El opuesto del embrujo: una charla con Juana Molina

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Música

El opuesto del embrujo: una charla con Juana Molina

Previo a su presentación en Ciudad de México, platicamos con la argentina, quien estrenó uno de los discos más hechizantes de su carrera en mayo pasado.

Con frecuencia se confunde la multiplicidad de formas con la ausencia de precisión, pero si vemos con detenimiento nos daremos cuenta que las ambigüedades, el cambio y el vértigo, son parte de un corpus claro e inherente al ser humano. Ahí donde yace la oscuridad más cerrada, también se gesta un opuesto polimorfo y luminoso.

Pienso mucho en esto cuando escucho los discos de Juana Molina, los cuales poseen una ligereza y sencillez que no se pierde nunca, así se vuelvan intrincados y personalísimos, o densos y misteriosos.

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Cuando le pones play a su más reciente disco, Halo, lanzado hace unos meses, entras en esa bruma espesa y seductora en la que a través de sus canciones uno puede bailar sintiéndose bruja, o escuchar calladamente de forma suave, sabiendo que no hay mucho que explicar. "Paraguaya", su primer track, es una canción que imanta de inmediato. Una prueba:

"Quemarás la ruda, prepararás la poción, y en noche de luna repetirás la oración: 'Linda luna que ahí con tu luz iluminas el brebaje, a ti te invoco, ayúdame a conseguir lo que he pedido".

Para muchos, Halo es uno de los picos más sólidos en la carrera discográfica de la cantante argentina, quien a sus 55 años posee una consistencia musical y letrística que empata a la perfección con su sobriedad, dentro y fuera del escenario.

Con pretexto de los nuevos hechizos y la kilométrica gira que parece llevar a cuestas, platicamos con Juana Molina, quien es afable al teléfono en dosis precisas, sucinta y directa en extremo. Una maga clara y abierta, que sabe charlar bien a fondo del misterio sin revelarlo. Es más, que te dice que no hay tal. Y sin embargo…

Noisey: Tiene relativamente poco que salió Halo, un disco que has tocado bastante en vivo. ¿Ha cambiado la percepción de algunas piezas ahora que lo has estado presentando en vivo?
Juana: No tanto, y no sé por qué. Sólo hay una canción que cambió y que no hemos tocado en vivo ("Los pies helados"). Primero, porque habían muchas canciones nuevas, creía que el set debía tener un poco de todo. Cambian las canciones muy poco en la estructura, realmente, para que se enlacen bien, pero ningún cambio de forma sustancial.

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Hemos tenido oportunidad de verte en vivo, y percibimos que hay oportunidad para el humor, para gozar los sonidos, pero también de concentrarse y dar una buena ejecución con hilo conductor. ¿Qué tanto permea la energía del público en el resultado en vivo?, ¿hay que estarse moviendo para que el show no sea el mismo?, ¿o es más práctico estarse repitiendo?
Yo creo que un ingrediente básico y fundamental para esta etapa es que el público esté de pie. Es mucho más fácil llevar un show adelante cuando la gente está parada: ya tienen otra actitud. Hace poco hicimos uno con el público sentado, y si bien fue un show lindísimo, es una diferencia. Cuando uno se tira a una butaca tiene otra actitud, como más haragana. Y cuando están de pie hacen que todo sea más enérgico, más arriba…¡más liviano!

Y también sucede arriba del escenario, tocar de pie es cansado, te exige: 'acá me duele el hombro con la correa de la guitarra, acá me duele la muñeca'. Es un aprendizaje. Y claro, yo que toqué varios años sentada… pero eso ya cambió, y mi actitud en el escenario también. Con la gente es igual: sentados vamos todos en una carreta y yo voy llevando la carreta. ¡Con el público parado vamos todos en avión!

Me gusta pensar que eres algo así como una cantautora que va a la contra, que le gusta jugar al revés de como marcan las líneas de la obviedad. Pero también percibo algo sencillo, o clásico poro decirlo de alguna manera…
Yo no creo que juegue a la contra, juego de la manera que me parece que hay que jugar y resulta que es al revés. Pero no es intencional. Las cosas van de determinada manera y de pronto todo tiene sentido, algo como 'ah, esto era así, ¡claro!'. No es casualidad tampoco, va todo dirigido de manera consciente.

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Creo que hay ambigüedad, me agrada que no haya nada que explicar pero que no sea claro de cierta manera. ¿Hubo alguna intención de que tus canciones registraran ese nivel de ambigüedad para que anduvieran, digamos, un poco más libres?
Es que yo no pretendí nada a priori, quedaron bastante canciones afuera, por ejemplo, que por la estructura del disco no encajaban, volvían a pasar y había unas que nunca les llegaba el momento. Había tres que quedaron fuera que me gustaban mucho, una fue para la edición japonesa ("Vagos lagos").

A mí lo que me gustaría hacer es un disco bailable la próxima vez, que nadie me reconozca, que digan 'no, esa no puede ser Juana Molina'.

Además que has dicho que te gustaría hacer un disco sin palabras…
Eso, además. Es una idea porque particularmente la salida de este disco se retrasó, ya que no había terminado las letras. La música había quedado hacía mil años. ¿Las letras? No sé, no me salía nada. Porque la parte que a mí me gusta la termino más rápido. Las letras es otro proceso.

¿Cuando es que te sientes lista para salir de tu casa y de pronto regalarnos entrevistas, disco, conciertos y todas estas cosas hermosas?
No lo decido yo; salir de gira y tal me lo arregla el sello y el manager, y yo me tengo que adaptar, más o menos, conciliando, a las cosas que me proponen. Pero me gusta, tocar en vivo es lindo, me gusta más ir de gira en auto por ejemplo, se me hace muy pesado cuando hay distancias largas y no se pueden recorrer en auto.

Juana Molina se presenta el próximo jueves 21 de septiembre en Sala, en la colonia Roma de CDMX. Para más información, dale click aquí.