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Música

(me llamo) Sebastián, el niño rosado

Una de las voces más originales de la música chilena resulta también ser una de las personas más interesantes a la hora de entrevistas. Por Dios.

Fotografía: Sofía Suazo

Sebastián Sotomayor es (me llamo) Sebastián, solista, compositor, performancista y escritor, todo en uno. Licenciado en música y sonido, pasó su infancia en entre las aulas de la academia musical más kitsch de Chile, la de Luis Jara y en el coro de su colegio de curas. Poseedor de una de las mas expresivas y trabajadas voces de la nueva generación de cantantes pop, el creador de “Niñas azules y niños rosados” (El hambre, 2013), comienza a circular en los mp3 que pululan por el sur de Los Andes.

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Nos encontramos en el Parque Bustamante de la capital chilena. El asiste en guayabera, pantalones cortos, hawaianas y jockey intervenido con pins y figuras de soft. Nos sentamos en el pasto, a un costado del skatepark, un perro se nos acerca estornudándo a lo grande, le siguen unas muchachas que venden dulces y pasteles caseros. Con hambre y masticando, comenzamos.

Desde niño que estás cantando profesionalmente ¿qué onda?

No sé si era tan profesional, porque la academia donde estuve era mas bien un laboratorio de Luises Jaras y Miriams Hernández. ¿Viste el video nuevo del Lucho Jara? ¡Es terrible! Me da como pena. Ni siquiera risa.

Pero tranquilo, el discípulo siempre supera al maestro…

¡Pero parece que no era tan difícil! (risas) ¡Ay, qué malo! (mirando a la grabadora) ¡Saludos Luis Jara! Bueno, pero sí; desde chico estuve en esa onda más seria, de audiciones y tuve hartos compañeros bien famosos. Como yo entré muy chico a estudiar en ese lugar, llegué rápido a los cursos grandes. Onda, yo tenía 14 años y mis compañeros que estaban en Rojo o en Protagonistas de la Música tenían 19 o 20. Yo era muy perseverante… Como que me obligaban a hacerlo igual.

¿Quién te obligaba?

Mis viejos, poh. Ellos son de la onda de la perseverancia. Si es que quieres hacer algo no te dejan tirar la toalla. No sé si ellos descubrieron que a mí me gustaba la música o qué… Pienso que más bien descubrieron que lo hacía medianamente bien y mi papá se obsesionó un poco. Porque a él no lo dejaron dedicarse a la música. Él tocaba la quena súper bien, pero mi abuelo, como era la época del Golpe de Estado y toda esa volá, no lo dejaba arriesgarse a que lo mataran tocando en alguna hueá comunista.

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En esa época estaban como súper estigmatizados los músicos folkloristas. Pero un día cachó que me encantaba la Laura Pausini y me encerraba a cantar “La Soledad” en mi pieza. Al tiempo, me empezó a llevar a estudios de grabación. Después me gustó porque a él le encantaba que yo lo hiciera; el cabro chico de 5 años tenía el poder, estaban todos babosos por mí. Era bacán. Como que hasta mis 14 años pensó que yo sería Luis Miguel o Christell. Me entrenaba, me llevaba a lugares para que me hicieran pistas y yo cantase en eventos. Viví harto de esa onda asquerosa de Rojo.

Cuando fue la audición para la primera generación de cantantes, a mí me llamaron, pero yo quería ir a jugar Nintendo 64 donde un amigo y no fui. Me acuerdo que me arrepentí caleta. Pero ahora agradezco haber jugado Nintendo 64 en vez de audicionar para ese programa tan rasca, habría tenido otro destino. Quizá estaría en un panel de farándula. Toda la onda reflexiva del arte, vino después de eso, cuando decidí no hacer mas audiciones.

Y ¿cómo fue esa decisión?

Yo creo que tomé esa decisión porque tampoco quedaba en todas esas cosas. Me decidí como a los 15, cuando mis referentes eran otros, escuchaba a Shakira, esa onda. Pero caché que esa música no me representaba, que no hablaba de nada de lo que quería hablar. Después empecé a preguntarme cosas -que muchos cantantes nunca hacen- y que es ¿por qué me voy a dedicar a cantar? ¿Sólo porque suena bonito? ¿O porque quiero decir algo? Ahí ya lo supe. Entendí que yo tenía un discurso, también por la onda de ser gay y no querer estar en el closet: no quería nada de maquillaje. Además, en la academia me hicieron un cabro chico súper traumado porque me decían que no me llamaban a las audiciones porque era muy gordo, ¿cachai?.

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Además de demostrar que cantaba bien, tenía que ser flaco y yo me cansé. Así que pasó el tiempo y empecé a conocer otros grupos que yo encontraba bacanes. Como a los 17 empecé a escuchar a la Regina Spektor, sus discos antiguos. Rayé la papa con ella. Ahí empecé a aprender armonía y todas esas cosas. De hecho, creo que mis canciones también tienen un background pop de Disney. Como que escucho sus canciones y me doy cuenta que ocupo una armonía súper parecida, en el cómo se estructuran. Me voy a tirar con un carril: creo que es Aristóteles quien habla de esta curva como de la obra dramática… como que tiene que haber un inicio, un desarrollo, un clímax y un desenlace. Yo construyo mis canciones como si fuesen obras dramáticas. Y esa fórmula también está en las baladas, tienen una narrativa, un hilo en común. Esa estructura es una reminiscencia de esa época de mi infancia cuando me hacían escuchar esas baladas horribles -y buenas a la vez. como el disco de Cristina Aguilera en español, algunas cosas de Ricky Martín. Esa música la escuché demasiado y se me quedó grabada. En las baladas lo que vale es el texto, la historia, la melodía… la voz es súper protagonista.

En ese sentido, componer es para mi algo súper misterioso. No digo que sea algo esotérico, sino que son decisiones que tomai’ en un momento y que te llevan a hacer una melodía u otra letra. La canción “Niños rosados…” onda estuve 5 horas en el piano, tocando una melodía que tenía en la cabeza, pero no tenía clara la letra, ni nada. Cuando ya estaba chato, comiendo, viendo videos en Youtube, muy aburrido, como que la letra comenzó a aparecer. Me rimó ‘Natalia’ -que es mi hermana- con algo. Parece que la Natalia llamó por teléfono y ahí la hice como en una hora en la casa de mis papás, porque ahí está el piano. Así que ahora los voy a ver a ellos y al piano. Hoy mismo me dijeron si los iba a ir a ver, y no fui porque tenía esto, así que por tu culpa he peleé con mi mamá.

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¿En serio?

No

Ah. Pero bueno, ¿cómo llegó el video de esa canción?

Yo soy amigo del Víctor Almendra, el director, desde hace harto tiempo. Le hice un par de clases de canto, hicimos buenas migas y ahí el video salió. La idea de los niños bailando kpop fue de él. Como que es un trabajo de él, fue su visión. Me estaba haciendo todo gratis, así que tenía que darle toda la libertad. Creo que en el video se cacha otra parte de esa canción, la mas ácida. La más chocante. Me gusta harto.

Sobre El hambre

¿Cómo definirías tu disco?

¡Hermoso! Me deja la sensación de que es la cristalización de la profesionalización de mi trabajo. Es como un encuentro de dos mundos: está el Mowatmuy claro en el disco. Él me dio libertad para hacer lo que yo quería; me puso unos pies forzados eso sí, que eran como “ya el disco va a ser así”. Pero igual siento mi música no fue violada, fue respetuoso y veo el buen resultado.

Yo hacía las canciones y le mandaba las maquetas tal cual como iban a ser, yo le decía: “lo único que yo te pido es que las letras no me las toques y que la estructura tampoco”. Él iba ayudándome a decidir, onda éste sí va, éste no va, éste es muy raro, éste no. Si me decía que no, yo soltaba y hacía más. De él fue la idea de poner batería y bajo en el disco, yo le decía: “No, puta no, por favor. ¡Odio la batería!”. “No oye, si el disco es con batería. Va a ser bacán” me respondía y sí, poh, me gustó mucho.

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Además que él hizo todo el esfuerzo de producción de conseguir a músicos bacanes, conseguir los estudios. Onda toda la gente que grabó con Matorral, el Cadenasso, que son amigos del Leo Quinteros. A todos ellos conocí y fue entretenido. Son músicos secos, que proponían ideas buenas. Todos los arreglos de música popular los organizaba Mowat, y no se escribían. Onda nos juntábamos y tocábamos mis canciones e íbamos viendo, como una banda, ¿cachai? Fue entrete, una experiencia súper lejana para mí. Pero yo escribí todos los arreglos para instrumentos clásicos como trombón, violín, chelo, clarinete, flauta traversa, oboe y todo eso.

¿Existe algo que una tu disco actual a tus otros dos anteriores?

Sí, la línea vocal, las letras y las historias, eso es lo que está en común. Sumado a las cosas que hablo, la forma de abordar los temas sin tanta cursilería, con cosas súper cotidianas; onda que jugaba con las barbies de mi hermana y mi mamá me las quitaba, que me daba un auto y que era bacán, pero que yo quería lo otro. Entonces me gusta pensar que la gente que lo escucha puede extrapolar toda una historia o toda una ideología, que tiene que ver con las cosas y causas que yo apaño.

¿Cuáles son las cosas en las que crees?

El tema que más me tiene loco ahora es el de la libertad del cuerpo, el respeto a la diferencia. Las decisiones de uno, mientras no sean en contra de la libertad del otro, sobre todo, esa es mi lucha más fuerte. Siempre trato de cuestionar las cosas, onda las relaciones humanas; por ejemplo, yo no creo en la monogamia ¿cachai?, pero no es una onda de que yo sea lacho (cazador), sino que no creo ni entiendo por qué la gente compra tan fácilmente que esa es la forma en que hay que relacionarse. Como que hay que tener un pololo, o hay que casarse o tener hijos. No entiendo por qué la gente no cuestiona esas cosas. Onda bañaron nuestro cerebro en un balde de cristianismo, de agua bendita. Entonces aunque uno sea súper liberal te dai’ cuenta en pequeños comentarios que no, poh’, que eres súper pechoño.

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En ese sentido ¿te sientes un pocoqueer?

Sí, igual súper queer. Con una amiga dijimos que el pensamiento queer en español debiera llamarse “pensamiento de-generado” porque es como anti-género. Pero es una palabra que está cargada porque es gringa, no tiene nada que ver con nosotros (aunque en realidad tiene caleta que ver). Nosotros tenemos que apropiarnos de nuestras palabras, de nuestra onda. Como que pienso que la teoría queer y las ideas más disidentes vienen de todos esos países que hablan inglés y que tienen una realidad súper distinta a la de acá, entonces la cuestión es cómo podís ser queer acá en Santiago de Chile. Cómo podís decir que el género no existe a la gente que compra en la feria… onda que una galla vaya vestida de hombre a comprar, o que vaya un gallo maquillado, con ropa de mujer. Obvio que te huevean. La gente aún se siente con el derecho a no respetar tu libertad. Entonces no sé si queer es la palabra, pero me siento muy cercano a la teoría de la disidencia de género.

¿Y cuál es la posición de tu obra con respecto a esto?

No me gusta poner como consejos en las canciones. No me gusta decirle a alguien lo que tiene que hacer, entonces trato que mi obra sea solamente una exposición de estilos de vida alternativos. Como siempre fui medio raro, entonces pienso que al hablar de mi historia hay mucha gente que se sentirá identificado porque todos somos un poco raros al final, nadie nunca puede estar tan dentro del molde. Como estuve traumatizado por ser gordo, entonces tengo muy en mi cerebro que es súper bonito ser flaco y no es bonito ser gordo. Pero ahora me di cuenta que me encantan los niños gorditos ¡me encantan! Así como gorditos y peluditos, se llaman osos. Y yo creo que eso está en mi obra: el mostrarme con interrogantes, sin nada resuelto.

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Pienso que mi obra tiene que ver con el fracaso, con lo frustrado que me he sentido. Onda, escucho música como gringa, que dice: “soy millonario, tengo autos, minas ricas y son bacán” (risas) Yo nunca haría una canción así; yo soy el anti esa hueá. Hueón: soy feo, soy gordo, soy fleto, no tengo plata. Como que encapsulo un montón de grupos disidentes, todos marginados. Hasta me hice amigo de esa idea después de mucho rato y trato de ser consecuente con eso, con mi existencia. Me gusta mostrarme con esa contradicción interna, porque todos somos así. Nos cuesta ser consecuentes y está bien, es humano.

En ese sentido ¿cómo se puede volver político lo pop?

Es que yo creo que el pop desde el inicio siempre es político, en un inicio. Si me preguntai si Karen Paola es política, igual es medio político: habla de un grupo de gente que se preocupa de ciertas cosas que ella representa eso. Víctor Jara y Violeta Parra eran músicos populares, masivos y hablaban de los temas importantes. En gringolandia cuando apareció el blues y el jazz como que también apareció como respuestas sociales a algo.

El punto es que cuando un artista hace una obra por las razones correctas siempre es será una respuesta a algo social. Pero si lo haces sólo porque quieres ser famoso o porque cantai’ bonito es más entretenimiento que arte y es súper difícil poner la línea entre el entretenimiento y el arte. Porque hay cosas que son las dos al mismo tiempo, y hay otras que son solo una. Onda yo escucho los Ases Falsos y para mí es súper politico todo lo que ellos hacen. Todo. Escucho a mis amigos, a la AirelavaleriA y es súper política.

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No sé poh, el Andwanter también es político, como que al principio era supera poco gay y como de a poco se ha ido saliendo más del closet musicalmente, bacán. Pero igual encuentro que su lucha es distinta a la que yo tengo porque para mí nunca fue un tema salir del closet. Como que tenía que ser así, y yo en su música puedo escuchar que sí. Quizá no, no sé. Como que incluso las letras no es completamente gay, es como abierto. Es otra propuesta.

Onda yo escucho a Lady Gaga y la encuentro súper política, aunque esté toda maqueteada y digan lo que digan… Bjork igual es pop parece. “All is full of love” es una canción súper política porque habla del amor libre -en mi cabeza al menos. Como que yo creo que todo es político mientras tú generes una reflexión al final en las personas. Yo toda canción de amor que hable en contra del amor cursi, es política. Porque lo cursi al final tiene que ver con el buscar la rima, onda “eres mi amor / me rompiste el corazón” pero ¿de qué me está hablando? Esa hueá la escuche hace un millón de años y que la cantaba Edith Piaf y quizá ella sí creía eso, pero ella no tenía Internet, no tenía la aplicación cochina en el celular.

¿Pero ahora? No te compro que tú me vengai a cantar letras de closet, una canción del amor que te miré y me enamoré de ti: no te lo creo. ¿Después de Grindr, cómo podís decir eso? Además yo creo que los artistas a nivel general tenemos una labor súper importante, de educación, como que mientras más canciones cursis hay, la gente aprende a sentir a través de esas canciones, a simplificar su emoción. En una canción onda “te amo, te amo, te amo” al final esa persona ya ni sabe qué significa esa palabra. Por ejemplo, con la aplicación cochina –estoy haciendo una canción sobre eso- me dicen “¿pero tú no quieres algo serio?” Pienso: “hueón, me estás hablando por un celular, tienes una foto en pelotas, veo su trasero –en el mejor de los casos- y me estás proponiendo algo serio. Onda ¿querís casarte?” Perdónenme los gay que lean esto, pero yo no entiendo cómo pueden comprarse la idea del matrimonio, no entiendo por qué es tan importante; entiendo lo legal, que quieres compartir algo y dejárselo a alguien, bacán. O que tenis hijos. Pero no entiendo el hecho de defender esa institucionalidad, que además tiene un origen católico. No entiendo tampoco a los gays cristianos, cómo que si tu sometes cualquier religión a un mínimo cuestionamiento ¡te dai’ cuenta que es un cuento!

¿En qué estás trabajando ahora?

Ahora estoy trabajando en un Fondart (Beca de creación artesita del gobierno chileno) que me gané que es para publicar una novela que escribí. Se trata de un Apocalipsis en Santiago. Hay como un terremoto que nadie cacha muy bien que onda y cuando queda la cagá, la gente ve que el cielo está todo radioactivo y de colores. Básicamente es de superhéroes gays en una volá de Gran Hermano, donde el sistema nos controla, algo así. La escribí en mi tiempo libre, hace dos años, así que estoy corrigiéndola ortográficamente, pensando en una versión digital.

Además estoy empezando a grabar un demo en inglés, porque voy a ir a Nueva York en julio, a un festival que se llama LMCA, que es de música latina alternativa. Estoy también pensando harto en unas obras de teatro que estoy trabajando y que son de género cabaret; onda de un show donde hay un animador y este siempre es como disidente -como un travesti, una lesbiana muy macho, algo así- y se tratan temas políticos, sexuales, de todo. Y eso lo presentaremos en agosto en el Festival de Cabaret de México. Así que me tendrán por allá.

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Si quieres leer un avance de su novela haz click aquí.

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@andreiii