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Música

El hip hop la vino a cagar en África, ¿o no?

Un breve recuento de los asuntos del rap en el continente negro.

La influencia del hip hop y del rap en el continente africano es abrumadora y como ejemplo hemos podido ver que distintos cantantes han servido como santos patronos en las guerras que se viven en los diversos países que componen a África. Ya para llegar a esas instancias, algo tiene que estar pasando. ¿Por qué incorporar un género musical a un continente que está como está en parte gracias a los Estados Unidos?

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Puede ser que los orígenes marginales de la cultura hip hop hayan sido lo que llamó la atención de los habitantes de países como Liberia, Sudáfrica, Botsuana, Angola, Camerún y Togo, sólo por nombrar a algunos por ahora. Se pudieron identificar: “los jodidos de allá crearon esto. Nosotros estamos jodidos. Hagámoslo”. Y puede ser cierto, pero es difícil saber si por aquellos lugares la gente está (o estaba) enterada de los orígenes del hip hop y del rap cuando comenzaron a utilizarlo como estandarte de su supervivencia. En estas días existe ya toda una industria y una cultura del hip hop africano, que pueden ser exploradas en diversos blogs y páginas de internet como African Hip Hop.

Esa identificación entre lo marginal y lo jodido puede ser una razón. La otra podría ser una cuestión racial, pero existe una más que resulta lógica, quizás… ya ustedes me mentarán la madre… Estados Unidos ha vendido siempre esa pinche y mentirosa imagen de tierras de libertades y etcétera. Lo que sí me gusta es que le pueden mentar la madre a su presidente y no pasa nada. Acá, si se hace eso, probablemente acabas con un palo sin vaselina metido en el culo. Pero en fin. Estados Unidos en tierra de libertad. Llegaron a su terrenito en África y montaron su paisito bien chulo que inteligentemente nombraron Liberia (cuya capital, Monrovia, fue nombrada así en honor a un presidente gringo que fue un poquito racista y por lo tanto esclavista). Muy chingón su lugar, donde quienes habían sido esclavos podrían llegar y empezar de nuevo y todas esas maravillas chingonas del nuevo mundo y la verga. Pero no. Liberia es de los países más jodidos del mundo. Sin embargo, la imagen, cual si se tratara de una Coca Cola, ya la vendieron, y el mundo se las compró. Y en África puedo asegurar que es la última aspiración el ser estadounidense. Ver al pinche Tupac, al loquillo de Kanye West, al travieso de Jay-Z, etcétera, es lo que probablemente los motiva (¿sabrán de la existencia de Kevin Donovan o de Clive Campbell?), y más al ver a sus pinches viejas y a sus pinches cadenas de oro.

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Puede también tratarse de una respuesta a la figura europea. Si por ellos es que están así de jodidos, es obvio que le darán la espalda y mirarán a quien estuvo “ausente” de dicha desgracia colonizadora (olvidando que a final de cuentas Estados Unidos fue casi casi el motor principal del esclavismo moderno). En fin, pueden ser muchas razones diferentes las que han hecho que el hip hop se haya impregnado ya en el desarrollo cultural de diversos países africanos.

Lo que todos sabemos es que la chingada recorre África, pero en cada país, una chingada más culera se va chingando a quien se le cruce en su camino. Sin embargo y curiosamente, también se encontrará al parecer en cualquier ocasión, con la curiosa figura del hip hop africano. Pensemos, por ejemplo, en el país –espero no equivocarme– más nuevo del mundo: Sudán del Sur. Sí, en pinche Sudán del Sur, un puto país que tiene no más de dos años de existencia, ya hay toda una cultura del hip hop. Es obvio que esta cultura, las canciones y los músicos ya existían mucho antes de su independencia en 2011, pero no deja de ser interesante encontrar este tipo de manifestaciones en un país como éste.

Hay un par de casos en Sudán del Sur que llaman particularmente la atención. El primero de ellos, Bangs, es quien al parecer lleva la delantera en el lugar. Con éxitos como “Take U To Da Movies” (que tiene casi 9 millones de vistas en YouTube) o “Meet Me On Facebook” (con casi 2 millones), Bangs al parecer se ha instaurado como la estrella del hip hop sud-sudanés. Tiene otra canción que se llama “My Life Is Hard” en lo culpa a todo lo que pasa dentro de su cabeza, su soledad y sus desamores, cuando uno podría esperar que los versos pudieran hablar sobre las condiciones paupérrimas que se viven día a día en su país. En cambio, el segundo caso, Emmanuel Jal, quien al parecer no es tan famoso, ha logrado captarlas en sus canciones.

Emmanuel fue uno de esos niños que vemos en documentales donde los infantes llevan armas que los duplican en tamaño, o si no en tamaño, por lo menos sí en peso. Así pues, Jal fue un niño de la guerra, o war child, y en una canción homónima, cuenta su historia. Y de paso, también la de su país, haciendo lucir a Bangs como un estúpido, o como un wey que únicamente aspira a la gloria y a la fama, a las cuales, a juzgar por las respectivas vistas en YouTube, va en buen camino. Pero bueno, no hay que juzgar: la figura de Kanye o Jay-Z es muy atrayente y probablemente Bangs quiere ser como ellos. Jal, en cambio, pues parece que la ha pasado muy mal en su vida y tiene mayores problemas que los que Bangs describe en sus canciones.

Sintiéndose el Bono de Sudán del Sur, Jal ha logrado crear conciencia en el mundo sobre lo que acontece en su país. Primero cuando era uno sólo, y después cuando se separó. La carrera de Jal es mucho más larga que la de Bangs, pero lo curioso es que ambas son una analogía de lo que sucede en el mundo. Habrá algunos que se preocupan por alcanzar la fama y el dinero a través de la música, y otros por cambiar las cosas a través de ella misma. Probablemente Jal sintió los orígenes del hip hop y del rap, mientras que Bangs vio las viejas y las cadenas de oro que aquellos prometen.