FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Conspiración Alfa 5 era la mejor banda de todo el universo

Conspiración nunca tocó en el Vive, nunca sonó en Reactor y mucho menos pusieron su disco en ningún top del año. Sin embargo, la ira, el libertinaje, la locura y vehemencia que los caracterizaba seguirá existiendo por siempre.

En algún momento del 2006, Conspiración Alfa Cinco era la mejor banda de todo el universo. Cuando los vi por primera vez pensé que habían salido de un portal hacia otra dimensión. Todos tenían cara de desquiciados, se movían como robots calientes en speed y lo que salía de las bocinas eran putazos a toda velocidad. Izzie Fatale, vocalista y bajista de la banda, me pareció como un demente tocado con el dedo de Dios para ser un pinche soberano de la degeneración. “¿Donde están los conejitos?” preguntaba Izzie bien emputado desde el escenario de Rockotitlan. “¡No sé, te lo juro que no sé donde están los conejitos!” le contestaba yo, y como si todo el embrollo de la ubicación exacta de tan adorables criaturas no hubiera importado nunca, se seguían con su descarga de furia en forma de canciones.

Publicidad

Por ese entonces, toda la tirada era la de ser bien trágico, de cortarte las venas y cantarle rolas de Saosin a tu morra. Había rumores de que los Thermo se echaban un disparejo para ver a quién le tocaba llorar cada vez que tocaban, towdozz ezKriBíAn AZZzziiii y en general la bandita punk rocker se volvió de la noche a la mañana bien pinche teta. Éramos unos pinches morros, teníamos la vida por delante, pero por alguna razón todos estaban deprimidos al respecto. A mí no me gustaba estar triste, yo me quería romper algo y fue en ese singular momento en medio de puro emo sudado, que me di cuenta que en esta vida hay que tener huevos. Para qué andar bajoneado si “todos están bien, todos tienen piel”.

Pinches Conspiración Alfa eran la única banda que no tenía miedo. Mientras el circuito de bandas en el DF estaba poblado con propuestas “demasiado sensibles para tí”, los CA5 estaban llenos de hambre, ira, vicio y lujuria, del tipo de mierdas que quieres hacer cuando estás joven y no andarte cortando los bracitos. Estos mutantes, me hacían querer traspasar los límites de lo posible, volar y disparar lasers por los ojos a los edificios, convertirme en una bomba atómica, dividir mi cuerpo en partículas subatómicas y manipularlas con el control de la mente. La Conspiración Alfa 5 era algo más que la unión de sus integrantes, era una noble catalización de una hecatombe juvenil.

Después de esa tokin, me volví un pinche converso. Quería escucharlos todo el tiempo, iba a todos los shows cuando venían al DF y le intenseaba cabrón en el slam. El arte de sus discos me parecía idílico. Sus canciones eran la culminación de chingo mil años de cultura. Me mamaba verlos en vivo y que pareciera que traían prisa, se subían al escenario y tocaban todo su set en 20 minutos, así como putiza afuera de prepa nocturna.

“Desearía haber nacido campeón olímpico de la difícil prueba de los 400 metros planos”. Estos weyes no se andaban con mamadas; sí eran una banda que me representa. Sus canciones hacían vibrar todos tus huesos y la manera en que se movían en vivo era catastróficamente poética. CA5 era una banda que te provocaba cientos de sensaciones pero sobre todo te contagiaba el hambre de comerte al mundo nomás para chingar.

Lamentablemente, hoy en día estos iluminados por la demencia ya no tocan juntos, aunque afortunadamente todo el cotorreo emo tampoco. Conspiración nunca tocó en el Vive, nunca sonó en Reactor y mucho menos pusieron su disco en ningún top del año. Sin embargo, la ira, el libertinaje, la locura y vehemencia que los caracterizaba seguirá existiendo por siempre.