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Marca España

Tenemos algo que decirle a la niña de VOX

Esa no es mi España.

Ayer, VOX, partido abanderado (nunca mejor dicho) en la lucha por la indivisibilidad de la patria, lanzó un vídeo en respuesta a la pieza Help Catalonia de la asociación catalana Òmnium Cultural. Se titula Love Beats Hate y en él, una niña que muy probablemente sea la de las chuches de Rajoy —las fechas encajan—, expone lo que está pasando realmente en Catalunya.

Pero vayamos por partes. Para hablar de Catalunya, la niña de VOX empieza por España, en una argumentación basada en la oposición de contrarios que provocaría la envidia del mismísimo Hegel. El por qué el partido liderado por Santi Abascal ha escogido a una menor como oradora mientras combate el adoctrinamiento a los chavales en los colegios de Catalunya quizá también vaya por el rollito contradicción. O eso o era de las pocas que sabía inglés entre los simpatizantes del partido. La exaltación de la nación es lo que tiene, que no te deja mucho tiempo para nada más.

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A la niña de VOX le gusta España por sus infraestructuras, como el AVE. Igual a los murcianos no tanto

"Nos gusta España, es un gran país", arranca la chica. Claro que nos gusta España. A mí por lo menos. Me gustan los cocidos de mi abuela y las tortillas de mi padre, me gusta el licor café, el fino, La Veneno, me gustan Lorca y Dalí y Buñuel…

Pero a la niña de VOX no le gusta España por los cocidos de su abuela ni por La Venano ni por Lorca. La niña de VOX tiene unas razones bien distintas para amar su patria y son, atención: sus grandes infraestructuras (y entonces vemos una imagen de un AVE, esa maravilla; habría estado bien una mención a aquellos aeropuertos que nunca se estrenaron), una sanidad magnífica (esa cuyos presupuestos se recortaron en 12.000 millones de euros el año pasado), un buen sistema educativo… Y detengámonos aquí.

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La niña de VOX dice que tenemos una gran educación. Mi colegio (público y del que estoy orgullosa) no tenía nada que ver con éste.

En la imagen que ilustra el gran sistema educativo del que disfrutamos todos los españoles solo aparecen niñas. ¿Es esto un guiño a los colegios segregados por sexo, acaso? Nunca lo sabremos. Lo que sí sé es que mi colegio —público— no se parecía al del vídeo. No teníamos pizarra electrónica ni un ordenador por alumno. De hecho en informática compartíamos ordenador, entre dos o entre tres. Las clases de tecnología las dimos, durante mucho tiempo, en una caseta de albañiles que cuando llovía se inundaba y no se parecía en nada a ese aula. Y no. No llevábamos uniforme ni éramos todas chicas blancas.

"Quizá todo empezó con el deporte…" reflexiona la niña de VOX sobre una imagen en movimiento de, casualmente, Ruth Beitia, Diputada del PP en el parlamento cántabro además de campeona olímpica. A continuación afirma que "cuando celebramos, no sentimos vergüenza de mostrar nuestros colores". Tampoco sentís vergüenza, niña de VOX, cuando organizáis manifestaciones en las que de vez en cuando se canta el Cara el Sol o se glorifica a los falangistas que asaltaron el Centro Cultural Blanquerna (dedicado a la cultura catalana) en Madrid.

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vídeo vox

Así fue la manifestación de la "mayoría silenciada" en Catalunya, con autobuses fletados del resto de España.

Pero, curiosamente, hay muy pocos que saquen banderas a pasear para pedir pan y dignidad. O para protestar contra la corrupción. Son muy pocos los que acuden a parar un deshaucio con alguna. Y no he visto muchas en las manos de los que recorren las calles para reclamar el cese de los recortes contra esa maravillosa educación y esa gran sanidad de la que, dices, todos los españoles disfrutamos. Decía Ray Loriga, niña de VOX, que "cuanto más grandes son las banderas, más pequeños son los hombres".

"Si, nosotros, los jóvenes, creemos que el futuro es brillante para todos en España", prosigue el discurso. No sé si te sonará, niña de VOX, que en 2011 los jóvenes llenaron las plazas precisamente por lo contrario. No sé si te sonará que somos uno de los países que encabezan cada año el ranking de fuga de cerebros y que vivimos en el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de paro juvenil. Pero por creer, que no quede.

Tras este alentador mensaje de esperanza y de imágenes a todo color, la oscuridad se cierne sobre el vídeo, quizá como metáfora de lo que está pasando en España. Y aparecen los villanos, los que vienen a arrebatarnos la tranquilidad y la abundancia en la que vivimos los españoles: Oriol Junqueras y Anna Gabriel, con un filtro más propio del NODO que del HD. De fondo, la niña de VOX dice "pero hay unos pocos políticos chalados que lo quieren estropear". PLOT TWIST.

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Nazis e independentistas, juntos

"Me recuerdan a los días más oscuros de la Historia de Europa", afirma, con voz lúgubre, la niña. Y vemos a toda pantalla dos carteles nazis. Una comparación insólita, si tenemos en cuenta que, por lo que sea, en ninguna manifestación independentista hubo ninguna bandera fascista. Tristemente, no puede decirse lo mismo de las concentraciones unionistas. La siguiente imagen es la del III Reich. "Quieren destruir nuestros objetivos y sueños comunes". A la niña de VOX casi se le quiebra la voz, pero su tono vuelve a tener color cuando afirma que, si todo lo anterior no es suficiente, también odian a los turistas. Y generan violencia en las calles.

Todos aquellos que acusan a TV3 de lavarle el cerebro a los críos en horario infantil, atended a la niña de VOX. Todos los que que argumentan que los jóvenes independentistas lo son porque sus padres y profesores les adoctrinaron desde niños, escuchad lo que dice.

¿Por qué nadie le ha contado que, de los 991 heridos del día 1 de octubre, muy pocos llevaban porra? ¿Nadie le ha hablado de que las protestas pacíficas han sido una constante en Catalunya desde entonces? ¿Quién le ha dicho que el problema con el turismo en Barcelona tiene que ver con la petición de un Referéndum pactado, o que no podrá estudiar diseño en Barcelona porque no habla catalán? Efectivamente, Love Beats Hate. Pero lo de VOX no tiene nada que ver con el amor.