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Nadie me odia más que yo

Mariconeo y pose: el primer Ball de Vogue en Bogotá

NUEVAS VOCES | El 16 de septiembre, en la K-Zona, de La Candelaria, se llevó a cabo un desfile alucinante del que fuimos testigos.
Foto por Juan Ruge | VICE Colombia

Todas las fotos por el autor.

Caminando por las calles del centro de Bogotá alrededor de la medianoche, alcoholizados con aguardiente Néctar, comenzamos a fantasear con la noche.

—¿Cómo cree que va a ser esa fiesta? —me preguntó mi mejor amigo, añadiendo— Creo que va a ir mucha gente conocida.

—Yo creo que va a ser como el Quagmire (de San Junipero), pero con pelucas, uñas postizas y merengue—.

Nos dirigíamos al que pretendía ser el Primer Ball de Vogue de Bogotá, organizado por House Of Tupamaras. Prometía ser una noche para desinhibirse, exhibir talentos ocultos, modelar las pintas más transgresoras, pero, sobre todo, para romper con la normatividad de la escena fiestera. La invitación era a ser tan queer como fuera posible. A mariconear de lo lindo.
En la entrada, nos recibían hombres en botas de tacón, vestidos con telas licradas que les apretaban el paquete, que mostraban sus pechos velludos y barbas maquilladas con orgullo. Los asistentes, algunos más osados que otros, mostraron su diva interna a plena luz.

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Cero miradas prejuiciosas.

Cuando las contendientes subieron al escenario para los concursos de Drag y Vogue Femme, el público se reunió alrededor de la tarima para verlas brillar. Las animaban con sus gritos, las abucheaban cuando era necesario. El jurado incluyó varias figuras estelares: Mandorilyn, Gang, Gigi Williams y la invitada de honor Queen Neptune, reconocida mom chilena. Los flashes estallaban entre la pose, la pasarela, y el death drop.

Una vez declaradas las ganadoras, la gente se entregó al libertinaje. El ambiente era cálido y enérgico. Al ritmo de beats, todos bailaron sobre el escenario.