxofonista, guitarrista, clarinetista y percusionista— y Martin –baterista y líder espiritual—, los fundadores de Jaga Jazzist hace poco más de 20 años. Esta gente se toma las cosas en serio, y desde esa solvencia, enloquecen hacia melodías más grandes que la vida, vuelven a la seriedad, se auto-remixean en una misma canción, suben, bajan, secuestran tus sentidos y de repente, ¡zas! Tienes una nueva banda favorita.

Publicidad

Desde aquel momento, en la primavera boreal del 2005, quería tener la chance de hablar con alguno de ellos. Diez años después y con la salida de Starfire, el séptimo disco de Jaga Jazzist a través de Ninja Tune, se me dio. Lars al Skype, listo para reprender mis preguntas, como obligándome a acompañarlo en el éxito de la nota. Ahí vamos.

NOISEY: Jaga Jazzist es una banda de ocho músicos; supongo que no será fácil juntarlos. ¿Cómo te sientes al finalmente haber podido lanzar este nuevo disco?
Lars Horntveth: ¡Genial! La forma en que este álbum fue hecho es más que nada porque todos nosotros estamos muy ocupados con un buen puñado de proyectos diferentes. Entonces la forma en que grabamos el disco fue que yo fui armando bases y luego cada uno de los chicos en la banda fue viniendo de Oslo para agregar sus partes, en sus momentos libres. Siempre es muy complicado, sobre todo para los ensayos, tener a cada uno en el mismo lugar. ¡Somos muchos para ensayar e ir de gira! [Ríe]. Pero de algún modo lo vamos haciendo.

¿Por qué decidiste mudarte a Los Ángeles?
Esto comenzó como unas vacaciones, en realidad. Vine aquí con un amigo a descansar, a pasar unas navidades, básicamente. Me gustó mucho el lugar y decidí quedarme un tiempo, viendo que mi agenda me permitía estar fuera de Noruega por unos cuatro o cinco meses. Por eso decidí quedarme y empezar a escribir este nuevo disco. Pero no es la primera vez que hago esto. Lo estuve haciendo por casi diez años, yéndome a Nueva York por dos o tres meses sólo para escribir música. Es lo bueno de tener un estudio portátil. Así que alquilé esta casa muy linda en Echo Park en Los Ángeles, con un estudio que da al patio trasero, una situación ideal. Aparte de esto, comenzamos a trabajar con un nuevo management, que tiene base en LA. Ninja Tune, nuestro sello y nuestra agencia de booking, también tienen oficinas aquí en el barrio.

Publicidad

¿Cómo te recibió la escena musical local? ¿Hay gente interesada en lo que hace Jaga Jazzist, o aún sólo les importa el gangsta rap y el glam metal?
[Ríe] La escena de LA cambió mucho en los últimos siete u ocho años, te diría. Especialmente por todo lo que sucede alrededor de Flying Lotus. La escena de la electrónica, y sobre todo el hip hop alternativo, gira bastante alrededor de él. También hay un montón de músicos viniendo de Nueva York, pasan cosas muy interesante. Sí cambió mucho desde ese tiempo, y especialmente en estos últimos dos o tres años.

¿LA te dio la inspiración que buscabas?
Mmm… es difícil de decir. Creo que no es no es tan directa la forma en que me inspiró. La inspiración no viene a mí de esa manera; no soy romántico respecto al proceso de crear música. Es más algo que estuve haciendo todos los días desde que tengo trece años. Trabajo entre diez y catorce horas al día. Así que no espero porque la inspiración llegue. Pero bueno, Los Ángeles es una ciudad situada entre una naturaleza impresionante; estoy en Hollywood Hills, en el medio de una gran montaña, hay un gran lago a cinco minutos caminando. Es bizarro vivir en este tranquilísimo barrio y poder caminar hasta Hollywood Boulevard, estar cerca de todo esto me gusta mucho. Y volviendo a la inspiración, la razón por la que este disco tiene canciones tan largas es que estuve escuchando mucha música house, me encantan las construcciones en esa música. Escuché mucho a Jon Hopkins, a Todd Terje –quien hizo un muy buen remix de Jaga, por cierto—, las construcciones largas en la música de estos tipos me inspiró, quise hacer lo mismo con Jaga.

Publicidad

Es la música con la que a mí me gusta conducir un coche. Esa es un poco la idea de este disco, no esperar que el coro llegue de inmediato, sino extender las etapas de las canciones. ¡Buena música para una ciudad como esta! [Ríe].

Cuando estás en Los Ángeles ¿qué es lo que más extrañas de Oslo? ¿Tu gente, la belleza de la ciudad o el Gjetost? [nota: un queso de cabra, medio dulzón de color marrón que los noruegos usan todos los días en distintas recetas.]
[Ríe] Vivo en Los Ángeles en el invierno noruego, para evitar su intensidad. Vengo hace tres años viviendo de junio a diciembre en LA y en la otra parte del año en Oslo. Amo Oslo, amo tener dos casas, pero obviamente extraño a mis amigos y compañeros de trabajo en Noruega, pero bueno, tengo un par de buenos amigos aquí también. Es bueno porque es un desafío social que te impones: debes buscar la gente correcta con la que relacionarte. Disfruto mucho de moverme entre ambas ciudades. Oslo en verano es increíble. Puedes ir a la playa todos los días y está todo muy tranquilo porque la gente se va de vacaciones a otros lugares.

Visité Oslo una vez y en ese momento Jaga Jazzist era una de las muy pocas bandas de Noruega que conocía. Así que desde un comienzo identifiqué la música de tu banda con el ritmo de tu ciudad: contemplativo, como en cámara lenta de a momentos, pero también explosiva en otros. ¿Ves alguna relación entre el sonido de Jaga y el ritmo de tu ciudad?
No creo que sea tan concreto. Una de las cosas que queremos hacer con nuestra banda es crear música que sea difícil de categorizar. Ese es uno de nuestros objetivos; es por eso que tratamos de esconder nuestras referencias lo mejor que podamos y no caer en que hacemos música de tal o cual lugar. La idea es no pertenecer a ninguna escena. Por supuesto que puedes ir por Oslo con tus audífonos escuchándonos y relacionar la música con cosas que ves, pero también puede pasarte en otras ciudades. Pero es divertido como algunos periodistas basan sus comentarios en lo distinta que es esta música de Jaga por el hecho de haberse escrito en LA. ¡Pero, tranquilo, yo no le doy el crédito a la ciudad por el disco! [Ríe]

Publicidad

Esa es una fantasía periodística, ¡hay que admitirlo!
Claro, igual que los títulos de las canciones. Me gusta usar los títulos como puntos de partida para tu propia película. Nombres cortos que sirvan de idea, que sean una foto que haga de comienzo de un viaje en tu cabeza ¡es algo muy cósmico! Nuestra música fue y es siempre muy cinemática; amo los soundtracks y el punto romántico que tienen.

Jaga Jazzist en el Barbican de Londres. Foto por Bard Sogge.

No quiero crear un problema de familia con esto, pero tu hermano Martin —baterista— vendría ser como el conductor del grupo en vivo, ¿estás de acuerdo?

Sí, claro. Martin es un performer genial y ese es su gran karma [Ríe]. Él me inspira a mí y a los otros en la banda, ya que siempre está 100% involucrado en la música. Y si de repente él no está en un día perfecto, pues se esfuerza para que sea el mejor día de la historia. Él es quien habla entre las canciones, quien levanta a la audiencia. Es una parte importante en la energía que damos en vivo. Siempre queremos enganchar al público, y él es fundamental para eso.

Ustedes se formaron en 1994, una época dorada para el Black Metal noruego. ¿Cómo fue estar en la escena allí en aquellos días?
Sabes, la escena del Black Metal en Noruega es bastante “secreta”, diría yo. Hubo mucho de aquellas cosas con Burzum, los asesinatos y quema de iglesias de mil años de antigüedad, cosas totalmente locas. No tengo ningún tipo de respeto por todo eso. Y este tipo que fue a la cárcel por lo que hizo y básicamente se convirtió en un nazi… es sólo un loco. Pero más allá de esto, algo de esa música me parece genial, y todavía incluso hay buen Black Metal saliendo de Noruega. Hay una escena bastante más grande que en los 90, pero la verdad es que es más popular fuera de Noruega que en el país, sobre todo en Sudamérica, Estados Unidos y Europa del Este.

Publicidad

Te preguntaba esto porque si sales un sábado a la noche en Oslo, te vas a encontrar mucha gente con la cara pintada de blanca y largos sobretodos y borceguíes negros. Y eso me hacía pensar que quizá en los 90, ustedes eran una suerte de freaks haciendo jazz…
Sabes, yo no estaba muy metido en esta movida en aquel tiempo, pero nuestro bajista sí, estaba a full en eso. La escena del jazz en Noruega siempre fue grande. Había un sello llamado ECM que era muy potente en aquel momento en nuestro país, potente en lo que al jazz refiere, venderían unos dos mil discos de cada lanzamiento. Cuando tenía diez u once años yo estaba súper metido en el jazz local, mucho más que en el jazz de EEUU. Coltrane, Davis y otros llegaron a mí mucho más tarde.

Starfire suena mucho más electrónico que sus discos anteriores. No es tan fácil sentir la sonoridad de los vientos en este disco, pero al mismo tiempo hay un buen nivel de gran de emotividad y grandilocuencia, como de costumbre. ¿Fue un desafío para ti lograr esto con una sonoridad distinta a la usual?
Siempre es un desafío. Creo que tengo un fuerte sentido de lo que me gusta, melódicamente hablando. Las melodías son súper importantes, fundamentales en cómo suena Jaga. Queremos hacer buenas melodías y producirlas de forma tal que nos suenen siempre frescas. Le dimos muchas vueltas a los trucos de producción en Starfire y también incorporamos muchos instrumentos nuevos. En cada álbum aprendemos a tocar nuevos instrumentos y a combinarlos de distinta manera para lograr nuevos sonidos. Ahora mismo tenemos cerca de 40 instrumentos en el nuestro show en vivo. La paleta se agranda; usamos voces, usamos guitarras lap steel, muchos sintetizadores, somos cuatro tecladistas en este show porque la música de Starfire así lo requiere. Siempre cambia esto y nos gusta autodesafiarnos para seguir divirtiéndonos. De lo que nunca puedo liberarme es del fuerte sentido de la melodía que tengo, y que me sigue a donde voy [Ríe].

Publicidad

Foto por Robin Ottersen

Eres un trabajador musical muy duro. Esa idea de estar todo el tiempo ocupado, ¿puede ir en contra de tus habilidades creativas?
Suelo estar de gira la mitad del año, con Jaga o con otra banda. Me encanta estar de tour y no necesariamente tener que estar pensando en componer todo el tiempo. Pero luego me aburro de esto y quiero volver a componer para Jaga o para alguna película, y en los últimos cinco años estuve produciendo mucha música, lo cual me gusta muchísimo. La mayoría de lo que produzco son artistas noruegos. Producir es muy interesante porque sales de tu cabeza por un rato y miras la música desde fuera por un rato y desde allí debes ayudar y hacer que la gente con la que trabajas explote su parte creativa. Lo disfruto a tope.

Otra cosa que hago mucho son arreglos orquestales para otros artistas. Está bueno dar un paso al costado y no ser la fuerza creativa principal de un proyecto.

Soy de Argentina, vengo de una familia mitad italiana, mitad española, con algún rasgo portugués, y cada vez que leo un ranking de calidad de vida me siento un poco avergonzado. ¿Qué se siente ser de un país que siempre está en el top ten de estas listas?
[Ríe] Si no eres un idiota, debes sentirte muy afortunado de ser noruego, porque es un país donde te puedes sentir realmente seguro. Eso es algo que mucha gente olvida: en Noruega la gente se queja todo el tiempo. Pero cuando vas a otros lugares y ves lo que la gente tiene… especialmente en cuestiones básicas como la salud. Nosotros pagamos muchísimos impuestos, pero regresa en muchas buenas maneras. Es un país muy estable y rico. Tenemos mucha suerte. Con Jaga siempre obtenemos ayudas del gobierno. Sino siendo una banda tan numerosa no podríamos ir a Brasil o EEUU. Por supuesto que tratamos de evitar eso, pero a veces es inevitable.

En tu opinión, ¿cuál es la mayor contribución de Noruega al mundo: el cortador de queso en fetas, el spray en aerosol o la música de Motorpsycho?
[Ríe sonoramente, ¡mucho más de lo que esperarías de un noruego!] ¡Creo que la música de Motorpsycho! El cortador de queso [nota: fundamental para el uso del Gjetost] lo puedes encontrar en cualquier lado en EEUU, lo tuve que comprar aquí porque es menester tenerlo en mi cocina. Es algo muy escandinavo.