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Música

Belinda usa encapuchados armados en su nuevo show; después, promociona paletas heladas

O cómo enfrentarse con el problema del "Solo en México".

Recuerdo que una vez, revuelto en puro morbo, puse un DVD titulado "El Tri Sinfónico" en mi casa. La idea era tan absolutamente exagerada (la de los horrendos gritos de Alex Lora acompañados de una orquesta en forma, más allá de sus letras - "me echo un soplado, me sale con premio" - o su mínima capacidad musical) y la portada era tan de mal gusto (venía en un elegantísimo empaque blanco, y tenía en relieve el logo ese del grupo que parece una mala pinta callejera) que estaba emocionado por lo que estaba a punto de ver.

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Foto vía Filarmónica de Querétaro

La película no me defraudó; los primeros minutos incluian imágenes del Che Guevara intercaladas con otras de la Vírgen de Guadalupe, de Woodstock con niños de la calle, y entre toda esa extraordinaria amalgama de imágenes apareció un Alejandro Lora, ataviado como siempre, con su pésima elección de disfraz y pelo enredado y digno de cualquier rocanrolero de la Portales en los ochenta, con un bajo eléctrico en forma de verga aventando mecos por todo el escenario. La canción era una extraña mezcla entre "Así habló Zaratustra" de Strauss y ese triste blues urbano que es el "Asalto chido", original de Rockdrigo González

Foto vía Star Media

Pensé, como el burgués arribista y supuestamente europeizado que soy (situación latente en todos mis comentarios anteriores) alguna cosa muy común, como "es que esto pasa solo en México" y reafirmé que, eso sí, yo y mis paisanos asumimos este tipo de expresiones con una normalidad que abruma. Eso pensé.

Traigo a cuento esta historia porque hace semanas sucedió lo mismo en mi cabeza. Paseaba yo por los titulares de El Universal cuando me encontré con otra genialidad de lo insospechado:

"BELINDA PRESENTA ENCAPUCHADOS CON ARMAS EN SU SHOW"

Me detuve. Lo leí de nuevo. No sonaba del todo lógico. Algo inverosímil. Otra vez:

"BELINDA PRESENTA ENCAPUCHADOS CON ARMAS EN SU SHOW"

Click.

Tal cual: Belinda bailaba en imágenes rodeada de miembros elite de alguna milicia, dignos representantes de la muerte en cualquier latitud del mundo. El remate fue el contexto en donde presentó semejante espectáculo: el carnaval de Mazatlán, Sinaola. La tierra del Chapo. La tierra del cartel más poderoso del país, quizá del mundo. La tierra en donde, muchos dicen, se originó el problema del narcotráfico en México, muchas, muchas décadas atrás.

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Belinda no es necesariamente una artista que confronte nuestras realidades más incómodas. Nunca lo ha sido. Esa excusa sería todavía más divertida (Belinda, la niña imposible en físico y poder, indiferente desde siempre a la realidad de la enorme mayoría del país al menos simbólicamente, "hablándole a México"). Entonces, diría Martinoli, ¿QUÉ-LE-PASÓ-A-BELINDA?

Lo ignoro totalmente, y me regocijo en ese mismo morbo de porquería y comentario elitista en el que me sumergí al principio de este texto. Es un acto tan fuera de lugar, tan fuera de contexto, tan idiota, tan carente de comentario y tan insultante en tantos niveles que uno no puede más que adorarlo. ¡EN MAZATLÁN! ¡ADEMÁS LO HIZO EN MAZATLÁN!

Para acabar el asunto, cuando lo comenté con unos amigos recibí otra noticia increíble: Belinda había logrado hacer un trending topic en Twitter en donde se dejaba en claro su amor por las paletas Magnum. Imagino un hashtag así como #belindaamamagnum o alguna tontería de ese tamaño.

Y no sucede "nada más en México", porque idiotas insensibles y expresiones de absurdo hay en todos lados del mundo. Pero sí me deja pensando, de nuevo, que la gente no entiende o la gente es muy tolerante o todos están locos menos yo o yo he dejado de entender nada. Porque… pues no mamen.

De veritas: no mamen.

(Fotos de Belinda, vía El Universal)