Salud

El cambio climático hará que sea muy difícil dormir

Hoy en día, incluso ajustar la calefacción evoca un sentimiento de culpa, complicidad y el temor constante de que tu destino ya está escrito.
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Foto de Ani DImi vía Stocksy 

Nuestra civilización está caminando ciegamente hacia la perdición gracias al cambio climático. Casi siempre, este proceso se va desarrollando poco a poco con catástrofes alarmantes, pero predecibles: como el aumento furtivo del nivel del mar, la disminución de los suministros de agua o el aumento en el envenenamiento de mariscos. Las noticias se presentan de tal manera para no sacar a relucir la ira de los habitantes de nuestro planeta, que es muy necesaria porque literal estamos empezando a hacer funerales para los glaciares.

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Esta sensación de impotencia cada vez es más real. Por ejemplo, en un estudio de 2017, un programa federal de EE. UU. llamado Energy Star recomendó configurar la calefacción de tu casa a 25° C cuando estés ahí y despierto, y a 27° C mientras duermes, como reafirma el Consumer Reports. Como alguien que se la pasa sudando estando a 25° C, eso parece demasiado caluroso, ¿no?



Mientras tanto, en 2019 el HuffPost preguntó por qué dormimos con cobijas, "incluso cuando hace demasiado calor". Para dormir bien, uno de sus expertos recomienda estar en una habitación a casi 20 grados menos que las pautas de Energy Star. Entonces, ¿cuánta culpa debería sentir uno, si solo está tratando de dormir sin sudar las sábanas?

Con todo lo que está pasando en el mundo hoy en día, incluso ajustar la calefacción evoca una sensación de culpa, complicidad y el temor constante de que tu destino ya está escrito. En este caso, hasta algo tan fundamental como el sueño, está en peligro. No necesito, por ejemplo, conducir al supermercado (porque eso hace que emitas gases de efecto invernadero) o comprar una bolsa de plástico llena de popotes que se van a ir directamente al océano. Simplemente puedo no hacer esas cosas. Pero necesito dormir, aunque solo sea para despertar y seguir con mi vida de consumidor regido por el capitalismo.

Esto es lo que se siente reconocer la magnitud de nuestra situación, mientras nos damos cuenta de que prácticamente no hay nada que tú, individualmente, puedas hacer al respecto. En cierto modo, esta es la metáfora perfecta: seres humanos que desean permanecer sanos y salvos, incluso debajo de las cobijas, mientras el mundo arde.

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