FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Ser teloneros en Colombia, por Desnudos en Coma

Abrirle a una gigante de afuera en tu propia casa. La banda caleña que recientemente abrió el concierto de Faith No More en Bogotá sabe de lo que habla.

Invitamos a la banda caleña Desnudos en Coma, que recientemente abrió el concierto de Faith No More en Bogotá, a escribir una columna sobre un tema del que todos hablan pero pocos tienen conocimiento de causa: abrirle a una banda internacional en tu propia casa. Y dice… ***

La noticia de Faith No More nos llegó a finales de un tour por Estados Unidos, en un cuartico de hotel en Kingman, Arizona. Estábamos destruidos durmiendo cuando David, el baterista, vio el mensaje en su celular y quedamos todos sorprendidos:

Publicidad

-¿A lo bien?

-¿Por qué?

-Muy raro…

-Muy áspero.

-Pero,¿por qué nosotros? A mí ni me gusta Faith No More.

-A mí tampoco. Aunque, Mike Patton… re satánico.

Estuvimos un rato hablando al respecto, finalmente contentos de saber que la vaina seguía, que si lográbamos volver a Colombia íbamos a seguir viajando y tocando en este tipo de conciertos que, igual, se hacían cada vez más grandes y jodidos. Y jodidos por cosas como:

1. El sonido

La verdad no importa demasiado si tu banda es o no la más adecuada para abrirle a Metallica o al Pibe Valderrama Trío, lo que importa es sonar bien, pero el sonido es algo impredecible y lograr controlarlo en cualquier tipo de concierto es un proceso que toma tiempo, unas dos horas de soundcheck, y mínimo cinco años de amor entre la banda y el ingeniero de sonido. O sea: paila. De regreso a Colombia estuvimos en Bogotá abriéndole a Title Fight junto a tres bandas extranjeras. Los teloneros tenían como 20 minutos para conectarse, "probar sonido" y ya, a tocar. Sonamos paila. La verdad es que toca acostumbrarse a esas condiciones.

Tiempo después del anuncio de lo de FNM llegó el día y estábamos en pleno Teatro Royal Center camino a probar sonido después de la gigante gringa. Durante un mes se había dado lora sobre el concierto: "FNM y su banda elegida, Desnudos…". El interés fugaz de los medios hizo que nos llamaran a las casas para entrevistarnos. Nuestro interés fugaz por Faith No More hizo que escucháramos más de sus temas. De pronto para que nos gustara esa banda había que escucharla en vivo y ahí estábamos, subiendo a la tarima donde los equipos de la banda legendaria estaban cubiertos por sábanas blancas y se veían enormes y sagrados detrás del backline que había para nosotros. Según David, nuestro batrísta, parecíamos unos "inmigrantes" frente a semejante elegancia. Por descuido, él no traía su pedal de bombo y fue chistosa la discusión que se armó con los organizadores de la tarima:

Publicidad

-¿Parce, y el batero de FNM no nos prestará el pedalcito?
-(Entre risas) Imposible.

La prueba de sonido fue complicada. Nunca tocamos en sitios tan grandes y a duras penas nos vimos con el ingeniero de sonido que nos ayudó ese día. Y aquí hay otra cosa importante: una banda bien conformada implica un equipo numeroso: ingenieros de sala y de monitores, roadie, stage manager, en algunos casos alguien para las luces y hasta fotógrafo… un equipo que, por demás, ha trabajdo durante mucho tiempo junto. Nosotros poco a poco hemos armado este equipo gracias a parceros que nos ayudan, pero nos falta mucha preparación para enfrentarnos, como debe ser, a grandes escenarios. Como este. Y sí, aunque esta vez la prueba de sonida estuvo jodida, VALÍA CHIMBA. Siempre hay que tocar con toda y si además te tienen un camerino bello sin ventanas para condensar el humo, una tabla de carnes/quesos y, de repente, un botello de ron, pues de nuevo, vale chimba. Eso nos regalaron ese día y nos subimos a tocar con toda.

Sin embargo, el trato decente que uno espera no siempre está, y ese es otro punto jodido a la hora de ser telonero:

2. Las expectativas.

En el toque con Title Fight, por ejemplo, sabíamos que la paga era el honor y disfrute de tocar antes de ellos. Era un toque más punkero, éramos la única banda nacional y, bueno, todo bien, conseguimos la plata del viaje haciendo otros toques y vendiendo merch. Pero fue preocupante saber que a las bandas extranjeras, a las de México, Venezuela y Costa Rica, no les estaban dando nada. Creo que ni la botellita de agua para subirse a tocar. Por lo menos a nosotros no nos dieron. No decimos que fue mala la experiencia, fue bella. Pero la expectativa mínima que uno tiene, a lo bien, es una botellita de agua.

Publicidad

Arriba dice: "La verdad no importa demasiado si tu banda es o no la más adecuada para abrirle a Metallica o al Pibe Valderrama Trío, lo que importa es sonar bien". ¡Pero cuáles! Uno la piensa, uno está expectante de cómo te va a recibir el público, y el público –sobretodo– está esperando a ver con qué sale el maldito telonero. Lo importante es amar lo que estás interpretando, amar la música, no el hecho de que le estés abriendo al re-putas. Estar tragadísimo, mal, de tu música. Sólo así es posible enfrentarse a cualquier escenario y, además, hacerlo con todo el amor posible. En este momento nos sentimos tan estimulados por lo que hacemos que de verdad nos daría igual abrirle a Chadelle que a Los Sureños del Norte. Cuando tocamos entramos en nuestro trance. Cerramos ojos y nos sentimos más despiertos que nunca.

Fin. Sonó Faith No More y fue tremendo. Se aprende mucho viendo semejantes shows. Quizá hizo falta poder charlar algo con Patton, así fuera por curiosidad, pedirle un grito horrible, pero paila, no se dio. Es un poco triste, pues normalmente en los toques que vivimos hay demasiado intercambio entre las bandas. Por lo menos con los de Title Fight sí pudimos compartir en medio de la escasez de agua.

Anécdota final como teloneros de Faith No More:

Cuando bajamos de la tarima con los equipos y pasamos entre el público, fue bello. La gente nos aplaudió "como cuando sale el equipo que perdió la Champions", decía David.

Otro man dijo: "Parce, si les aplaudió el público rolo…".

Conclusión:

No pasó nada milagroso después de esa noche. Varios artículos comentaron cosas positivas sobre nuestros 40 minutos. Luego nos fuimos a tocar por México y confirmamos que, en todo caso, que si algún día llegamos a ser una banda legendaria que cubre sus equipos con sábanas blancas, con mucho gusto le prestaremos el pedal del bombo a los teloneros. *** Atentos por aquí a los movimientos de la banda valluna. Respetos para los Desnudos.