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Música

Grabaciones Espanta-vietnamitas

Pusieron a un par de vietnamitas a grabar voces diciendo “váyanse, váyanse”, o algo así.

Aquella escena en Apocalypse Now! que todo mundo conoce y de la que hablé por ahí en alguna ocasión, en la que helicópteros vuelan con bocinas enormes y atormentan a comunidades vietnamitas con música wagneriana está, obviamente, basada en una historia verdadera. Y aunque el Ministerio de Defensa Británico lo niegue, durante los 70, en Irlanda del Norte, un aparato llamado Squawk Box fue supuestamente utilizado para calmar a la banda enardecida. Ese aparato estuvo basado en la misma cosa.

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Inventaron el napalm, y es que cómo putas vas a matar a gente que está metida en la selva, ¿disparando? Tenían que pensar en métodos que no les hicieran gastar tantas balas, pero que fueran igualmente efectivos. Es decir, que acabaran con cualquier posible reacción del enemigo. Ah, los gringos, tan ingeniosos como aquellos de la Santa Inquisición… Pues sí. Idearon aquello que sirvió de ejemplo para Apocalypse Now! y para el Squawk Box. En fin…

Urban Funk Campaign (UFC de una vez) fue el nombre de la campaña, si vale esta redundancia idiomática, que los gringos usaron en Vietnam para intentar chingarse a los comunistas del Vietcong. ¿De qué constaba? De helicópteros cargados con enormes bocinas que lanzaban frecuencias audibles e inaudibles por toda la selva vietnamita. Esos helicópteros eran conocidos como Curdlers, pero entre las filas gringas se referían a ellos como People Repeller (algo así como “ahuyentador de gente”). Y pues sí. Además del napalm, el sonido también podía ser un arma que fuera más envolvente, más directa y más expansiva. Digo, ¿podemos huir del sonido?

Siguiendo al periodista John Pilger, quien entrevistó al primer general encargado de llevar a cabo la operación UFC, los creadores se enfocaron en el carácter supersticioso de la sociedad vietnamita. La UFC, entonces, tenía como objetivo sacar de pedo a la banda comunista que estaba en la selva al hacer pasar estos sonidos como las voces de sus antepasados. Así, los People Repellers se encargaban de precisamente ahuyentar a los vietnamitas a través de cintas que fueron llamadas Wandering Souls (algo así como “Almas en pena”). Aquí puedes escuchar algo. Y pues sí. No mames. Que sea de noche y escuchar una de esas cintas seguramente saca de pedo muy cabrón.

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El chiste de este pedo es que pusieron a un par de vietnamitas a grabar voces diciendo “váyanse, váyanse”, o algo así. Entonces, cuando los soldados del vietcong, aquellos del norte comunista de Vietnam, escuchaban eso, se asustaban y supuestamente dejaban las armas. De la misma manera existe el rumor de que estas grabaciones resultaron tan efectivas, que hasta los mismos sureños, aquellos que peleaban junto con los Estados Unidos, también se asustaban al escuchar esas grabaciones. Incluso hay por ahí por lo menos un testimonio de un soldado gringo que dice también haberse asustado por dichas grabaciones…

Estos helicópteros, o bueno, el sistema de sonido que llevaban era capaz de producir sonidos a 120 db (que está entre un concierto de rock y el motor de un jet). Llegaban a tener un alcance de unos 4 kilómetros, y cuando no ponían las cintas de Wandering Soul, se ponían a tocar a ese mismo volumen sirenas con frecuencias que oscilaban entre los 500 y 5000 hertz. Todo esto, a unos 6 metros de altura con respecto a la copa de los árboles. Así que, eso debió de haber sido un puto terror, pero sin duda más efectivo que las balas. Pero en este caso no sólo hay que pensar en los oídos o en las creencias de los vietnamitas. Hay que pensar también en su vida porque a los gringos les gusta eso de matar a la banda. Va entonces una breve acotación.

El sonido no sólo te puede joder los oídos. Te podría matar. O quizás destruir alguno que otro órgano interno. Digo… si sirvió para tirar murallas… En fin. Hubo por ahí un francés llamado Vladimir Gavreau que junto a su equipo se dedicó a hacer experimentos con sonido durante la década de los 60. En uno de esos experimentos, él y su equipo, se dice, sintieron náuseas, y a partir de ahí Gavreau se dedicaría a diseñar armas sonoras. En esos nuevos experimentos, comenzaron a sentir espasmos y malfuncionamientos en algunos de sus órganos.

Las conclusiones, si seguimos lo que Steve Goodman escribe por ahí, fueron que al utilizar sonido inaudible dirigido a una persona en específico en determinada frecuencia, podría generar una intensa fricción entre sus órganos internos, y que, si lo pensamos, podría acabar en una terrible situación, además de causar desastres en los nervios… Estas indagaciones inspiraron toda una carrera armamentista en cuanto a sonido que muy probablemente derivó en la UFC. ¿Y ahora? ¿A quién culpar entonces?

Haya servido o no, hayan dejado la selva y huido de aquellas almas en pena o no, no cabe duda de que no sólo en ese caso el sonido sirve como una puta arma. Si no, piensa siempre en ese pinche vecino jodido que todos tenemos. Por favor no seas como él.