Drogas

Porros en cuarentena: así se adaptan los consumidores de marihuana al confinamiento

"Si pudiese bajar un poco a donde sea a fumar sola y rápidamente, sí, me saltaría la cuarentena”.
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Días antes de que Pedro Sánchez anunciara en rueda de prensa el estado de alarma, Españita -algunos, no todos- ya se comportaba como si estuviéramos en mitad de un escenario posapocalíptico: supermercados de todo el país se inundaban de gente con colas kilométricas de gente que arrasaba con todos los productos y dejaba los estantes vacíos a primera hora de la mañana. El estado de alarma se decretó, entre otras cosas, para poner orden en los supermercados, evitando colapsos, contagios masivos y el desabastecimiento. Y seguro que también para que la gente dejase de comprar papel higiénico de forma compulsiva.

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Los productos que a priori necesitamos para subsistir quedaron garantizados, pero a estas alturas es evidente que no todos los productos que consumimos entran en el marco de la legalidad, como es el caso de la marihuana. El Gobierno y el resto de partidos políticos, de momento, tienen poco que decir al respecto y, por supuesto, no entra dentro de sus competencias abastecer a todas esas personas que quieren fumarse un porrito -o varios- durante la cuarentena.

Lo cierto es que mientras los altos mandos de nuestro país deciden ignorar el tema casi por completo, el cannabis es la sustancia ilegal más consumida en España. Según la última encuesta del Ministerio de Sanidad, realizada entre 2017 y 2018, el 35,2% de la población de 15 a 64 años ha consumido cannabis alguna vez en la vida y el 11,0% lo ha consumido en el último año. Si comparamos estos datos con los de encuestas anteriores, podemos ver que la tendencia en España es cada vez más alta. En 2015, por ejemplo, un 31,5% había fumado alguna vez en su vida y el 9,5% en los últimos 12 meses.

Sinceramente, era de esperar que durante el confinamiento la gente se buscara la vida para fumar algún porro. He hablado con varios consumidores de marihuana para que me cuenten como se han adaptado a la cuarentena, si ha cambiado su consumo de alguna forma y qué consejos le darían a esas personas que no pueden fumar porque la cuarentena les ha pillado en bragas.

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Cristina, 29 años, Barcelona

“He fumado de forma más habitual cuando he tenido un acceso más seguro y estable mediante los clubs y mi propio espacio. Durante el confinamiento, me he quedado sin hierba más de una vez pero conozco a trabajadores de mi asociación y me he organizado con ellos. No fue posible para todos los consumidores habituales hacer stock o prever la duración del cierre de clubs. Ha sido complicado también para consumidores por razones médicas o que utilizan el cannabis para la ansiedad.

La cuarentena me ha hecho muy consciente de en qué circunstancias recurro a la marihuana, o de la seguridad que me da tenerla. También es cierto que es una situación muy loca. Claro que puedes hacer meditación, workouts, Marie Kondo y challenges de TikTok, pero la ansiedad generalizada de no saber cuándo esto va a terminar creo que nos tiene a muchas y a muchos tendiendo hacia el porrito, la cervecita y el piti mientras se pueda. Son muletas sociales e inmunodepresores, y muchísima gente ya los estábamos utilizando para despejarnos antes de la cuarentena. En mi caso, mi relación con la marihuana es muy circunstancial y privilegiada, por mucho que sea un apoyo para relajarme cuando tengo ansiedad, no puedo dormir, etc. Antes de esto ya me planteaba reducir drásticamente al cumplir 30 y sigo pensándolo. Pero a mi esta cuarentena me da ganas de fumar, la verdad, no de dejarlo”

Lucía, 24 años, Castellón

“Como teletrabajo, no fumo antes de las 7 u 8 de la tarde. Además ahora intento no fumar nada más acabar de trabajar, si no que hago algo de deporte o alguna llamada, y alargo hasta la hora de cenar sin fumar. Durante los fines de semana es mucho más libre, suelo desayunar con el porrito en la mano.

Uno de mis trucos es separar una parte y esconderla en otro lugar. Los llamados 'porros de emergencia'. Fui muy precavida y pillé en cantidad para la cuarentena, pero al alargarse más de lo esperado he tenido que reponer y como los clubs están cerrados… Digamos que el método no es el más legal.

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Creo que en momentos como este, la solidaridad prima. Si viviese con alguien que quiere fumar pero no tiene porros, compartiría lo que pudiera, le daría una parte. Pero no un 50%, seamos sinceros, mi mono va primero”.

Jose, 25 años, Sevilla

“Antes de la cuarentena fumaba por la noches principalmente, un porro o dos como máximo. No me he planteado dejarlo durante la cuarentena. Creo que el confinamiento, más que acrecentar o disminuir mi consumo, la ha mantenido porque se presta mucho a ello, ya que estamos en casa todo el día metidos. No sé si llegaría a saltarme la cuarentena si no pudiera fumar, tendría que verme en la situación”.

Marisa, 25 años, Pamplona

“No tengo un horario para fumar en cuarentena, pero el primero generalmente suele ser un poco antes de comer. De momento no lo he hecho, pero cuando tenga menos cantidad iré reduciendo el consumo y atrasándolo (volviendo a fumar a partir de las 8 de la tarde), también para ir volviendo a la 'rutina'. Pero no voy a aprovechar el confinamiento para dejarlo, no está en mis planes, aunque a veces pienso que consumo demasiado.

Antes del confinamiento, al tener una rutina más rígida, tener que ir a un centro de trabajo y además en mi caso, trabajando con menores, no consideraba una opción fumar antes de terminar la jornada laboral. Ahora hay más tiempo libre y trabajar desde casa y en la forma en la que estoy trabajando, hace que pueda consumir mientras trabajo.

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Si pudiese bajar un poco a donde sea a fumar sola y rápidamente, sí, me saltaría la cuarentena”

Valerio, 26 años, Barcelona

“Fumo desde hace 10 años aproximadamente, unos 3 o 4 porros de hierba entre semana y en fin de semana incontables. Lo único que ahora echo mucha menos cantidad y los suelo hacer con papel mediano o pequeño (antes eran siempre con papel largo). Tengo la hierba guardada en un tarro de cristal en mi cuarto, así se mantiene seca siempre, y cada vez que quiero fumarme un porro, voy al tarro, cojo la cantidad necesaria, que es poca, y me la llevo al salón para fumármelo allí. Así evito la tentación de poner más cantidad.

Si viven con gente que odia los porros les diría que pasen de sus compis de piso, que si quieren fumar que fumen en su habitación o en el balcón, pero que si necesitan fumarse un porro que lo hagan… Estamos en una situación jodida y un porro no es nada realmente… además tú con tu vida y tu cuerpo puedes hacer lo que te dé la gana”

Mariano, 25 años, Madrid

“Normalmente fumo casi todos los días unos cuatros petas de media. Ahora en el confinamiento fumo todos los días pero menos, un par al día. También le echo algo menos de lo habitual. Antes de la cuarentena fumaba hachís, pero está imposible, así que aún estoy aprendiendo a racionar lo que tengo. A veces grindo un poco de yerba, la mezclo con tabaco, y uso eso para fumar un par de días. Además de racionarla, se tarda menos en liar.

No sé si tengo más o menos necesidad, pero ahora fumo con más calma. Antes muchos petas me los terminaba por tener algo que hacer. Ahora que estoy todo el puto día en casa, puedo tenerlo aparcado dos horas. Me ayudan a dormir más y a llevarlo todo con calma, sobre todo esos momentos en los que te quieres tirar por la ventana.

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Si vives con tus padres o con alguien a quien no le mole que fumes maría te recomiendo que fumes por la ventana, que busques en Google como quitar el olor de los porros, que te fumes uno de camino a comprar el pan o que les expliquen a las bondades y beneficios de los petas y pasen una cuarentena más feliz todes. Y si no tienen hierba, que se abran un perfil de Grindr”.

Helena, 32 años, Barcelona

“Mi consumo de hierba es el mismo que antes, lo que sí me he dado cuenta es que este momento de confinamiento no sería los mismo sin mi perro y mi reserva de hierba. Fumo exactamente lo mismo que antes de la cuarentena, solo que ahora también hago edibles.

Con los porros me relajo mucho, cualquier actividad se vuelve más larga y placentera. Un porrillo y una sesión de yoga, de lectura o de contemplar el mundo por el balcón es lo que necesito en estos momentos”.

Vicenta, 25 años, Pamplona

“Fumo desde hace cinco años y me gasto unos 35 euros a la semana. Para mi fumarme un porro es el mejor rato del día, cuando más me relajo y dejo de pensar en la situación que estamos viviendo, aunque no me gustaría arriesgarme a salir a la calle a fumar o a pillar, que me pillen y encima fumando. 2x1”.

Sigue a Miguel en @miguelretegui.