No se nos ocurren peores nombres para bandas que estos (Parte I)

Hay una línea delgadísima entre lo original y lo ridículo. Muy. Extremadamente delgada. Cuando se cruza, el fracaso es cuestión de tiempo. Hay bandas que lo hacen todo el tiempo, pasan la frontera en busca de palabras pegajosas para llamar la atención de su público y terminan ahogados en cloacas llenas de frases sin sentido que huelen peor que los desechos humanos.

Si hiciéramos un análisis exhaustivo sobre todas las bandas con nombres horribles que existen en el mundo, no nos alcanzarían los contenedores de Google para almacenar tanta estupidez que pretendía ser diferente. Por eso lo dividimos en partes. "No se nos ocurrieron peores nombres para bandas Parte I” es un primer repaso a los intentos de nombres para bandas más fracasados del mundo.

El nombre de esta banda de rock underground de los 90 suena a película porno mexicana en donde la trama se desarrolla en una vecindad que funciona como casa de orgías. Las sirvientas ahí no son sirvientas sino ficheras y son puercas pero de la mejor manera. Lin May pudo haber sido la protagonista. Pero no, desperdiciaron la potencialidad del nombre para ocuparlo en una agrupación que sólo se presentó tres veces en vivo. Sin ficheras, ni orgías, ni nada. Solamente tres vatos pintados como trasvestis que no aflojaban nada.

Si su target son amas de casa o simpatizantes de Tízoc, estos españoles ya van de gane. El nombre es malo pero hace honor a los valientes (que a pesar de caer repetidamente en un dolor parecido al que se siente cuando te pegas en el dedo chiquito del pie con la esquinita de la cama) siguen dejando los pies al aire. Esta banda de pop-rock de los 80 podría musicalizar una de las películas de La India María o hacer soundtracks para infomerciales de productos milagrosos quita-juanetes.

Son los GENIOS más grandes de todo el planeta.

Las tortas de huevo representan, para la mayoría de los que sufrimos la tortura de la primaria, el peor alimento a la hora del recreo. Tal vez esa imagen repugnante de huevo frio dentro de un bolillo con mayonesa y chiles en vinagre que provoca el vómito más oloroso de todos los tiempos sea exactamente lo que el grupo quiere proyectar. De lo contrario, ustedes (banda metalera jalisqueña) por lo menos deberían aclarar si el huevo de su música lo sirven caliente.

Por cierto, usar la abreviación TDH por que ya se dieron cuenta que la cagaron es mercadotecnia de hueva.

¿La idea de ponerle a una banda un nombre en inglés cuando las canciones y los integrantes son mexicanos es para darle a todo más caché? Y la pregunta va para todas las bandas con nombres gringos sin músicos gringos, porque si la idea es escucharse “alternativo” podrían haber hecho la traducción a lenguas indígenas. Decir ¡Hola Caballo Marino!, suena mal, no entiendo porque pensaron que traducirlo al inglés lo haría sonar menos cursi. El optimismo que hay detrás del signo de exclamación aunado a la referencia de animales hermafroditas produce todo menos “caché” mis queridos hermanos patriotas.

Los tamales de chípil dicen que el nombre de la banda se relaciona de manera directa con la cercanía que sienten con “la piel mexicana”. Aunque también el nombre de comida yucateca puede ser la voz interior de todos esos extranjeros que gritan “somos parte de esos pinches jipis que caminan por Chiapas sin zapatos nada más para probarles a todos ustedes mexicanos que somos mejores activistas que ustedes”. No sé, esa podría ser otra tirada. Tal vez si se disfrazan así, por lo menos habría congruencia con lo que predican.

No por comer y cantar sobre el maíz se vuelven más mexas, muchachos de harina.

Los de Genitallica son famosos y lograron salir adelante. Su nombre sigue siendo de los peores de esta lista. Tal vez ni siquiera se habían dado cuenta que ese nombre apestaba, pero aunque el fanatismo ciegue, sí, suena mal. La palabra “genital” sólo la utilizan las maestras reprimidas de escuelas católicas o ginecólogos pervertidos graduados en los 70. Ponerle “Penitallica” o “Vagitallica” a este grupo de rock/ska/punk/hiphop/funk mexicano hubiera sido lo mismo que a lo que suena el nombre real, una verdadera basura.

Las gusanas ni siquiera existen. No hay femenino para los gusanos. Los gusanos de tierra no tienen ojos. Los otros gusanos sí. Si lo que quieren dar a entender con el nombre es que su banda es como un gusano de tierra ya va todo mal de entrada. Esos gusanos no se vuelven mariposas. No vuelan. Si existe una metáfora detrás del bicho, nadie la entendió.

Queridos Barbacoa de los domingos: somos uno de los países con mayor índice de obesidad mórbida, dejen de hacernos salivar mientras vemos la portada de su disco. No es justo para nosotros ni para el mundo. Por lo menos deberían tener a una señora llamada Doña (inserten el nombre que quieran aquí) que portara un mandil de cuadros y tocara la batería, eso le daría más originalidad a la banda y todo el concepto sonaría menos forzado. Piénsenlo.

¿Por qué habría un pingüino en un ascensor? ¿Por qué no mejor usaron la palabra “elevador”? ¿Viven en Alaska? ¿Trafican animales? ¿Son tan millonarios como para tener su propio ascensor? ¿O su propio pingüino? ¿Les gustan los ácidos? Además de eso, los pingüinos ni siquiera son animales tan agradables y la gente sufre de claustrofobia en los elevadores. ¿Por qué alguien en su sano juicio desearía pagar cover por ir a ver una banda que tiene nombre de un animal con olor a pescado?

La incongruencia que hay detrás de las bandas underground que no quieren ser famosas para no ser mainstream pero que sí quieren sacar un disco, irse de gira y tocar en grandes y jugosos festivales de música, es la misma que hay detrás del nombre de esta banda uruguaya que quiere gustarle a la gente usando la psicología inversa. Dejen de ponerle nombres a las cosas para que sólo las entienda su mamá.

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