Voluble, pero nunca tramposo: El largo escrutinio moral sobre la carrera de Rafael Márquez
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Caso Rafa Márquez

Voluble, pero nunca tramposo: El largo escrutinio moral sobre la carrera de Rafael Márquez

Rafael Márquez tiene un amplio historial de tarjetas y exabruptos. Se le podrá acusar de perder la ecuanimidad en momentos clave. Pero de lo que nunca nadie había podido acusar a Rafa es de tramposo.

Si Rafael Márquez se retirara hoy del futbol, lo recordaríamos así: México y Estados Unidos empatan a un gol en Columbus, el Tricolor tiene 44 años sin ganar un partido de eliminatoria en territorio estadounidense. El tiempo regular se agotó, pero hay una última oportunidad de hacer historia. Miguel Layún mete un centro desde la esquina, Rafael Márquez se anticipa a dos defensas con un cabezazo que manda el balón al fondo. Los rivales bajan la cabeza, manotean por lo errores, México se adueña del rincón frente a la tribuna para la celebración alrededor del capitán. El pasado 11 de noviembre ganaron un partido, rompieron una racha; el momento fue preciso: Donald Trump recién había asumido el poder y el futbol fue un pequeño triunfo entre la derrota.

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"Lo habíamos dicho, queríamos hacer una nueva historia", dijo Márquez al finalizar el partido. Ese gol, según sus palabras, lo disfrutó como hace mucho no le sucedía. Quizás fue el último en una cuenta de 17 goles. Tras la acusación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Rafael puso en pausa el futbol -quizás para siempre-, mientras el Atlas lo espera de vuelta cuando resuelva su situación, si es que se resuelve, porque borrar su nombre de la lista de testaferros de una organización de narcotráfico podría tomarle dos años y hasta más, de acuerdo con la última información. Tiene 38 años y la última estación de su carrera estaba prevista en su quinta Copa del Mundo, un objetivo expresado por él y que ahora se ve improbable, por no decir imposible.

Con Rafa han importado poco los colores que lleva debajo de la camiseta tricolor. Nació en Atlas, se vistió de esmeralda con el León, jugó en Mónaco, Barcelona, New York Red Bulls, Hellas Verona y ninguna rivalidad ha sido más imponente que su condición de ídolo. No hay necesidad de comprobarlo porque el gafete de capitán todavía se encuentra en su brazo, y porque la fe en que toda esta pesadilla sea solo un terrible malentendido sigue presente en el ánimo de muchos. Sin un candidato claro a sucederlo, la banda ha pasado de uno a otro, de la crítica por la facilidad para ganar y perder el honor en 90 minutos.

La noticia fuera de las canchas ha golpeado la imagen del muro infranqueable, del hombre intachable que en más de una ocasión justificó la fuerza de sus entradas en ese carácter que formó encarando. Nunca ha sido abucheado. Otros sí han pagado por los mismos errores.

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La eliminación en el Mundial del 2002 en Corea-Japón es la primera escena que viene a la mente. Así como fue protagonista en el último partido ante Estados Unidos por marcar el gol de la victoria, lo fue cuando ambos equipos se encontraron en los octavos de final de esa Copa del Mundo. México caía 2-0 y al 88' en una de las derrotas más dolorosas y desesperantes en la historia del futbol mexicano, Márquez le dio un cabezazo a Cobi Jones que mereció la expulsión y un recuerdo imborrable para los fanáticos contrarios que ya lo tenían en la mira. Han pasado 15 años y Márquez confesó a ESPN que no se arrepiente: "Fue quizá uno de los peores momentos que pasé en la Selección Nacional pero no me arrepiento en lo más mínimo, fue por desesperación, el que no me gusta perder, pero eso formó mi carácter, así soy yo y así me he ganado el respeto de mucha gente".

Esa era apenas su primera Copa del Mundo, pero ya tenía un antecedente como capitán del representativo juvenil en el Mundial Sub 20 de Nigeria en 1999. México ganaba 4 a 1 a Argentina en octavos de final, en uno de las más grandes triunfos en la historia del futbol juvenil mexicano hasta ese momento. Ya en tiempo de compensación, Márquez se ganó la segunda amonestación y la tarjeta roja, cuando buscó hacer tiempo en un saque de banda. La suspensión de Rafa, para no jugar los cuartos de final contra Japón los cuartos de final, fue clave en la eliminación de México.

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Previo a su segundo Mundial, en esa Copa Confederaciones 2005 que se mantiene como uno de los recuerdos más gratos de la Selección Mexicana, La Volpe guió a un equipo que contaba con Jared Borgetti, Oswaldo Sánchez, Pavel Pardo, Antonio Naelson y Carlos Salcido, Rafael volvió a ser presa de ese estigma de las tarjetas. Enfrentaron a Argentina en semifinales, sin goles y con un hombre más, se vino un contragolpe claro de Argentina que amenazaba con eliminar a México en tiempo de compensación, Rafa tuvo que frenarlo con una falta por detrás sobre Pablo Aimar que le costó la roja directa. Los tiempos extra se jugaron sin él, y México fue eliminado de la competencia en penales.

En 2009, Columbus fue el lugar de la pelea… y la derrota. Otra vez Estados Unidos, otra vez Rafael Márquez. La tormenta dejó un campo complicado y el líder los abandonó en el momento de mayor necesidad; México perdía por un gol, buscaba la forma de involucrarse al partido, hasta que el defensa metió una plancha contra el arquero Tim Howard. Cero tolerancia, tarjeta roja para el referente y al borde del silbatazo final, un gol de Bradley selló la derrota.

"Siempre sucede con la Selección, mi temperamento, mis deseos siempre de ganar y no saber qué hacer". Rafael pidió disculpas, lo hizo en el vestidor y frente al micrófono, a la afición y a su país. Las críticas fueron severas por su irresponsabilidad, algunas voces pidieron el cambio de gafete.

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Y están sus incidentes en la MLS cuando le lanzó un balonazo a Landon Donovan en 2011 para irse expulsado. O en 2014, cuando el León, en octavos de final, vivía el sueño de la Copa Libertadores, pero el partido se terminaba y los esmeraldas no lograban anotar el gol que les diera el pase en la eliminatoria contra el Bolívar. En medio de la desesperación, Rafa dejó una plancha innecesaria y se fue expulsado.

"Una vez más me equivoqué y he perdido una batalla en contra de mi desesperación, asumo las consecuencias y sobre todo las críticas", tuiteó Rafa luego de aquella expulsión con el León.

El motivo de repasar todo este historial de tarjetas y exabruptos, es que se puede acusar a Rafael Márquez de perder la ecuanimidad en momentos clave, a veces con justificación y a veces sin ella. Pero de lo que nunca nadie había podido acusar a Rafa es de tramposo. Nunca se valió de ventajas injustas o artificiales, nunca buscó un atajo para conseguir sus objetivos y cumplir sus metas. Por eso es que cuesta tanto trabajo entender las razones por las que se le ha puesto en una lista de lavadores de dinero. Aún en sus peores momentos, ese no es el Rafa Márquez que todos conocemos. Se le podrá acusar de equivocarse, pero nunca de actuar con dolo o mala intención.

El "Kaiser" ha sido expulsado con cada camiseta de clubes que ha vestido, pero en todos esos clubes, sus compañeros hablan de él con respeto, de alguien que instruye dentro y fuera de la cancha. La edad, su trayectoria y el ánimo que contagia entre aliento y correcciones le han dado un sitio privilegiado en la historia del futbol mexicano.

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La Selección ha tratado de encontrar en Héctor Moreno al sucesor de Márquez y aunque se ha convertido en líder en los momentos apremiantes, la comparación está siempre, no satisface completamente. Hace un par de días, Héctor llegó a Roma para jugar con su nuevo equipo, en entrevista para ellos reconoció lo que ha significado en su trayectoria: "De niño mi ídolo era mi padre, luego mi jugador a seguir era Rafa Marquez. Me siento afortunado por haber jugado con él". Diego Reyes, titular en la central, también lo ve como inspiración "Me tocó verlo jugar cuando era niño y ahora tengo la fortuna de compartir vestidor con él".

A pesar de esa volatilidad en momentos clave, Rafa nunca perdió un ápice de jerarquía ni de estatura moral. Y él asumió la responsabilidad cada vez que fue necesario, e incluso cuando no era necesario. Rafa se tomó la atribución de llevar el liderazgo para unir a los futbolistas profesionales de México alrededor de un asociación que velara por sus derechos en un tema que en el pasado había resultado tóxico, que ya antes había sido quemante para futbolistas de amplia jerarquía. Rafa, como esos otros futbolistas de gran jerarquía, estaba más allá del bien y el mal. Podía pasar por alto esa lucha y simplemente seguir adelante, pero no, Rafa usó todo su capital moral para asumir la responsabilidad de dejar un legado que fuera para los demás, ya no solo para él. Arriesgó ese capital moral para construir algo que le quedara a todos los futbolistas de México. Eso no lo hace alguien que tiene cola que le pisen. Por eso es que no se pierde la esperanza de que todos nos despertemos de esta horrible pesadilla.

En marzo, Rafael Márquez cumplió dos décadas como seleccionado nacional. En un video, técnicos y compañeros, como Ricardo La Volpe, Frank Rijkaard, Bora Milutinovic (responsable de su debut), Ronaldinho, Pavel Pardo, Oswaldo Sánchez, Xavi Hernández, Deco, Thierry Henry, destacaron sus cualidades como jugador y persona.

"Estoy pensando en que Rafa Márquez levante la Copa del Mundo", dijo Miguel Herrera antes del desastre ante Holanda en el Mundial de Brasil. Él era su confianza en un duelo que pudo ser histórico. Ese día, el "Kaiser" cometió la falta sobre Robben, la de la obsesión mexicana que "no era penal". Dijo que no lo tocó y lo acusó de actuar la caída. La historia fue la misma, México perdió y quedó eliminado antes de jugar el quinto partido.

Márquez permanece en el futbol porque ansía jugar su quinta Copa del Mundo. A menos de un año de Rusia, nunca había sido tan urgente para el equipo encontrar un reemplazo porque su situación es incierta. El lugar de guía que nadie ha asumido con éxito está vacante.