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Científicos encontraron hongo de mil millones de años en el Ártico canadiense

El hongo recientemente identificado es 600 millones de años más viejo que cualquier otro hongo en el registro fósil.
Microfotografía de Ourasphaira giraldae
Microfotografía de Ourasphaira giraldae. Imagen: Corentin Loron et al

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Los científicos han descubierto fósiles de un hongo que vivió hace aproximadamente mil millones de años —sí, mil millones— lo que lo vuelve dos veces más antiguo que cualquier otro hongo identificado hasta la fecha.

Nombrada Ourasphaira giraldae, la nueva especie de hongo fue hallada en la Formación Grassy Bay en el Ártico canadiense. Los investigadores dirigidos por Corentin Loron, un estudiante de doctorado de la Université de Liège, identificaron características fúngicas clave en los fósiles a escala micrométrica extraídos de esquisto no explorado en este sitio remoto.

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El descubrimiento, anunciado recientemente en Nature, no solo hace retroceder unos 600 millones de años el registro fósil de los hongos, sino que también sugiere que otros organismos eucariontes —un grupo que incluye formas de vida complejas multicelulares como los animales— se originaron casi al mismo tiempo que O. giraldae, en la época del Proterozoico medio.

"Los hongos son, en el 'árbol de la vida', el pariente más cercano a los animales", explicó Loron a Motherboard en un correo electrónico. "Esto está cambiando nuestra visión del mundo porque esos dos grupos, así como otros grupos eucariontes como las algas, todavía están presentes hoy en día".

"Por lo tanto, este pasado lejano, aunque es muy diferente a la actualidad, puede haber sido mucho más 'moderno' de lo que pensábamos", dijo.

Antes de este descubrimiento, los fósiles de hongos más antiguos conocidos procedían de Rhynie chert, un sitio escocés que se remonta a unos 400 millones de años. Los científicos también han presentado posibles fósiles de hongos anteriores a la explosión del Cámbrico —una proliferación repentina de vida compleja que ocurrió hace 541 millones de años—, pero dichos especímenes no se consideran una prueba definitiva de los hongos precámbricos.

Los microfósiles de O. giraldae , en contraste, pertenecen claramente a la familia de los hongos, según Loron y sus colegas.

El equipo pasó aproximadamente un año examinando los microfósiles con técnicas de escaneo de precisión, como la microscopía electrónica de barrido y la microespectroscopía Raman. El análisis reveló la característica estructura celular de dos capas asociada con los hongos, junto con los filamentos cubiertos por esferas que probablemente contenían esporas. El estudio también identificó la evidencia fósil más antigua de quitina, una sustancia fibrosa que se encuentra en las paredes celulares de los hongos.

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"Ningún otro fósil precámbrico muestra tal morfología", indicó Loron. "Gracias a estos microfósiles, los nuevos modelos también se pueden calcular y calibrar para refinar la edad del origen del reino fungi y sus diferentes miembros".

Esta renovada línea temporal de los orígenes de los hongos es obviamente una gran noticia para los nerds de la micología, pero también es relevante para cualquier persona interesada en el surgimiento de la vida compleja en la Tierra.

Los hongos desempeñan un papel ecológico crucial como los principales organismos capaces de descomponer materia muerta, un proceso que enriquece los entornos con los nutrientes necesarios para sostener nuevas generaciones de vida. La presencia de hongos en la Tierra hace mil millones de años sugiere que los ecosistemas pueden haber sido más maduros e intrincados de lo que se suponía anteriormente.

"Los hongos son uno de los grupos más diversos de eucariontes conocidos, y a pesar de esto, su registro fósil en la antigüedad es muy escaso", dijo Loron, quien espera que O. giraldae lleve a los investigadores a "descubrir más sobre estos organismos que seguramente ayudaron a dar forma a la vida en la Tierra como la conocemos hoy".