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Música

Vaginas Encabronadas en el Cine Tonalá

Las Navajas se pusieron bien filosas de su rockanrol. Sobre todo la vocalista, Dementia Sinner, que tiene una vocezota mata-putos.

¿Qué valor tiene el feminismo en este siglo y a esta altura del Ecuador? Ninguno. A nadie le importan los derechos de las mujeres y mucho menos un sábado en la noche. Por eso un letrero que anuncia chicas a $80 es la mejor idea. Atrae a los clichés más asquerosos de cualquier contexto y a muchos marranos equivocados. Grrrls Grrrls Grrrls. Eso decía la caja de luz que da a la calle de Tonalá. Podía ser una función de cine porno o una reunión extemporánea de Riot Grrrl. Por suerte para mí, hubo lo mejor de las dos cosas.

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No fue un congreso feminista noventero y las chicas estaban lejos de ser del tipo mueve-la-panza-por-un-peso junto a un palo. Bueno, en realidad no tan lejos. Kathleen Hanna bailaba en un teibol. Le gustaba decir que es un trabajo no más denigrante que el de mesera, y que paga mejor. Cada quién. La cosa es que no fui la única que se apareció en el Cine Tonalá en punto de las 9:30. Eso dice más que los prejuicios.

La noche empezó con el debut-despedida-reencuentro de Línea Profesional. Una banda fugaz. Igual de efímera y entrañable que un eructo a dos voces. No le avisaron a nadie. Se arrancaron a tocar. Sara marcó el ritmo en la batería y Uchi se puso salvaje con la guitarra. Atrás de ellas se proyectaban películas de mujeres vampiro, escenas de Death Proof y retazos de mujeres de otras épocas. A veces Uchi se acercaba al micrófono a gritar alguna sílaba mientras Sara le daba su golpiza a la batería sin despeinarse nada.

Para la segunda mitad del show invitaron a jugar a Mariana, baterista de Yellow Yesterday. Gritaron su nombre y subió a tomar el lugar de Sara que ya se había colgado una guitarra. Hicieron un ruidazo. Luego, a petición de unos fans gritones soltaron su one-hit-wonder que dice algo de unas naranjas. Y como en todo reencuentro-debut-despedida hubo un par de nostálgicos que pidieron “otra”. Nos dejaron tontos a todos. Estuvo divertido.

Después de un intermedio en el que nadie se puso a pensar sobre el rock de niñas en este país, se treparon Las Navajas al escenario. Escuché a alguien decir que si fueran una muestra poblacional, los resultados arrojarían que el 75% del mundo son pelirrojas despampanantes. Me pareció un buen cumplido. Ojala todos fuéramos pelirrojas descendientes de los Ramones.

Las Navajas se pusieron bien filosas de su rockanrol. Sobre todo la vocalista, Dementia Sinner, que tiene una vocezota mata-putos. Trae el pelo largo, igual de rojo que su lipstick y llevaba un vestido corto de bolitas que no le restaba ninguna credibilidad. Se sentía euforia en la sala. Las chicas mantuvieron el cool. Una de sus rolas la dedicaron “a los puercos policías”. Aunque fue un show breve, para esas alturas los de las últimas filas ya nos estábamos balanceando en nuestras butacas. Algunos bailaban y gritaban cosas de borrachos. Hacia el final tocaron un cover a “Now I Wanna Sniff Some Glue” encima de unos pedazos de Fear And Loathing In Las Vegas. Cerraron con la baterista echando desmadre al micrófono. Se puso bien.

Sigan a Las Navajas. Prometen.